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¿De dónde saldrá el crecimiento?

El gobierno dará más confianza si explica cuál es su modelo para crecer la economía, considera Alberto Bello.
jue 04 julio 2019 10:52 AM

Los mapas son herramientas imprescindibles para conocer el rumbo, llegar antes a nuestro destino o entender nuestro lugar en el mundo. México se explica en gran medida por su ubicación entre dos océanos, con la primera potencia mundial al norte, con Centro América al sur; por sus desiertos y ríos, sus centros urbanos y sus zonas despobladas. Los mapas dan certeza, permiten entender y planear.

El gobierno de Andrés Manuel López Obrador está siendo muy exitoso en sus avances. En su discurso del 1 de julio dio una rendición de cuentas optimista por haber salvado muchos obstáculos. Ha logrado cumplir 78 de sus promesas de campaña. Prometió cancelar el aeropuerto de Texcoco y lo canceló. Dijo que iba a contener la inflación y a ser disciplinado en el gasto y lo hizo. Gusten o no estas iniciativas, debe ser motivo de celebración para sus votantes que su candidato, en tan poco tiempo, haya logrado hacer realidad tantas promesas.

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Lo que nos sigue debiendo es el mapa.

Las promesas por sí mismas no construyen país. Un presidente no muy lejano construyó su campaña presidencial sobre sus promesas cumplidas en su etapa de gobernador, todas cumplidas. Hoy recordamos a Enrique Peña Nieto como el presidente que alcanzaba compromisos pero que salió del gobierno con la más baja popularidad de la historia reciente, un crecimiento mediocre, una violencia desatada y una percepción de corrupción indecente.

Los compromisos cumplidos no garantizan el éxito y a veces pueden ser el camino más corto hacia el desastre. La responsabilidad de gobierno implica otras decisiones, una sensibilidad despierta y la capacidad de adaptación al terreno.

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Recuperar la confianza

El presidente conoce el mapa de México como pocos. Ha recorrido todos los municipios. También sabe a dónde quiere llegar: a un país sin pobreza, sin violencia y sin corrupción.

Lo que no ha explicado nadie del gabinete es cómo estos logros crean riqueza sostenible en el largo plazo, y eso tiene nerviosos a los economistas, a las empresas que crean empleo y a las familias que deben gastar. Al diagnóstico le faltan números, análisis y propuestas explicadas sobre cómo superarlas. Un modelo de desarrollo transparente que explique los compromisos presidenciales y sus logros anunciados dentro de una lógica económica.

OPINIÓN: ¿Cómo está la economía de México a un año de las elecciones?

Por ejemplo, el gobierno podría decir y no dice que las transferencias de recursos a los más pobres tendrán un efecto multiplicador en el crecimiento porque las familias van a comprar bienes duraderos por primera vez. En lugar de cosas así, el presidente promete crecimientos del 4% basados en “ya lo verán”.

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Ese hueco se enfrenta a una realidad que arroja cifras preocupantes. Los economistas nos sorprenden cada día con nuevas rebajas a las perspectivas de crecimiento. Pocos son los optimistas que esperan cerrar este año por encima del 1%. Varios alertan de una posible recesión.

Muchas empresas nacionales y extranjeras están recortando sus gastos y aplazan sus decisiones estratégicas de inversión “hasta que haya más claridad”. La confianza del consumidor de la que depende que crezca el comercio interno cerró 23% arriba de hace un año a la cifra de mayo, según el INEGI.

¿Quién es el economista en jefe?

La salida del gobierno de Gerardo Esquivel, hoy consejero del Banco de México, quien jugara a ideólogo económico del candidato Andrés Manuel López Obrador, dejó un espacio que debe ser ocupado urgentemente con un equipo con credibilidad ante los medios académicos y de análisis político y económico nacionales e internacionales.

Porque estaríamos más tranquilos si alguien nos explicara cuál es el modelo de crecimiento económico que sustenta en el largo plazo las decisiones gubernamentales y con el que vamos a llegar al 4% anual a finales del sexenio.

Hay modelos de micro y de macro, institucionalistas, neoclásicos, neokeynesianos, mixtos, del crecimiento regional, teorías de la dependencia, postdesarrollistas... Por qué no definir un mapa que marque indicadores clave, objetivos y pasos para lograrlo, con más sensatez que ese coctel que es el Plan Nacional de Desarrollo. Así sabremos a qué atenernos.

El presidente pide fe en su mayor promesa incumplida, la del crecimiento. La falta de confianza de unos y otros nos dice que sería muy positivo que nos explicara cuál es para que otros, esos que llama sus “adversarios” no lo hagan por él. Han pasado pocos meses. Hay tiempo de sobra, cada día que pasa, un día menos.

Nota del editor: Alberto Bello es director de Hard News de Grupo Expansión.
* Originalmente se publicó en esta columna que la confianza del consumidor en mayo cerró por debajo de la cifra del mismo mes del año pasado, cuando en realidad fue positiva, y se hizo la precisión.

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