El 63.5% de las y los menores en tránsito por México sale de casa acompañado, pero solo el 32.4% llega a la frontera con alguien a su lado. De quienes viajan con alguien, 57% lo hace con familiares extendidos o hermanos.
Ser niño, niña o adolescente y estar en movilidad en un país como México es sinónimo de una vulnerabilidad total, en especial para aquellos que viajan solos, sostuvo Ángeles Camacho, coordinadora nacional de Respuesta Humanitaria en Save The Children.
“Es en estos últimos donde vemos una de las expresiones más graves de desprotección infantil: niñas, niños y adolescentes expuestos al reclutamiento forzado, a redes de trata, a explotación sexual o laboral, a detenciones prolongadas y a institucionalización”, afirmó.
El endurecimiento del trato a las y los migrantes junto a la militarización de la frontera en México para contener el paso hacia Estados Unidos, en especial de personas de Centroamérica y El Caribe, no ha frenado la migración pero sí ha provocado que las personas en tránsito deban exponerse a mayores riesgos.
“El aumento de retenes y reforzamiento de agentes del Instituto Nacional de Migración así como la militarización de la frontera y el endurecimiento de los controles migratorios mexicanos más que detener la migración solo la precariza.
“Para evitar estos retenes y ser repatriados al sur del país como Tabasco y Chiapas, recurren a rutas irregulares por zonas inseguras, contratación de guías, polleros, coyotes. Esto aumenta todavía más el riesgo de secuestro, de extorsión, de trata”, explicó la investigadora Eugenia Morales.