El “Chapo” controla un ejército de sicarios, secuestradores, extorsionadores, niños y adolescentes “halcones”, policías corruptos, así como jueces y políticos en prácticamente todos los puestos. El poderío de Guzmán pareciera no tener fin, a pesar de que sus días terminarán en una pequeña celda e incluso con problemas mentales que refieren sus abogados.
La edificación de su reinado en los bajos mundos de las drogas prevalece con el liderazgo de Ismael “El Mayo” Zambada, quien, con un perfil bajo, sigue generando una riqueza incalculable para el cártel de Sinaloa, sin dejar a un lado a sus socios, Iván Archivaldo y Alfredo Guzmán, hijos del “Chapo”, conocidos como "Los Chapitos".
¿Cómo fue que un humilde e inculto sembrador de amapolas se convertiría en el capo más grande del mundo? La respuesta podría tener tres siglas: P.A.N. La responsabilidad de los gobiernos de Vicente Fox y de Felipe Calderón en cuanto al crecimiento como espuma de Guzmán Loera es evidente.

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En la era Fox, Guzmán salió de prisión, fugándose entre sábanas sucias, a través de un operativo corrupto que tuvo a varios responsables en prisión y otros han sido asesinados. A partir de ahí, la relación del narcotraficante con los gobiernos panistas llamó poderosamente la atención a periodistas incluso de otras partes del mundo.
En ese entonces el jefe de jefes era Juan José “El Azul” Esparragoza, quien al morir dejó en manos de Zambada y Guzmán el negocio del cártel.