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Alejandra Cuevas: "Mi vida es un rompecabezas que Gertz agitó y tiró al suelo"

Alejandra sostiene que trabaja en una fundación para brindar defensoría a internas del penal de Santa Martha, tras ser absuelta por la Corte del delito de homicidio en contra del hermano del fiscal.
dom 10 abril 2022 12:01 AM
Alejandra Cuevas platica su experiencia en Santa Martha
Alejandra Cuevas reconstruye su vida al lado de Laura Morán –su madre– después de que las dos enfrentaron durante siete años la acusación de provocarle la muerte a Federico Gertz por negativa de auxilio, un delito "inexistente", según la SCJN.

En los 528 días que Alejandra Cuevas Morán estuvo privada de su libertad en el penal de Santa Martha Acatitla se refugió en diversas actividades, como armar rompecabezas, esas piezas que compara con su vida y que, luego de las imputaciones que hizo en su contra el fiscal General de la República, Alejandro Gertz Manero, tiene que volver a unir.

"Estamos reconstruyendo nuevamente el rompecabezas que es nuestra vida, el rompecabezas que agitó el fiscal General de la República. Metió toda mi vida, que era un rompecabezas armado y estructurado, en una bolsa, lo sacudió y lo aventó no en una mesa, sino directamente en el piso", dice Alejandra Cuevas en entrevista con Expansión Política.

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El pasado 28 de marzo Alejandra Cuevas salió del penal de Santa Martha solo unos minutos después de que la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) ordenara su liberación, lo que puso fin al proceso judicial que inició Gertz Manero en 2015.

En su resolución, los ministros del máximo tribunal del país acordaron suspender los procesos judiciales en contra de Alejandra Cuevas y de su madre, Laura Morán Servín, pareja del fallecido Federico Gertz Manero. Ambas fueron acusadas por Alejandro Gertz de homicidio por falta de cuidados en agravio de su hermano.

Cuando Alejandra Cuevas fue detenida el 16 de octubre de 2020 contaba con un amparo, pero eso no impidió que elementos de la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México la detuviera y que un juez ordenara la prisión preventiva en su contra.

Hoy, Alejandra Cuevas reconoce que el fallo de la Suprema Corte sienta un precedente importante para la justicia en México que puede ayudar a otras personas privadas de la libertad injustamente.

"Se habla de un amparo a fondo, no más de las formas, que es lo que muchas hemos enfrentado, que los jueces no llegan al fondo. Creo que esto va a ayudar a muchísimas personas para que a partir de mi caso sepan que un amparo puede estudiarse a fondo", dice.

Alejandra, de 68 años de edad, considera que, pese a todo, es "maravilloso" que su caso pueda beneficiar a otras personas. Pero ahí no termina todo, y advierte que ella, su familia y sus amistades están decididos a "continuar con esta lucha".

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Los días en Santa Martha

Desde el primer día que Alejandra Cuevas ingresó al penal de Santa Martha tuvo una filosofía muy clara: "Tú haces de tu día lo que tú quieras. Si tú quieres tener un buen día, tienes un buen día, y si no lo quieres, pues será un pésimo día".

Pero este era su primer acercamiento con una prisión. Su visión antes se limitaba únicamente a lo que veía en algunas películas. Por primera vez en su vida, Alejandra pisaba una celda, o "estancia" como la llaman las autoridades penitenciarias, donde habitan entre cinco, ocho y hasta 14 personas.

Para ese momento, en Santa Martha se habían suspendido los distintos talleres a los que podían tener acceso las personas internas debido a la pandemia de COVID-19. La única distracción era estar en sus celdas, comiendo galletas y tomando refrescos, algo que Alejandra no acostumbraba.

"Para no aburrirme empecé a hacer actividades por mi cuenta, como hacer ejercicio —yo estaba acostumbrada a hacer pesas—, y poco a poco se fueron uniendo otras personas hasta que ya era un grupo haciendo pesas de las 11:00 de la mañana a la 1:00 de la tarde. Luego hablo con otra chica que me habían dicho que sabía bailar y entonces organizo clases de baile con ella", recuerda.

Pero además de la actividad física, Alejandra Cuevas buscó otro tipo de distracción: armar rompecabezas, aunque no fue sencillo que le permitieran ingresar uno al penal porque las autoridades lo consideraban "juego de azar".

"Hablo con las autoridades, con la directora, y muy amablemente me permite ingresar los rompecabezas, y así empieza la historia de los talleres de rompecabezas que al final terminé con ocho mesas de entre cuatro y cinco internas armando rompecabezas. Fue una maravilla, y eso es lo que era mi vida diaria", cuenta entusiasmada.

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Durante su estancia en Santa Martha, Alejandra Cuevas tuvo oportunidad de platicar en dos ocasiones y de forma muy breve con Rosario Robles, la exfuncionaria del gobierno federal que fue encarcelada en la actual administración por el caso de la Estafa Maestra. A las dos las une su historia con el fiscal general de la República.

Desde el exterior, Mariana Moguel, hija de Rosario Robles, ha emprendido una campaña para luchar por la liberación de su mamá, pero también fue partícipe de las denuncias públicas que hicieron los hijos de Alejandra Cuevas.

"Rosario Robles vivía en un edificio al lado del mío; por la pandemia tenemos mucho problema para pasarnos de un edificio al otro. Solo en dos ocasiones tuve oportunidad de conocer a Rosario y platicar con ella, pero fue realmente muy poco, aunque sin duda su caso también tiene violaciones al debido proceso. Al final, los nuestros son casos visibles, tienen voz, pero la gran mayoría de las personas que están ahí son invisibles", lamenta Alejandra.

Las mujeres invisibles de Santa Martha

El sistema penitenciario en México carece de recursos suficientes para garantizar los derechos de las personas privadas de la libertad, sobre todo si son mujeres.

Alejandra Cuevas se califica a ella y a sus compañeras de internamiento como "las mujeres invisibles de Santa Martha". Para visibilizar esta situación, mientras ella pasaba sus días en el penal, sus hijos iniciaron una fundación para apoyar a otras mujeres privadas de la libertad.

"Casos como los nuestros hay muchísimos. Con la fundación que formaron mis hijos cuando yo estuve interna, que ya la vamos a echar de manera oficial, buscaremos ayudar a tantas mujeres con abogados. Sé que podemos sacar a tantas personas inocentes que no deberían estar en la cárcel, que deberían estar respirando el aire que da la libertad", expresa Alejandra.

La idea de crear esta organización surgió cuando ella y sus hijos vieron que, debido a que el fiscal estaba moviendo las piezas a su favor, no saldría tan fácilmente pese a las múltiples violaciones al debido proceso.

Alejandra Cuevas detalla que la organización busca recaudar fondos y personas que deseen trabajar pro bono. Pero lo más importante, dice, es dar recursos a las mujeres de Santa Martha para que tengan una estancia digna.

"Lo más importante obviamente es salir libre, pero cuando eres interna conoces la cantidad de carencias que se tienen. Queremos ayudar a que la vida de las personas mientras están dentro sea menos miserable, y entiendo que el gobierno no tiene dinero suficiente para proporcionarnos lo mínimo, que es un colchón; ahí dentro se duerme sobre el piso, en las planchas de lámina o sobre hule espume de dos centímetros de grosor", puntualiza.

Por eso, uno de sus propósitos es que a través de la fundación se compren colchones para las mujeres privadas de la libertad, un paso que se dio cuando Alejandra todavía estaba en Santa Martha. "No teníamos tanto dinero, pero pudimos entregar 16 colchones a internas que no tenían dónde dormir, y estamos a la espera de que nos autoricen el ingreso de otros 40 colchones", resalta.

La libertad solo se consigue a través de los abogados, pero mientras, hay que dar condiciones dignas.
Alejandra Cuevas

Recuperar el tiempo perdido

Alejandra Cuevas confiesa que regresar a la vida como la conocía hasta antes de su detención ha sido complicado, porque muchas personas están interesadas en saber de la injusticia que sufrió a causa de la imputación de Gertz Manero.

Desde su liberación, las entrevistas no han parado, y aún así busca pasar tiempo con sus hijos, sus nietos y su mamá, al mismo tiempo en que canaliza las emociones de lo más básico: ir a un sanitario digno o hasta tomar un par de cubiertos, cosas que se le privaron estando en Santa Martha.

"En el penal se usan cubiertos de plástico que no pesan, y de repente tomar unos cubiertos de metal que pesan es una sensación muy agradable. El poder jalar un excusado con un botón o una manija, y no acarreando agua en botes, es también una de las emociones más maravillosas, igual que volverte a bañar en regadera, sentir nuevamente que el agua cae desde el techo, y no con jícaras", describe.

A todo esto se suma volver a abrazar a su mamá, platicar con sus nietos y así, poco a poco, "recuperar todo el tiempo perdido, pasaron cumpleaños dos cumpleaños sin mí, las navidades, las comidas de los lunes, y estamos tratando de recuperar todo eso", agrega.

Una de las cosas que más lamenta Alejandra Cuevas es el deterioro que ha sufrido su mamá, a quien recuerda como una mujer que solía usar tacones bajos, salir con sus amigas y ser una persona autosuficiente a sus 93 años de edad.

"Yo creo que mi mamá nada más aguantó para verme salir de la cárcel, porque físicamente está muy deteriorada, con la cabeza totalmente lúcida, pero con el cuerpo muy cansado de tanto dolor que le causó esta persona. El fiscal logró matar a mi mamá en vida", expresa.

Hoy, en libertad y absuelta por la Suprema Corte, Alejandra Cuevas llama a las autoridades judiciales a revisar todos los asuntos a fondo para evitar injusticias como la que ella sufrió. Y a las autoridades penitenciarias les pide ser menos estrictas, más amables y un trato digno.

En el penal se usan cubiertos de plástico que no pesan, y de repente, tomar unos cubiertos de metal que pesan es una sensación muy agradable".
Alejandra Cuevas Morán.

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