“Concluiré mi mandato como presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación el 31 de diciembre de 2022 cuando termina el periodo para el cual fui electo por mis compañeros ministros y ministras”, anunció Zaldívar en la conferencia de prensa del 6 de agosto del 2021.
Tres meses después de ese anuncio –que puso fin a las especulaciones sobre si permanecería o no en el cargo, dado que el ministro, se reservó su derecho de opinar sobre el tema–, el Pleno declaró inconstitucional el artículo 13 transitorio del decreto de la reforma de justicia federal que ampliaba por dos años el periodo del ministro y de los consejeros de la Judicatura Federal.
Ello, tras avalar el proyecto elaborado por el otrora ministro José Fernando Franco González Salas, que determinaba que la Corte es el único órgano facultado para designar a su presidente.
El Artículo 97 de la Constitución establece que cada cuatro años, el Pleno elegirá de entre sus miembros al Presidente de la SCJN, el cual no podrá ser reelecto para el período inmediato posterior.
El referido artículo transitorio fue incluido y aprobado por los legisladores de Morena y sus aliados, a solicitud del presidente Andrés Manuel López Obrador, quien argumentó que Zaldívar era el único capaz para renovar y limpiar de corrupción al Poder Judicial de la Federación.
Entre otras funciones del presidente de la Corte están el autorizar las listas de los asuntos, dirigir los debates y moderar las sesiones de los Plenos y del Consejo de la Judicatura Federal (CJN), así como firmar las resoluciones del Pleno, junto con la o el ponente y con la Secretaría General de Acuerdos, que dará fe de las mismas.
Gestión de claroscuros
Para el abogado y politólogo Javier Martín Reyes, en estos cuatro años, la gestión de Zaldívar Lelo de Larrea ha estado marcada de claroscuros, pues la independencia que mostró al inicio en casos como los de La Guardería ABC y Florence Cassez, al final se desdibujó dada su cercanía con el presidente Andrés Manuel López Obrador.
“Zaldívar redactó la reforma al Poder Judicial y se fue a la conferencia mañanera para que López Obrador la firmara, es decir, buscó el aval del Ejecutivo, Su presidencia fue meramente personalista, no colegiada”, valora el también académico del Centro de Investigación y Docencia Económica (CIDE).
Luis Miguel Carriedo, académico de la Universidad Autónoma de México (UAM), opina que Zaldívar será recordado como un ministro que llegó con la bendición del presidente Felipe Calderón y tuvo la habilidad de cambiar al terreno político como aliado de su gran enemigo: López Obrador.
Para el analista, un dato central que definirá al ministro Zaldívar es que siendo el garante de la constitucionalidad del país, estuvo tentado a violar la Carta Magna para quedarse dos años más en el cargo.
“Ante la propuesta para modificar el periodo constitucional y abrir la posibilidad para quedarse e implementar la reforma del Poder Judicial enmudeció, se quedó callado mucho tiempo, tardó mucho en desmarcarse, pues estaba calculando el poder quedarse”, considera Carriedo.
El experto argumenta que al darse cuenta de que los votos no le favorecen, el ministro presidente terminó por no hacer caso al “canto de las sirenas” y salir a aclarar que terminaría el periodo para el cual fue nombrado, es decir, el último día del 2022.
El constitucionalista, Hugo Concha, estima que la llamada Cuarta Transformación ha puesto a la Corte en “el ojo del huracán”, porque ha sido sometida muchas veces a una presión del Ejecutivo para que los ministros resuelvan de la manera que López Obrador quiere.
“Hablar de una evaluación de la gestión de Zaldívar es complicado, porque tiene muchos claroscuros, porque no se puede decir que es buena o mala y punto Es una gestión que ha marcado direcciones distintas, aunque en términos generales tiene dos rasgos generales: Es una gestión muy politizada y muy autoritaria”, define.
Contrario a ello, el politólogo Fernando Dworak, considera que en el imaginario colectivo existe la idea de que Zaldívar “se doblegó” al Ejecutivo Federal, cuando esa postura le permitió “capotear” muchos temas que a él le interesaba empujar.
“Él supo ceder y saber hasta dónde avanzar, hacía dónde no confrontarse para poder obtener lo que quería. Tuvo mano izquierda para saber capotear muchas de las cosas del presidente, en ese sentido”, observa Dworak.