La desaceleración global, que ya es una realidad, pone un obstáculo adicional.
El paquete de reactivación económica de 485,000 millones de pesos anunciado por el secretario de Hacienda, Arturo Herrera, quiere mandar un mensaje de que el gobierno tiene capacidad de reacción rápida y que está decidido a poner punto final al subejercicio del gasto. Es una de las iniciativas para restablecer la confianza.
Era fundamental que la política de gasto rompiera el ciclo de recortes y un fundamentalismo cuentachile que parecía salido del manual de los republicanos estadounidenses. Pero la economía mexicana tiene otros frenos que deben ser atendidos.
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Hay toda una línea de iniciativas de reactivación de la confianza que pasan por la oficina de Alfonso Romo, como cuenta Expansión en su portada de agosto “El efecto Romo”. La administración que promueve un discurso revolucionario, el nacionalismo y el voluntarismo económico, pero estos adjetivos quedan automáticamente suspendidos cuando el jefe de la Oficina de la Presidencia, amigo verdadero de López Obrador, defiende el libre mercado, el fracking, el aeropuerto de la Ciudad de México o los organismos genéticamente modificados en la agricultura.
Quienes afirman que su rol es simbólico, lo hacen desde el desconocimiento. La oficina de Romo cumple un rol estratégico a diario para abrir al gobierno otros puntos de vista. Su existencia es infinitamente preferible, consideran muchos empresarios con los que he conversado, a que no estuviera".