“Quiero llegar a la Corte para contribuir a una justicia más rápida y accesible”
Con una carrera judicial de dos décadas, Jazmín Bonilla García es una de las 33 candidatas que buscan llegar a la SCJN, de las cuales se elegirán solamente cinco.
La magistrada busca demostrar que, con las reglas que impuso el INE, puede competir en la elección judicial y "abrirle paso" a las futuras generaciones de personas juzgadoras.
Yared de la Rosa
Jazmín Bonilla García es la única candidata a ministra que logró ser elegida por los comités de evaluación de los tres Poder de la Unión; ahora compite con 32 mujeres más para lograr un lugar en el máximo tribunal de justicia.
La candidata tiene una carrera judicial de dos décadas. Inició como oficial administrativa y ascendió a secretaría de tribunal, secretaria de juzgado y finalmente magistrada de circuito, su cargo actual. También trabajó en la ponencia del ministro Javier Laynez Potisek.
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Quiere ser ministra, cuenta a Expansión Política, porque cree que, desde ahí, puede impactar positivamente la justicia de todo el país y abonar a la resolución de casos de manera más expedita.
"Los expedientes que se integran en el Poder Judicial no son números ni papales, sino son personas que esperan justicia", sentencia Bonilla.
“He venido ayudando por casi 21 años, he venido ayudando a personas en cada caso concreto a través de las sentencias que hago, pero en la Suprema Corte se puede impactar en todo el país. Las resoluciones que emite la Suprema Corte impactan en todo el país y pareciera una redundancia, pero quiero hacer que la justicia sea justa, sea justa para las personas".
@jazminbonillamx Soy Jazmín Bonilla, candidata a Ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. En los próximos días recorreré el país para que me conozcas, para que sepas cómo es que planeo acercar la justicia a la ciudadanía. Trabajemos de la mano jueces, juezas y ciudadanía. Por una justicia nueva, por una justicia cercana, por una justicia que transforma.
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¿Quién es Jazmín Bonilla?
Jazmín Bonilla es una mujer como muchas en México, que ha estudiado, ha trabajado; nací en una casa como la de la mayoría de los mexicanos: en la cultura del esfuerzo y del trabajo.
Mi papá era mecánico, que no acabó la primaria. Mi mamá es comerciante y tampoco tuvo una carrera en licenciatura; crecí en esa cultura del esfuerzo entre mecánicos, aceite, tuercas. Toda mi vida dediqué grandes esfuerzos a los estudios, porque sabía el trabajo que les estaba costando a mis papás.
Hasta que decidí ser abogada; entré a la universidad becada, porque para mis papás era difícil pagar la universidad en la que yo quería estudiar en esos momentos por las condiciones estudiantiles que estaban en la época.
De chiquita me preguntaba qué quería ser y nunca dije: veterinaria, astronauta, sino siempre dije abogada. Decidí y estudié la carrera que quise y decidí entrar al Poder Judicial; ha sido mi único trabajo, solo he trabajado en el Poder Judicial de la Federación. Le he dedicado completamente mi vida a la carrera judicial, porque desde ese lugar fue donde yo sabía que iba a poder satisfacer este ánimo de impartir justicia.
¿Por qué quiere ser ministra de la Suprema Corte?
Quiero ser ministra, primero porque (llevo) toda una vida profesional preparándome para ello. Segundo, porque conozco las necesidades de las personas. Yo he vivido injusticias, mi familia lo ha vivido y en mi trayectoria he visto cómo las personas necesitan, demandan justicia.
Las personas se quejan de que no las atienden en los hospitales, de que no reciben medicamentos, de que hay corrupción en las fiscalías, de que alguien tiene que intervenir para eliminar (...) inseguridad, corrupción, y a través de mis sentencias puedo ayudar a esas personas.
¿Cuáles son sus fortalezas y debilidades frente a las otras candidatas?
Creo que mis principales fortalezas son la experiencia que tengo en el Poder Judicial, sé cómo se hace una sentencia, sé cómo se integra un juicio, porque muchas veces se piensa que los juicios ya llegan listos y armados para resolverlos y no, los juicios hay que irlos armando, como si fueran piezas de rompecabezas.
Es ir armando el expediente para que esté listo para resolverse. Yo sé cómo hacerlo, porque tengo experiencia tanto armando expedientes como proponiendo sentencias. Esa experiencia estoy convencida que ayuda muchísimo a la gestión de justicia.
Segundo, conozco las enormes, grandes áreas de oportunidad del Poder Judicial de la Federación. Conozco cómo funcionan, sé cuáles son sus virtudes y también sé cuáles son sus debilidades. Llevo bastantes años impulsando desde adentro del Poder Judicial de la Federación aspectos que benefician la impartición de justicia.
¿Cómo ganar un lugar de los cinco que están disponibles para la Suprema Corte solo para las mujeres, cuando vemos a contendientes que han acaparado los reflectores?
El trabajo no ha sido fácil y no creo que sea fácil. Es, en principio, luchar contra la línea del tiempo. Tenemos 60 días para que las personas nos conozcan en lo individual, porque además existe esta razón de: ‘quiero saber quién eres y de dónde vienes’.
También estoy convencida de que en la actualidad la sociedad nos juzga a las personas juzgadoras no solo por nuestra eficiencia, sino por nuestro recto actuar de vida ¿Quiénes somos? ¿Qué hacemos? Un poco el dime quién eres, qué has hecho, qué tan limpia estás. Porque un hecho importante es el clamor de que eliminemos la corrupción.
Entonces, por una parte es: ‘conoce mi vida’. Por otra parte, para mí muy relevante, es: conoce mi trayectoria, ve lo que llevo haciendo todos estos años y cuáles son las propuestas concretas. Y todo eso en 60 días. Mientras, sigo trabajando.
Lleva más de 20 años de carrera judicial ¿Cree que es suficiente para llegar a la Suprema Corte?
Estoy convencida de que sí. La vida me ha demostrado que hay un justo equilibrio entre la madurez, la edad y la trayectoria profesional. A mis 40 años de edad estoy convencida de que estoy en la madurez exacta de edad, me siento mentalmente fortalecida, físicamente fortalecida, en el mejor momento de mi vida para aventurarme a vivir el sueño que siempre tuve, que es el de ser ministra.
Desde los 19 años he conocido en carne propia lo que es trabajar en un juzgado mixto en Acapulco, Guerrero. He conocido en carne propia lo que es trabajar en un juzgado auxiliar, que solo son de dictado de sentencia.
La gente podría pensar que es muy fácil dictar solo una sentencia, lo que no sabe es que yo recibía 30 expedientes para resolverlos en 30 días, lo que se traducía en resolver 30 asuntos en un mes, prácticamente, sin tener fines de semana y estas situaciones que me hacen conocer el día a día del Poder Judicial.
Yo aprendí desde coser un expediente, muchas personas no saben que los expedientes en el Poder Judicial se tienen que coser, desde coser el expediente, taladrar un expediente cuando tiene mil hojas, hasta verificar que esté adecuadamente armado este rompecabezas y analizarlo de cero.
¿Hay inequidad en la contienda? Usted está trabajando, cumpliendo un horario y funciones, pero también se enfrenta a otras personas que tienen mayor tiempo para hacer campaña...
Pienso que en general ha habido inequidad en muchas contiendas, desde mi perspectiva como mujer, de manera que justo una de las razones que me impulsó a inscribirme a este proceso participativo es mostrarle a las generaciones que vienen que con las reglas que hay, hay que jugar, porque me siento con el compromiso y la responsabilidad social de abrirle paso a las que vienen.
Entonces, más que quejarme sobre la inequidad, prefiero tomar fuerza de las circunstancias que están alrededor para demostrarle a las juventudes y particularmente a las mujeres, a mis alumnas, que hay que trabajar y esta lucha se tiene que para lograr la igualdad real y no la igualdad formal.
Estuvo adscrita a la ponencia del ministro Javier Laynez Potisek, que fue uno de los principales críticos de la Reforma Judicial ¿Usted le compartió que quería participar en la elección?
Sí, claro que se lo compartí, porque para mí el ministro Laynez no solo es un ministro, es mi jefe y es para mí importante hacerle saber que iba a participar en esta contienda; lo único que recibí de él fue un fuerte apoyo.
Desde que ingresé con el ministro Laynez a la Corte él supo que yo quería ser ministra. Eso nunca fue un secreto para él, siempre se lo dice saber, pero más importante aún, una de las razones por las que el ministro Laynez me contrató es precisamente porque él quería gente de carrera judicial en su ponencia.
De manera que para él fue su completo apoyo, porque sabía que uno de mis propósitos es convertirme en ministra, y segundo, porque él sabe que soy una persona de carrera judicial y si bien pudo haber sido crítico de la reforma, una de las causas con la que se abanderó es (que) no podemos eliminar la carrera judicial. La carrera judicial es sumamente importante y eso es lo que me llevó a su ponencia y eso es finalmente lo que me hizo participar en la contienda.
Jazmín Bonilla García cuenta que el mural de Rafael Cauduro llamado La Historia de la Justicia en México, el cual se encuentra en los muros del máximo tribunal constitucional, le recuerda la “sed de justicia que hay en el país”, por lo que asegura estar lista para llegar a la Corte.
Tras recalcar que siempre ha tenido el sueño de ser ministra, considera que más allá del debate sobre la elección de los juzgadores por voto ciudadano, hacen falta reformas para mejorar la justicia de fondo.
Fuera del trabajo judicial, una de las pasiones de la contendiente es el automovilismo, ya que su padre José Luis Bonilla fue mecánico, por lo que, cuenta la candidata, creció entre tornillos, aceite, tuercas y gasolina.
¿Cuál es su opinión sobre la reforma judicial?
Me parece que esta reforma dio fin, entre comillas, a un debate que se presentaba no solo en México, sino en el mundo, respecto de la legitimidad de las personas juzgadoras. Si las personas juzgadoras debemos ser elegidas a través del sufragio, si todas las personas juzgadoras o si solamente quienes están en los tribunales constitucionales o en las cortes supremas. Otra parte de la doctrina y de los debates en los grandes tribunales constitucionales es si bastaba la actitud para llegar a la carrera.
Me parece que esta reforma intentó poner fin a ese debate para decir: ahora la legitimidad debe estar a través del sufragio. Sin embargo, me parece que hacen falta cuestiones para mejorar la justicia de fondo. Hace falta tocar el fondo de los tecnicismos propios de los juicios que llevamos en el Poder Judicial de la Federación.
El amparo, las acciones de constitucionalidad y las controversias son los juicios más técnicos que hay en México y que irónicamente son aquellos que buscan proteger los derechos humanos de las personas, pero muchas veces se vuelven inaccesibles por lo técnico.
¿Tres cosas urgentes que se tengan que resolver en la Suprema Corte y en el Poder Judicial?
Una de las cosas que se tiene que resolver es generar criterios que logren una igualdad real y no una igualdad formal, no solo en materia de equidad de género, sino también para una política inclusiva: personas con discapacidad, comunidades indígenas y personas migrantes.
Segundo, me parece un aspecto que estoy convencida que la Corte tiene que hacer un diagnóstico efectivo de cuáles son los puntos rojos de atención respecto de acoso laboral, jornadas excesivas de trabajo; analizar cuáles pueden ser los casos de acoso sexual si es que los hay, y generar hacia el interior el trabajo que las personas trabajadoras de la Corte tengan un ambiente adecuado para trabajar.
Entre mejor condición de trabajo tengas quitando estos vicios que existen en todas las instituciones de gobierno y en muchas empresas, los asuntos pueden salir más rápido. Otra acción que me parece importantísima que tiene que hacer la Corte es la transparencia hacia el exterior y regular el turno, que las personas sepan a quién le va a llegar un asunto y cómo va a salir ese asunto.
Una vez que pasen las elecciones y entren los nuevos juzgadores ¿Cuáles son los cambios que tendrían que ver los mexicanos?
Es difícil decir que el primero de septiembre va haber un cambio generalizado. Es muy probable que el primero de septiembre vaya a ser un día complicado porque el Senado tiene que tomar protesta a todas a las personas juzgadoras; el mismo día tiene que entrar en funciones el órgano de administración de justicia. Es difícil decir que el primero de septiembre va a haber cambios generalizados.
El primer día quienes estemos vamos a tener que enfrentar al acta de entrega y recepción. Entonces, el primer día va a ser un día complicado. Estoy convencida de que los primeros días serán vitales para empezar a proyectar, a aprobar, desde mi perspectiva, esta cantidad de acuerdos generales que sí están en manos de la Corte, porque además la Corte se va a enfrentar a un problema mayúsculo que es la desaparición de las salas.
Actualmente, las salas de la Suprema Corte son las que desahogan la mayor cantidad de trabajo. Ante la extinción de las salas es vital que la Suprema Corte establezca un programa de trabajo para que no se acumule más (rezago) y todos los asuntos que sacaban las salas semanalmente las pueda también sacar el Pleno.
¿El acceso a la justicia va cambiar con la nueva integración de la Suprema Corte?
Eso es algo que dependerá precisamente de las propuestas que tengamos las personas candidatas. A mí me gusta proponer acciones concretas que impacten positivamente, no solo en el acceso a la justicia, el cómo acceder, sino también en la expeditez, la rapidez con la que nosotros decidimos los juicios.
Hay que atender problemas mayúsculos, como es cómo hacemos para que la justicia llegue a más personas, cómo hacemos que la que ya está en trámite sea accesible a las personas y cómo hacemos para que la cantidad de asuntos que tenemos pendientes de resolución y los nuevos que están por venir, se resuelvan rápidamente.
Son tres aristas distintas de un mismo problema que es el acceso a la justicia, que la Corte se va a tener que ocupar y la mejor manera de ocuparse de ese problema es con acciones concretas y acciones particulares y propuestas concretas.
Bonilla García divide su tiempo entre trabajar como magistrada de circuito y hacer campaña en las calles repartiendo volantes y llamando a votar por ella, por lo que se ha autonombrado “Jazmín, con 'J' de justicia”.
La contendiente asegura que uno de los principales retos que tiene en su campaña -la cual ella financia porque así se estableció en la Reforma al Poder Judicial- es el desconocimiento de los mexicanos sobre la elección que se realizará este 1 de junio en todo el país, cuando se elegirán 881 juzgadores.
El único aspecto que le preocupa para su campaña, comparte, es que las redes sociales, una de las principales vías para promocionarse, no están al alcance de todas las personas, ya que hay grupos de la sociedad alejados del internet.
¿Cómo se preparó para su campaña?
Pues con los lineamientos del INE. Los lineamientos establecieron que tienen que ser a través de redes sociales, que es el principal medio de difusión, de manera que tuve que abrir las distintas redes sociales públicas, porque es importante que las personas candidatas entendamos que esta es una elección para toda la ciudadanía, que incluye a personas abogadas y no abogadas, que incluye a personas con diversos grados de estudio y tenemos que entender que dirigirnos a todas las personas, porque todas las personas van a votar.
¿Cuál cree que será el principal reto para esta campaña?
Tengo dos retos particulares a los que me he enfrentado. Primero, el desconocimiento de la elección. Hay muchas personas que desconocen que va haber una elección el primero de julio; el segundo reto es la exclusión del día de la elección de personas con discapacidad, que incluye a las personas ciegas.
Nada se ha dicho de que tradicionalmente ha habido ya casillas especiales con boletas en sistema Braille para esta elección, el INE no lo ha dicho y yo no he visto que se hayan mandado a imprimir este tipo de boletas.
Se excluye a las personas con un diagnóstico de daltonismo, con un diagnóstico de discalculia, que es un tipo de dislexia, el que confunde los números. Los colores que se eligieron para el boleta electoral son de confusión para las personas que pueden llegar a tener daltonismo. Es un grupo que está excluido de la elección y un grupo aún mayor, que de acuerdo al último censo del Inegi es aproximadamente de cuatro millones y medio de personas, que no saben leer ni escribir.
¿Cómo ve las limitantes que ha puesto el INE para realizar campañas? Ustedes tienen como tope 1.4 millones de pesos ¿Es suficiente dinero para hacer campaña?
Te puedo decir que (esa cantidad) es nada si quieres hacer una campaña nacional, pero para alguien que está solventando la campaña con sus ingresos, que es solo mi salario, porque finalmente otra de las cosas que las personas no saben es que quienes somos personas juzgadoras, tenemos un límite constitucional a obtener otro tipo de ingresos por el ejercicio de nuestra profesión.
Yo no puedo ejercer mi profesión, doy clases, pero no cobro por ellas. El único capital que tengo para financiar mi campaña es mi sueldo, que no se equiparan al tope de campaña que nos están poniendo. Es una dificultad grande, pero se trabaja con lo que se puede y las redes sociales tienen un impacto.
A mí el único aspecto que me preocupa es que las redes sociales no están al alcance de todas las personas. Hay grupos alejados de la electricidad, alejados de la conectividad a internet, que no tienen acceso a las redes sociales. Hay grupos de edad que no tienen un manejo de redes sociales y que son personas involucradas en el acceso a la justicia y que también demandan, los adultos mayores, justicia en temas de pensiones, de acceso a la salud. Entonces esto dificulta un poco.
¿Qué tipo de propuestas pueden hacer cuando no son representantes populares?
Estoy convencida de que las propuestas que tenemos que hacer son acciones reales y concretas de cómo mejorar hacia el interior de los órganos del Poder Judicial de la Federación, la rapidez en este armado de rompecabezas que es armar los expedientes, la facilidad con la que redactamos nuestras sentencias y el mayor compromiso que tenemos que hacer es de transparencia en nuestras resoluciones y de independencia, que es un aspecto que se tiene que garantizar con la ética propia de la persona electa y con algunas acciones concretas.
Parte de los argumentos del presidente Andrés Manuel López Obrador para impulsar la Reforma Judicial fue quitar los privilegios a la Corte ¿Qué piensa de ello?
En materia de transparencia, la Corte siempre ha tenido públicos los sueldos y salarios de ministros y esta reforma sí impactó en los sueldos y salarios, porque hubo una efectiva disminución en ellos.
Otra de las partes que me parece que es importante que se debe retomar es la aplicación de los recursos. Sí estoy convencida, porque conozco la Suprema Corte, que existe quizás una cantidad de personal administrativo que no justifica toda la cantidad de asuntos que tenemos, porque la Corte tiene que enfocarse en la atención de los asuntos jurisdiccionales y no quizás en asuntos administrativos.
Más importante que eso, estoy consciente de que (se) debe hacer un diagnóstico de cómo se están aplicando los recursos para verificar que efectivamente sean eficientes para facilitar el acceso a la justicia y para perfeccionar la impartición de la justicia a nivel de los tribunales.
Otra crítica fue que los ministros ganan más que la presidenta ¿Cuánto deberían ganar o deberían bajarse los sueldos?
El Comité de Administración y Gobierno de la Corte ya emitió esta disminución de los recursos para empatar los sueldos y sobre todo para que el personal operativo y los mandos medios también estén ajustados a las condiciones que se requieren por el tema de atención presupuestaria y respetando los derechos laborales de las personas trabajadoras.
¿Cuál es la legitimidad con la que se conformará el Poder Judicial si el INE tiene un estimado de participación ciudadana de 8 al 15%?
Ese es uno de los grandes retos de esta reforma. La reforma propone que sea la completa ciudadanía la que elija a sus personas juzgadoras, pero históricamente, incluso, en elecciones presidenciales y en elecciones intermedias de la legislatura nunca ha existido 100% de participación ciudadana.
Corresponderá legitimar ahora la función jurisdiccional, no solo con el voto, sino con las acciones concretas que hagamos las personas juzgadoras electas.
De manera que las personas que hayan acudido a votar encuentren satisfechas su pretensión de haber elegido a las personas que consideraron más idóneas, pero que quienes no hayan acudido a votar estén convencidas de que las personas electas somos la mejor opción para garantizar una justicia independiente, políticamente neutra, eficiente y eficaz.