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El Estado ha hecho tanto daño a Veracruz como los criminales: Violeta Santiago

La periodista Violeta Santiago platica con Expansión Política sobre cómo ha avanzado la descomposición en Veracruz y sobre la responsabilidad del gobierno y las personas ante esta crisis.
sáb 31 agosto 2019 07:00 AM
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Periodista. Violeta reconoce que aunque la labor periodística implica muchas veces jugarse la vida, ella no cambiaría lo que hace.

Las circunstancias que han llevado a Veracruz al actual contexto de violencia –en el cual se han permitido matanzas como la ocurrida hace unos días en Coatzacoalcos – comprenden distintos factores que parten desde la desigualdad, pero que se agravan cuando el Estado es omiso en la impartición de justicia o incurre en prácticas criminales, expone en entrevista la periodista Violeta Santiago con motivo de la publicación de su libro “Guerracruz” (Aguilar), una radiografía sobre la descomposición de su estado natal.

“La realidad es que el Estado ha tenido mucho que ver en la misma violencia de Veracruz. Hablamos de desapariciones sistemáticas hechas por la misma policía estatal, criminalización, omisión. Han hecho daño tanto los grupos criminales como el mismo Estado a Veracruz”, comenta esta joven reportera de 28 años que ha plasmado en sus crónicas el horror que se esconde en esta entidad.

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En charla con Expansión Política, Santiago menciona cómo ha sido su experiencia en la cobertura de la nota roja, ante los asesinatos de sus colegas periodistas y frente a las desapariciones que le ha tocado conocer de primera mano. Explica que el término "Guerracruz” provino de redes sociales como una etiqueta para reportar los primeros hechos violentos en la entidad.

En cuanto a su labor periodística, Violeta reconoce que aunque implica muchas veces jugarse la vida, no cambiaría lo que hace; a la par advierte que los primeros indicios que llevaron a la descomposición actual de Veracruz comienzan a gestarse en otras entidades, como la propia Ciudad de México.

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También comparte sus apreciaciones sobre los tres últimos gobiernos que ha tenido el estado en menos de una década: la responsabilidad de Javier Duarte de Ochoa, lo “terrible” de Miguel Ángel Yunes Linares y el “mal gobierno” de Cuitláhuac García Jiménez, tres gobernantes de tres distintos partidos que –a su decir– muestran que “la ideología no tiene nada que ver".

Aquí la entrevista:

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-¿Qué es ser periodista en Veracruz?

Ser periodista en Veracruz creo que muchas veces es jugarte la vida, pero también es algo muy intenso. Es un lugar increíble donde pasa de todo y hay muchísimas cuestiones informativas; es un escenario donde te puedes desarrollar en muchos temas y hay mucha pasión. Reconozco a mis colegas como personas valientes. Hay mucha empatía y humanismo que yo creo se ha desarrollado de todos estos horrores que hemos vivido.

-¿De qué tamaño es la violencia que enfrentan los veracruzanos en su día a día?

Prácticamente no hay día en el que no ocurra algo. Son pocos los hechos que del escenario estatal llegan hasta el plano nacional como lo fue la masacre de Minatitlán, pero en el día a día en cada localidad ocurre algo. En el norte, en el centro, en el sur (de Veracruz) hay una noticia. Es común y es constante.

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¿En cuál gobierno comenzó esta descomposición?

Desde Miguel Alemán Velasco o antes. Sin embargo, con Javier Duarte se da mucho espacio a la impunidad. Si bien, la violencia, tanto en Veracruz como a nivel nacional, ha tenido una escalada terrible, sí podemos ver que con él se dio paso a la omisión. No se investigaron los casos y se criminalizaron a las personas. Para el gobierno era más fácil decir se lo llevaron por malo que investigar.

Con Javier Duarte esto se vuelve más grave y hay un nivel en que esto rebasa al Estado, al grado de que aún cuando parezca increíble, los gobiernos posteriores han tenido índices de violencia más altos que con Javier Duarte. Es decir, si con Javier Duarte fue horrible, los siguientes años han sido peores, pero esto es una consecuencia de una violencia que ya está instalada. Entonces, así como no surgió de un día para otro, tampoco se va a acabar de un día para otro.

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¿Hasta qué punto es Veracruz el reflejo de lo que está pasando a nivel nacional?

Veracruz es referente a nivel nacional en cuestión de violencia porque muchas de las cosas que ocurrieron hace una década o que empezaron a ocurrir hace una década se empiezan a gestar en otras zonas que no habían sido tocadas, como la Ciudad de México por ejemplo, con cuestiones que antes no se veían como lo ocurrido en Garibaldi en 2018 o en Plaza Artz hace unas semanas. En Quintana Roo también he observado un aumento en el asesinato de periodistas y así empezamos en Veracruz, porque al permitir uno y no hacer nada, permites todos los demás.

-¿Cuál es la responsabilidad de Javier Duarte ante esta situación de inseguridad?

Demasiada. Al ser el Ejecutivo no pudo ignorar lo que estaba pasando en su policía por la cadena de mando. Formaron policías de élite para irse contra la población civil que ellos consideraron que eran malos y desaparecerlos, entonces Javier Duarte tiene muchísima responsabilidad. No es una coincidencia que haya tantos periodistas muertos en Veracruz que tocaron muchos intereses y definitivamente Duarte como gobernador tuvo mucho que ver en cuestiones deliberadas.

Por ejemplo en el caso de Moisés Sánchez (asesinado en enero de 2015), Javier Duarte era cercano al alcalde de Medellín, Omar Cruz Reyes (señalado por este crimen). Según cuenta el hijo de Moisés, hubo comentarios de Duarte de ‘oye, ¿no puedes con este reportero?’. Incluso salió él a decir que no era periodista, que era taxista.

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En el caso de Rubén Espinosa (asesinado el 31 de julio de 2015) siempre ha quedado –sobre todo por lo que dicen sus amigos– que su activismo lo puso en la mira del gobierno del estado. Lo mismo que Regina Martínez (asesinada el 28 de abril de 2012), una periodista que no podían hacer algo para comprarla, que después de que es asesinada le inventan prácticamente otra vida para tratar de limitar su crimen a una cuestión pasional, cuando definitivamente su trabajo periodístico debería estar en el centro.

-¿Y Miguel Ángel Yunes?

Miguel Ángel Yunes es un político hábil, pero muy terrible. Construyó estos dos años su campaña a través de Facebook, hice de hecho una investigación sobre cuánto gastaba en esta red social, una cantidad muy fuerte, fueron más de 10 millones de pesos para esta empresa. Además no fue para la cuenta oficial, fue para su cuenta personal, promovió su imagen, obsesionado con el poder y con el hecho de dejar a su hijo en el poder.

La persecución que hizo de duartistas es una falsedad, la mitad ya están afuera. Luis Ángel Bravo (exfiscal de Veracruz) ya salió, Arturo Bermúdez (exsecretario de Seguridad) ya salió. Vaya, hubo bastantes personas que detuvieron y ahora ya están afuera porque solo fue una simulación. Aquí te das cuenta que para estos políticos, para esta clase gobernante, su interés único y genuino es ejercer el poder.

-¿Cuitláhuac García ha hecho las cosas distintas?

Cuitláhuac García no es una mala persona, sin embargo se me hace mal gobernante. Estos ocho meses han sido un chiste, se la ha pasado más en eventos de corte cultural o de otro tipo de cosas –que son importantes–, pero ante las cuestiones que nos están afectando ignora la situación. Él quiere imitar a Andrés Manuel, en su discurso, en su forma de hablar, en los mismos chistes, pero no se compara en la experiencia ni en la figura, y lo malo es la gente de la que está rodeado. El secretario de Gobierno, Eric Patrocinio Cisneros, es una persona que pareciera que le está haciendo el trabajo a su propio gobernador y se están repitiendo muchas situaciones que vimos al inicio del gobierno de Javier Duarte. Ahí te das cuenta que la ideología no tiene nada que ver.

-¿Ha cambiado algo en Veracruz con la llegada de la Guardia Nacional?

No. La Guardia Nacional resultó que eran los militares que estaban en los destacamentos de la zona y nada más les pusieron el brazalete y ahí está la Guardia Nacional. Lo digo porque reconozco a varias personas, me ha tocado trabajar con ellas. Son los mismos que estaban antes, que siempre han estado, no hay ninguna diferencia. Esto se vio en Minatitlán a los días, semanas, de la masacre (de 13 personas en un bar, entre ellos un menor) han seguido dándose casos de feminicidios, de asesinatos, a pesar de que está la Guardia. Lo único que hace, como la policía estatal, es que llega a tomar las fotos ya cuando están los muertos, a acordonar, a hacer el informe y sanseacabó.

¿Veracruz ha tenido un alza preocupante de feminicidios, a qué atribuyes esto?

Hay muchos casos en los que tiene que ver una cuestión de las parejas, mujeres que no tienen el apoyo o que han ido a las instituciones como el DIF a denunciar la violencia y las autoridades no les han hecho caso y finalmente son víctimas de feminicidio. Pero también hay otro tipo de feminicidio, el orientado al hecho de género que muestra un tipo de saña que es muy complicado de explicar y que tiene muchos factores.

La cuestión es que Veracruz tiene doble alerta de género, entonces está recibiendo recursos y ya tiene el señalamiento de que algo está pasando y no se está haciendo nada, y mientras siga habiendo impunidad se seguirán generando más casos porque los agresores, como en el asesinato de periodistas, como en las desapariciones, piensan: ‘puedo hacerlo, no me hacen nada”.

-Independientemente de lo que haga o no el gobierno, ¿qué cambios requiere la sociedad veracruzana para recuperar su tranquilidad?

La sociedad tiene un gran papel que hacer sobretodo ante la misma violencia, el fomentar ciertas conductas, el no buscar el camino de la delincuencia como una manera fácil de ganarse la vida. Si la sociedad no incurriera en ese tipo de cosas, no tendríamos ese tipo de problemas. Tampoco es esperar que el gobierno lo resuelva todo.

Debemos ser más exigentes, estar más informados y no caer en absolutismos, en pensar que todas las personas que se llevan son malas porque en cualquier momento te puede pasar a ti o a tu familia, y en no pensar que hay una historia de buenos y malos, sino en juzgar a nuestros gobernantes y en hacer una correcta rendición de cuentas.

-¿Cómo puede ayudar la prensa a conseguir este objetivo?

Muchísimo, primero en no incurrir en ciertas prácticas como la criminalización y en la espectacularización de la violencia. Un ejemplo es lo que pasó aquí en la Ciudad de México con la manifestación de las mujeres, el discurso se desvió en los desastres, en los desmanes, no en lo que hay detrás que es muy grave, estamos hablando de vidas humanas y formas horribles de acabarlas. Como medios tenemos esa labor de ser empáticos con nuestras fuentes, cubrir la violencia de una forma más humana, contar historias, no solo números. Si como medios cambiamos este discurso y le enseñamos a la sociedad que esto no es como se cree, que no es como todos dicen y que hay más de lo que te cuentan, entonces la sociedad tal vez sí se pueda informar y no creerse todo lo que le dicen.

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