De acuerdo con lo delineado por el padre Solalinde, esta coordinación estaría integrada por Gobernación, Relaciones Exteriores, Educación, Trabajo, Salud, Bienestar, Defensa Nacional, Marina, Guardia Nacional, la Comisión Nacional de Derechos Humanos y el Consejo Nacional Para Prevenir la Discriminación.
Un cambio esencial es que los militares dejarían la estructura del Instituto Nacional de Migración. La Sedena y la Marina, instituciones aliadas del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador están a cargo de más de una docena estaciones estatales del INM.
“En 18 entidades federativas han sido nombradas personas con perfil militar para conducir las representaciones u oficinas de ese Instituto (…) Sin menoscabo de los méritos militares que pudieran tener las personas nombradas, la conducción de las representaciones del Instituto Nacional de Migración en las entidades federativas del país, debe encausarse hacia una perspectiva de derechos humanos y de derecho internacional humanitario, más que de seguridad, pues esta perspectiva abona a la idea de la criminalización de los grupos de personas migrantes, lo cual agrava aún más su situación de vulnerabilidad”, revela el informe Bajo la Bota realizado por la a Fundación para la Justicia y el Estado Democrático de Derecho (FJEDD).
Los cambios que requiere la política migratoria van más allá del nombre a la institución encargada de la política migratoria.
“Esta coordinación va a tardar va a tardar mucho, no va a ser de la noche a la mañana y no se va a solucionar el problema si nada más le quieren cambiar el nombre, no vamos a llegar a nada”, advierte Mauro Pérez.
Aún sin ser la institución adecuada para atender a los migrantes, el INM lleva 30 años de operación. La Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar) fue creada en 1980 para atender los flujos migratorios que buscaban protección. Ambas se han visto rebasadas por el derecho a migrar ejercido por miles de ciudadanos.
El INM no solo se encarga de la migración de extranjeros, sino de mexicanos en retorno. Tiene a su cargo más de 300 delegaciones y subdelegaciones y está a cargo del control migratorio en 191 lugares de tránsito internacional, entre ellos 65 aeropuertos internacionales, 67 puertos y 59 cruces terrestres.
Mientras México discute si asume el reto o no de someter a una transformación profunda a la institución, las víctimas no deben quedar de lado y las responsabilidades a quienes incurrieron en una omisión, deben ser aplicadas.
“Me inquieta que se esté hablando de un cambio al INM, y no de los responsables de lo que ocurrió en Ciudad Juárez, de la reparación del daño y de las medidas de no repetición”, sentencia el presidente del consejo ciudadano del INM.