La política tiene solución
“¿Pensabas que no iba a cumplir? No, compañerito; yo soy un hombre de palabra”, me dijo Porfirio Muñoz Ledo en marzo de 2006. Estábamos en el pequeño teatro de la facultad de derecho de la Universidad Autónoma de Chihuahua, a donde lo invité a dar una plática sobre la situación política del país de ese entonces. ¡Y claro que pensaba que don Porfirio no iba a llegar, pues ya había pasado más de una hora y media de la hora pactada y no sabíamos si se aparecería!
El auditorio estaba expectante, había decenas de estudiantes afuera esperando que alguien dejara su asiento por la larga espera. Cosa que no sucedió pues todos prefirieron soportar el calor y perder alguna clase que dejar de escuchar al afamado y siempre polémico político.
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Me tocaba el turno de presentar a Porfirio Alejandro Muñoz Ledo y Lazo de la Vega, quien dirigió el PRI y el PRD, que fuera dos veces secretario de Estado, representante de México ante la ONU y la Unión Europea, candidato presidencial, senador y diputado.
Muñoz Ledo tomó el micrófono para usar la elocuencia y buen oratoria que lo ha hecho trascender por más de 50 años en la política mexicana: “La política se ha desvanecido, se ha apartado de sus principios. La solución a nuestros problemas no consiste en negar la política, sino en mejorarla”, comenzaba su discurso.
Necesitamos que la sangre nueva se una a la política. Una sociedad tiene una mejor política cuando consigue que su mejor gente se involucre en ella, y tiene una peor política cuando los más valiosos le dan la espalda”.
Sinceramente, no recuerdo lo suficiente para citar más de aquel discurso. Sin embargo, fueron esas palabras suficientes para ver a Porfirio Muñoz Ledo como un joven en el cuerpo de un adulto mayor, que luego de tanto transitar por los canales oscuros, arriesgados y expuestos de la política mexicana, aún le existía esa llama por llamar a la gente a reivindicar y mejorar la política, a partir de la educación y la refundación del país.