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Nueva Corte abre oportunidad para justicia indígena; "es paso a paso", dicen expertos

El máximo tribunal, con Hugo Aguilar a la cabeza, tiene asuntos pendientes relacionados con la protección de comunidades indígenas, medio ambiente y zonas arqueológicas.
jue 04 septiembre 2025 11:59 PM
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Uno de los casos que deberá resolver la nueva Corte es un litigio contra el INAH por no emitir una declaratoria de monumentos arqueológicos para la zona prehispánica de Guiengola, en Oaxaca.

La llegada de Hugo Aguilar Ortiz como presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) abre la posibilidad de que se resuelvan casos judiciales pendientes relacionados con comunidades indígenas, como litigios por agua, división territorial, protección cultural y zonas arqueológicas.

La expectativa por parte de las comunidades es alta. Sin embargo, especialistas advierten que, responder a los pueblos originarios que buscan justicia implicará todo un viraje no solo en el sistema de justicia, sino también en los gobiernos, pues es frecuente que estos desacaten sentencias que favorecen los derechos indígenas.

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Si bien la llegada del ministro Aguilar, de origen indígena, es relevante para atender la demanda de justicia de pueblos y comunidades indígenas y afromexicanos, coinciden los expertos, se requerirá mucho más que la emisión de sentencias a favor de esas comunidades.

Subrayan que será indispensable la emisión de criterios jurídicos, el establecimiento de nuevas políticas públicas, continuidad cuando Aguilar concluya su presidencia, dentro de dos años, y voluntad por parte de las autoridades, muchas veces omisas en respetar órdenes judiciales.

Para Tomás López Sarabia, presidente de la asociación civil Centro Profesional Indígena de Asesoría, Defensa y Traducción (CEPIADET), es necesario cuidar la expectativa -o el discurso- de que habrá una transformación estructural inmediata por el hecho de que un abogado indígena preside la Corte.

Eso es paso a paso. El tiempo que tiene (Aguilar) pues es corto, es poco, la expectativa es muy alta y esperemos que pues puedan cumplir con ésta”.
Tomás López Sarabia, defensor indígena.

López Sarabia sostiene que la tarea de garantizar justicia a las comunidades indígenas también se dificulta porque existe una invisibilización estructural de sus derechos y, para muestra, recuerda que la Reforma Judicial no incluyó específicamente a dicha población.

No obstante, confía que la presidencia de Aguilar en la Corte derive en políticas y acciones que reviertan el "proceso histórico" de discriminación y exclusión de los pueblos indígenas en el sistema de justicia.

"Pero del 100% de asuntos que se tramitan a nivel nacional, el 80% lo tienen los poderes judiciales de los estados y únicamente el 20% se tramitan aproximadamente ante el Poder Judicial Federal (PJF)", observa.

En contraste, la magistrada numeraria del Tribunal Superior Agrario (TSA) y abogada nahua del Estado de Puebla, Larisa Ortiz Quintero, considera que la nueva Corte, con el ministro Aguilar al frente, es garantía de una pronta transformación de la justicia en el país.

"Yo pensaría que para todos y para todas, pero particularmente para los pueblos indígenas. No porque se trate del cambio de una persona, sino porque la protección de pueblos y comunidades indígenas ha ido en evolución”, sostiene.

Los casos que litigan las comunidades indígenas en defensa de derechos colectivos son generalmente de dos tipos: contra empresas y contra el Estado mexicano, a través de sus instituciones; estos últimos, por incumplimiento de servicios, por ejemplo, agua, salud y educación.

Justicia de 'papel' y desacatos

La oportunidad de justicia también implica hacer exigibles sentencias del pasado, de acuerdo con juristas especializados.

Existen resoluciones emitidas por juzgados, o la misma SCJN, que son favorables a comunidades indígenas, pero autoridades y gobiernos no acatan los fallos, por lo que el incumplimiento se prolonga por años e incluso décadas.

De ahí que se requieren mecanismos de cumplimiento, enfatizan.

Algunas sentencias ordenan proteger sus entornos del daño medioambiental, el saqueo y la explotación de recursos, pero en muchos de los casos la justicia queda en papel.

Está el caso de la protección de ríos en comunidades de Oaxaca.

La organización Litigio Estratégico Indígena, que lidera Carlos Morales, junto con el Colegio de Abogados de Tuxtepec y Abogados por la Justicia y el Derecho, ganaron juicios de amparo, pero eso no ha cambiado la realidad para los poblados indígenas.

Estas organizaciones se reunieron en julio con el entonces candidato a ministro, Hugo Aguilar, para solicitar un mecanismo que obligue al cumplimiento de las sentencias, pues de lo contrario los derechos indígenas no podrán ejercerse.

También le propusieron la creación de un protocolo para dar seguimiento a la ejecución de sentencias de amparo en materia ambiental, a fin de que se concrete su cumplimiento efectivo.

Es el caso de los amparos ganados para proteger los ríos Atoyac, Salado, Guigu Guii, De los Perros, Mixteco, La Arena y Papaloapan, en litigios promovidos y ganados a favor de pueblos indígenas para ordenar a las autoridades su rescate.

López Sarabia advierte que el desacato a las órdenes judiciales es un problema general, pero que se acentúa cuando se trata de personas o poblaciones indígenas.

"Ese es un reto para la Corte, pero también es un caso de política pública, y ahí va a valer la pena saber cuál va a ser el criterio, cuáles van a ser las posturas para poder ejecutar estas sentencias”, indica.

¿Por qué hay expectativas con la nueva SCJN?

La magistrada Ortiz Quintero, también catedrática de la Facultad de Derecho de la UNAM, donde imparte la asignatura de Derecho Indígena, recuerda que México registra tres reformas constitucionales en la materia.

La primera en 1992, cuando se modificó el artículo cuarto de la Carta Magna para establecer que México es un país pluricultural basado en la existencia de los pueblos indígenas.

En 2001 se cambió la redacción del artículo segundo constitucional para dar cabida al reconocimiento de los pueblos y derechos fundamentales.

Y en 2024 se reconoció a los pueblos indígenas como sujetos colectivos de derecho, con personalidad jurídica, patrimonio propio y otra serie de derechos fundamentales como el pluralismo jurídico.

"(No solo) se contempló la personalidad jurídica de los pueblos y comunidades indígenas, (sino que) hoy tienen la atribución de poder presentar amparos y otros recursos como las controversias constitucionales”, celebra.

“Lo que toca es justamente la implementación de derechos y que el nuevo Poder Judicial, (...) para ir dando garantía a todos estos derechos ya reconocidos. Ya estamos en un momento de implementación de derechos”, recalca.

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Sin embargo, el Congreso ya está en falta, pues las leyes secundarias sobre derechos de los pueblos indígenas y afromexicanos debieron aprobarse en marzo, mes que venció el plazo -de 180 días- que se estableció en la reforma constitucional en la materia.

Esta reforma y sus leyes secundarias no solo buscan impactar directamente la forma en que se imparte justicia a pueblos y comunidades, sino también que haya presupuesto suficiente para que todos los derechos ahora reconocidos sean exigibles y no lleguen al litigio.

Pero la consejera jurídica de la Presidencia, Ernestina Godoy, informó el 30 de septiembre a la bancada de diputados de Morena que no remitirán esas iniciativas sino hasta el periodo ordinario de febrero de 2026, pues no están listas y todavía deberán someterlas a consulta indígena.

"La iniciativa está ahorita en manos de la Secretaría de Hacienda, que no es menor ¿verdad? Porque pues no puede haber un impacto presupuestal más de lo que ya la Presidenta ordenó: hay ya un recurso que se da directo a las comunidades para que su manejo y no habrá más, afirmó.

Es decir, los derechos quedarán sujetos a lo que se pueda cubrir con el Fondo de Aportaciones para la Infraestructura Social a Pueblos Indígenas y Afromexicanos, de entrega directa para que estos decidan su destino.

¿Qué sigue en materia de justicia indígena?

López Sarabia pone en la mesa los temas de política pública que podrían significar un cambio con el nuevo Poder Judicial: traductores e intérpretes de lenguas indígenas en los juicios; formación en derecho indígena para todos los operadores de justicia; defensoría pública; y criterios para combatir el desacato, entre otros.

"Hemos insistido durante muchísimos años en el tema de los intérpretes y traductores que deben tener todos los que recurren a la justicia", enfatiza el experto.

"Hay casos de éxito, por ejemplo en Oaxaca, cuando se implementó una defensa conjunta entre la d¡Defensoría Pública federal y la Defensoría Pública local, y eso contribuyó justamente a revertir pues esa carga de expedientes que en muchas ocasiones no están atendiéndose de manera oportuna”.

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Otras decisiones requieren estudio, análisis y desarrollo teórico, como fijar criterios con enfoque de derechos humanos y una perspectiva pluricultural.

Para que eso se lleve a la práctica, plantea, también es necesario que los nuevos operadores del sistema se formen ya con el paradigma del pluralismo jurídico, acorde a los convenios internacionales firmados por México.

“Es necesario que los jueces, los secretarios, las juezas, los magistrados, magistradas, cualquier operador del sistema de justicia federal adopte esa forma de juzgar, pues en Oaxaca más del 70% de la población se reconoce indígena y en Yucatán más del 65%", expone.

"Juezas y jueces deberían de tener los elementos mínimos para juzgar con esta perspectiva. Y esto no se hace de la noche a la mañana, sino más bien implica que desde la Escuela Nacional de Formación Judicial puedan diseñarse esos procesos formativos”.

Ortiz Quintero, magistrada agraria, considera necesario establecer salas especializadas para que permee la justicia indígena, como ocurre en Oaxaca.

El Estado de México va por ese camino y, por sentencia judicial, también se abrirán salas de este tipo en Puebla y Chihuahua.

"Eso podría marcar un avance. Ese mecanismo de salas puede coadyuvar a resolver los temas de derecho indígena, que es algo transversal y que, creo, no se ha logrado comprender del todo por los diferentes gobiernos, los tres poderes y de los tres niveles de gobierno”, abunda la académica.

Otros temas relevantes serán fijar criterios de cumplimiento obligatorio, por ejemplo, para impedir el “racismo en general y el racismo judicial en particular”, así como revisar criterios jurisprudenciales en materia agraria.

¿Qué casos pendientes dejó la SCJN en materia indígena?

Los anteriores ministros dejaron en cartera asuntos pendientes relacionados con derechos indígenas.

Entre los expedientes hay temas relacionados con la emisión de criterios sobre derechos de autonomía, libre determinación y autogobierno de pueblos y comunidades; reconocimiento de derechos y cultura de comunidades indígenas y afromexicanas; y consultas indígenas.

Como asunto pendiente destaca, por ejemplo, un litigio contra el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) por no emitir la declaratoria de zona de monumentos arqueológicos a la zona prehispánica de Guiengola, Oaxaca, lo que obligaría al Estado a proteger y conservar el patrimonio cultural de la Nación.

Desde 2011 se incluyó en el Catálogo Nacional de Monumentos Arqueológicos, pero de acuerdo con la comunidad, representada por Litigio Estratégico Indígena, sin declaratoria formal el sitio está desprotegido, en riesgo de invasión y de resultar dañado por el megaproyecto del Corredor del Istmo de Tehuantepec.

El caso se atrajo a la SCJN –como propuso la exministra Margarita Ríos Farjat-, pero quedó sin sentencia y, conforme a su planteamiento, sentaría las bases para establecer esa responsabilidad del Estado, así como un pronunciamiento sobre el amparo indirecto como mecanismo de tutela para proteger las zonas de monumentos arqueológicos y la cultura e identidad indígenas.

También quedó pendiente un debate sobre la consulta indígena por el caso de la línea de transmisión “Central fotovolcaica Puerto Peñasco-Golfo de Santa Clara Cucapah”, en el que se argumenta que se consultó a quienes no tienen reconocimiento en ese caso.

El sexenio pasado, el ministro presidente de la Corte, Hugo Aguilar, fue responsable de operar las consultas indígenas que hicieron posible la construcción del Tren Maya, el Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec y el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles.

En el primer caso, pobladores inconformes denunciaron haber sido excluidos, presionados o ser “consultados” sin información verídica; tras revisar el caso, la oficina en México del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos aseguró que la consulta no cumplió con los estándares internacionales de derechos humanos.

La palabra del ministro Aguilar estará a prueba, pues en campaña y al tomar posesión del cargo prometió atender a los pueblos y velar por los intereses de las comunidades indígenas.

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