Algunos pacientes le confiesan que no acuden a hospitales públicos por temor a morir allí solos.
"Llegan a un estado de gravedad que ya exige hospitalización, pero se esperan hasta el último minuto por miedo a no salir", relata Montaño.
En estos lugares, una consulta cuesta de 35 a 100 pesos, frente a 200 o 500 en clínicas o centros médicos más grandes.
México, con 126 millones de habitantes, es el tercer país más enlutado por la pandemia en números absolutos, con 168,000 decesos.
Urgen vacunas
Al igual que sus colegas de instituciones públicas, Montaño carga con el estrés de esta lucha.
"No duermes porque (...) pacientes COVID te pueden marcar a cualquier hora de la noche. El agotamiento físico es muy fuerte", dice.
Estos médicos por lo pronto esperan que el gobierno los incluya en la primera fase de vacunación contra el virus.
"La Secretaría de Salud no ha volteado a ver el riesgo que corremos", alerta el presidente de Unifacc, aunque el gobierno asegura que está elaborando un censo para inmunizar a esos trabajadores.
Desde que comenzó la campaña el 24 de diciembre, han sido aplicadas unas 718,000 dosis.
"No rechazo la consulta, pero necesito vacunarme para poder seguir trabajando sin arriesgar a mi familia", afirma Montaño, cerca de que se cumpla un año de que el COVID-19 llegó a México.