“Me pondrán a enseñarles y me barrerán”
Fernando Miguez es secretario de juzgado y desde 2000 ha "cruzado" todos los puestos dentro del escalafón judicial. Lamenta que convertirse en juez ya no dependa de la preparación, sino de una elección popular y hasta tómbolas.
"He sido meritorio, oficial judicial, actuario y secretario de un juzgado y secretario del tribunal colegiado. Pasé por todos los cargos y ahora tengo 24 años en la institución. Pero ahorita me tendría que sujetar a una tómbola para llegar a ser Juez, donde la decisión ya no depende de la preparación”, expone.
“Sí, los exámenes de carrera judicial van a seguir, pero para ser juez ya no”.
Los exámenes eran de tres etapas, que se desarrollaban en un promedio de tres meses. Uno de conocimientos, en el que participaban hasta 3,000 personas y se respondían 100 reactivos de distintas temáticas.
A la segunda etapa pasaban alrededor de 150 aspirantes, todos en competencia por 20 o 30 plazas; debían elaborar de cero un proyecto de sentencia en cinco horas para demostrar sus conocimientos en leyes, jurisprudencias, tratados y convenios internacionales, además de la estructura de los proyectos.
Después eran sometidos a un sínodo con tres personas (jueces, ministros o consejeros) y defender ante ellos, oralmente, el examen profesional. Si había empate se quedaba el que tenía más estudios, más cursos o mayor antigüedad.
“Los estándares para ser juez eran muy estrictos, muy grandes. Hoy un Comité de Evaluación te someterá a una tómbola y ahí la capacidad ni la profesionalización cuenta"
Fernando Miguez, secretario de juzgado federal.
Para el secretario, la carrera judicial prácticamente desaparecerá, pues todo "está puesto", dice, para que lleguen jueces a modo.
"Y los que lleguen no sólo no serán los más capacitados, sino que tendrán compromisos que hicieron para poder ganar su elección y por tanto tienen que cumplirles. A mí me van a decir: 'Fernando: tú te vas. No confío en tí'”, expone.
“Eso sí, es posible que primero yo le enseñe o que me pongan a enseñarle. Y ya que aprendió me barran, me quiten. Ese es el tema con la carrera judicial, no está garantizada con la nueva ley ¿A quien le va a convenir trabajar así? Si hasta a los jueces los van a sancionar por su criterio jurídico”, valora.
A competir con las reglas que hay
Como Puente y Ortiz, Juan Carlos García Campos, secretario de Tribunal Colegiado de Circuito en Materia de Trabajo, considera que la carrera judicial, tal como se conocía, llegó prácticamente a su fin debido a una campaña de desprestigio que califica de injusta.
Pero ahora el riesgo más relevante, expone, es el destino que tendrá la impartición de justicia y el país mismo, sin el conocimiento y la experiencia de sus juzgadores.
Esto porque, recuerda, para ser juez se requería al menos cinco años de experiencia en el cargo de secretario de juzgado. Y para ser magistrado, cinco años como titular de juzgado; hoy podrán llegar prácticamente recién egresados de la carrera y sin experiencia.
“Olvidemos los derechos laborales o los derechos que nosotros creíamos que tendríamos toda la vida y que a lo mejor en algunos años podríamos ejercer (y ascender). No, el riesgo es para el país porque pues tendremos una impartición de justicia de bajo nivel", advierte.
“A lo mejor alguien dice: 'a mí qué me importa, a mí nunca me han demandado'. Pero alguna vez en la vida vamos a necesitar un juez justo, un tribunal que esté dispuesto a resolver sin arbitrariedades, sin recibir línea. Eso es lo que enfrentaremos” dice García Campos, con 16 años de carrera judicial.
Por eso, a diferencia de sus compañeros, él sí se inscribió y compite para ser juez. Calcula que, como él, cientos de secretarios se anotaron para competir y ser jueces o magistrados.
“A lo mejor el trabajador promedio del Poder Judicial, al igual que jueces o magistrados están decepcionados con la reforma, pero hay que seguir caminando. Hay que adecuarse a las reglas y tratar de contender para que el Poder Judicial continúe con la seriedad que lo ha caracterizado”, considera.
"Ahora es una revisión curricular, una tómbola y el electorado, pero ser juzgador ya no dependerá de conocimiento ni aptitudes, sino de simpatías para ganar votos, vamos a tener a mucho aspirante espontáneo y bastará el título y la suerte”.
Itzel Checa, coordinadora general del observatorio Designaciones, recordó que, hasta ahora, la Escuela Judicial decide quién se queda en las plazas de secretarios de forma colegiada, previa revisión de calificaciones y antigüedad. Pero como la Reforma Judicial no es clara en ese tema, dice, las designaciones se pueden prestar a discrecionalidad.
"La Escuela Judicial, de cierta forma de manera colegiada, tenía la definición de quién ascendía en la carrera judicial, pero ahora con esta reforma quien tomará las decisiones finales de quien asciende o no, pues son las y los titulares del Poder Judicial o de los órganos”, critica Checa.
"Los criterios para las decisiones ahora son demasiado generales, ambiguos y cuando las disposiciones son así de amplias, pues en realidad se permite que haya una interpretación sesgada. Por tanto, lejos de ser un mecanismo de carrera, con certezas, no las genera ni en los ascensos ni en las remociones”.