Explica que –como en el caso de Catalina– es común que las trabajadoras laboren solo bajo contratos de palabra, lo cual favorece la falta de regulación en horarios, salarios y tareas a realizar.
“Identificamos que de forma discrecional, sin aumentar el salario, sin aumentar las garantías o protecciones que se necesitan al realizar trabajos de cuidado de personas de forma directa, realizaban mucho de estos trabajos de cuidados”, afirma Soler.
Un problema frecuente es que sean empleadas para cumplir con labores del hogar (como lavar, planchar, cocinar), pero con el tiempo se les agregan actividades no pactadas de cuidados, sin que antes exista una consulta o diálogo con su empleador, de acuerdo con las experiencias de trabajadoras de Guerrero, Chiapas y Ciudad de México recolectadas por el Instituto de Liderazgo Simone de Beauvoir.
Se encontró que ninguna de las trabajadoras del hogar participantes había recibido algún tipo de capacitación formal para desarrollar trabajos de cuidados, pese a serles asignado el cuidado de niños, niñas o personas de la tercera edad.
“Incluso, algunas de ellas al momento de la contratación, no contaban con experiencia previa del tipo de cuidados solicitados”, apunta el estudio del ILSB.
Esta ausencia de capacitación conlleva diversos problemas identificados en la investigación, al verse comprometidos tanto el bienestar de las trabajadoras como el de las personas que requieren cuidados:
- Riesgos médicos y de salud para las personas cuidadas
- Riesgos laborales y legales para las trabajadoras
- Accidentes o lesiones físicas también para las trabajadoras
- Baja calidad en los cuidados que proporcionan
- Falta de atención oportuna ante accidentes
- Estrés en el desarrollo del trabajo