“Tienen una presión por ser agentes de ventas de los medicamentos que se dan en las farmacias, es decir, básicamente el personal de salud aun cuando tuviera capacidades intelectuales, desde luego las tienen, pero de formación son recientemente graduados, trabajan ahí, pero están bajo presión porque tienen que hacer recetas de múltiples medicamentos porque ese es el interés principal, no es dar consultas, no es resolver un problema de salud”, destacó.
Alertó que para la mayoría de estas farmacias, lo ideal es que los pacientes salgan con recetas de hasta ocho medicamentos prescritos, pero "no son correctamente indicados”.
Pese a que su operación no es correcta, señaló que no se les puede cancelar de “tajo” debido a que no existe la oferta de atención para los pacientes.
"En este momento con este desmantelamiento que hubo no hay una oferta suficiente, no hay cantidad suficiente de médicas y médicos o de instalaciones físicas, de consultorios, de centros de salud, por eso los estamos recuperando", comentó.
Lo que sí se puede hacer, comentó, es implementar una regulación más estricta a estos consultorios particulares que ofrecen consultas a bajo costo o incluso de forma gratuita.
“Es muy probable que esa fase de transición implique regular de manera más estricta, parte de la corrupción, parte del desmantelamiento fue el uso discrecional de las agencias de regulación en el caso nuestro Cofepris, para dar permisos a diestra y siniestra y permitir estas operaciones que son de muy baja calidad”, destacó.