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"La vivienda no es un lujo": jóvenes batallan para tener un lugar para vivir

Ravel dejó dos departamentos porque se convirtieron en Airbnb, Sharahi viaja cinco horas para estudiar y Valentina paga 10,000 pesos por un cuarto. Este es el escenario para los jóvenes en la CDMX.
mié 23 julio 2025 11:59 PM
"La vivienda no es un lujo": jóvenes batallan para tener un lugar para vivir en CDMX
Los escenarios de los jóvenes para tener un lugar donde vivir en la CDMX se reducen a rentar, compartir depa o estar en casa de sus padres ante la falta de vivienda accesible.

“Vecino callado será gentrificado”, reclama Ravel Pérez, 30 años, junto a cientos de personas –en su mayoría jóvenes– durante la segunda marcha contra de la gentrificación del pasado 20 de julio en la Ciudad de México.

El joven comparte que dos veces se ha visto obligado a dejar el departamento que renta para que el espacio sea rentado en Airbnb. La primera vez fue en 2022 con la inauguración de la Torre Mitikah, en la alcaldía Benito Juárez, cuando el casero le informó que debía desalojar el departamento.

“Me dijo ‘voy a hacer esto Airbnb, le estoy perdiendo dinero’ y nos sacó a mí y a mi familia, mis dos hermanas y yo”, cuenta Ravel.

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La segunda vez llegó apenas hace unos días, pues la propietaria del departamento donde vive en la Unidad Fovissste Fuentes Brotantes, en la alcaldía Tlalpan, le dio tres meses para desocupar la vivienda para poder alquilarla en la plataforma dirigida a turistas.

“En el sur también están expulsando a la banda fuera de todos los centros turísticos, acá el centro de Tlalpan se está gentrificando. (…) No es solo un problema de la Roma, la Condesa o del Centro Histórico”, comparte.

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Ravel Pérez, 30 años, ha tenido que mudarse en dos ocasiones de departamentos que rentaba porque los propietarios optaron por alquilar a turistas a través de Airbnb.

Ravel, quien estudia una maestría y trabaja, destina más de la mitad de sus ingresos para pagar la renta del departamento, sin embargo, cuando se termine el tiempo dado por su casera regresará a su natal Baja California donde ya se encuentran sus hermanas. Cuando esto ocurra, se convertirá en una de las 80,000 personas que cada año son expulsadas de la Ciudad de México por falta de vivienda asequible, de acuerdo con el proyecto de Programa General de Ordenamiento Territorial (PGOT).

Rentar, compartir o vivir en casa de papás

Ante la baja oferta de vivienda accesible en la Ciudad de México, jóvenes deben enfrentar escenarios difíciles: rentar espacios donde el alquiler es alto y sus derechos son pocos, destinar cuatro o más horas de su día a trasladarse para estudiar o trabajar, compartir espacio con roomies o mantenerse en casa de sus padres o familiares.

“Este perfil de los de los hijos que viven con los padres hasta los veintitantos años ha ido en aumento, esto como resultado de las dificultades para acceder a la vivienda”, apunta Rosalba González Loyde, maestra en Desarrollo Urbano por la Pontificia Universidad Católica de Chile y profesora en la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM.

La primera opción para los jóvenes que buscan independizarse es rentar una vivienda, sin embargo, en la Ciudad de México la regulación jurídica es muy pobre, lo que lleva a propietarios a pedir requisitos excesivos para quienes desean alquilar.

“Claramente no de manera positiva, pero justifica que los propietarios pidan requisitos absurdos”, indica la especialista.

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Entre los requisitos que exigen quienes arriendan su propiedad está el pago inicial de hasta tres meses de rentas por adelantado, pólizas jurídicas y comprobar ingresos por hasta tres veces el alquiler mensual.

“En algunos casos incurre a fenómenos de discriminación. Por ejemplo, que no te renten si eres de la comunidad LGBT o que no te renten si eres madre soltera o que no te renten porque tienes mascotas”, señala la académica de la UNAM.

Si rentar es difícil, para la mayoría de las y los jóvenes comprar un departamento o una casa en la capital podría parecer imposible ante la escasa oferta de vivienda accesible.

González Loyde señala que además de una baja producción de vivienda social, la poca que sí se construye ha tendido a levantarse en alcaldías de la periferia como Iztapalapa y Gustavo A. Madero, cuando la mayor demanda está al centro de la ciudad.

En contraste la alcaldía Benito Juárez tuvo una alta producción de vivienda durante la última década pero dirigida al sector medio y residencial.

“Cuando el gobierno decide que se puede producir más vivienda en un suelo determinado automáticamente este suelo vale más y por lo tanto, si el suelo vale más, la vivienda va a valer más y no va a ser asequible”, detalla la especialista en Desarrollo Urbano.

Se desmitifican los planteamientos de que si se produce más vivienda, con eso se soluciona el problema de accesibilidad. La vivienda no funciona así.
Rosalba González Loyde, especialista en Desarrollo Urbano.

Quienes pueden comprar actualmente vivienda en la ciudad son principalmente parejas con ingresos en conjunto de entre 60,000 y 100,000 pesos al mes, quienes destinan alrededor de 20,000 a 36,000 pesos para el pago de su hipoteca, señala Fernando Soto-Hay, fundador y director general de Tu Hipoteca Fácil.

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“Se está comprando la vivienda de principalmente entre dos a cuatro y medio millones de pesos, que son personas que van a tomar un crédito pensemos entre un millón 600,000 y vamos a decir, tres millones de pesos” , explica el especialista en el podcast ‘CDMX: Gentrificación y crisis de vivienda’.

No obstante, el salario promedio en la Ciudad de México para trabajadores formales es de 8,910 pesos al mes, de acuerdo con la Secretaría del Trabajo.

"No me alcanzaría..."

Con 3.1 millones de pesos como el monto promedio de hipoteca en la Ciudad de México –el más alto a nivel nacional- jóvenes como Sharahi Vaca, de 24 años, ni siquiera se permiten soñar con comprar una vivienda. “No hay manera, no me alcanzaría y a mis papás tampoco”, reconoce.

La joven vive entre la casa de sus padres en Hidalgo y de familiares en el Estado de México, viaja de lunes a viernes a la capital para estudiar Pedagogía. Pasa cuatro horas al día en clases, pero en traslados destina alrededor de cinco horas, además de gastar unos 100 pesos diarios solo en movilidad. “Estoy más tiempo en el transporte de lo que estoy en la escuela”, dice.

“Son casi 1,000 pesos a la semana entre mi comida (y traslados) o hay veces en que hay que elegir si algo no cuadra, que haya tráfico hay que tomar taxi, entonces ahí eliges entre la comida e irte en el camión”, cuenta Sharahi, quien además de estudiar cuida –con apoyo de su familia y el padre–de su hija de dos años.

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Sharahi Vaca, de 24 años, pasa cuatro horas al día en clases para estudiar Pedagogía en la Ciudad de México y cinco horas en traslados, pues vive entre el Estado de México e Hidalgo.

Sharahi lleva tres años en la universidad, pero desde pequeña ha visto el costo de vivir en la periferia, pues sus padres viven en Hidalgo, pero se transportan a diario a la Ciudad de México para trabajar.

Sin embargo, la joven desea al terminar su carrera y conseguir un empleo, poder darle una vida diferente a su hija. “Me encantaría que la escuela a la que va le quede cerca de su casa, que cuando vaya a la universidad no tenga que estar tres horas en un camión”, comparte.

Valentina Fernández, de 25 años, vive en un cuarto por el que paga 10,000 pesos al mes en un departamento que comparte con roomies en la Roma, una de las 11 colonias clasificadas en el polígono de “zonas tensionadas” por el incremento del costo de la vivienda en el plan ‘Por una Ciudad Habitable y Asequible con Identidad y Arraigo Local’ del Gobierno de la Ciudad de México.

Antes de llegar a la Roma, la joven rentó un departamento en Iztapalapa y se trasladaba hasta la colonia Hipódromo, en la alcaldía Cuauhtémoc, para trabajar como hostess en un restaurante. Decidió mudarse después de que una noche al regresar del trabajo unos sujetos la vieron pasar e intentaron meterla por la fuerza a un bar.

“Me daba un chingo de coraje hacer dos horas, (vivir) en un lugar súper inseguro, en las noches iba rezando para que por favor nada más me asaltaran porque como mujer es lo mejor que te puede pasar”, cuenta Valentina.

Al vivir en el corredor Roma-Condesa, la joven cuenta que varios de sus amigos han tenido que mudarse pues los propietarios de los departamentos prefieren rentar a personas extranjeras –en especial de Norteamérica y Europa– incrementando en más del doble el costo del alquiler.

Para Valentina, hay una deuda de los actuales gobiernos hacia las y los jóvenes. “Escuchen a su gente y dejen de traicionar lo que tanto prometieron. La vivienda y la comida no son un lujo, son un derecho”, afirma la joven.

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Valentina Fernández, de 25 años, renta un cuarto en la colonia Roma por 10,000 pesos al mes para estar cerca de su trabajo.

Las acciones del gobierno

En septiembre de 2024, Martí Batres, entonces jefe de Gobierno de la CDMX, anunció el programa piloto de Vivienda Social en Renta para Jóvenes de la Ciudad de México, con el primer proyecto en un estacionamiento en Doctor Lavista 105, en la colonia Doctores, que se transformaría en 158 departamentos dirigidos a jóvenes de 18 a 29 años.

La promesa es ofrecer departamentos en zonas con servicios y transporte público con rentas accesibles, que representen máximo el 30% del ingreso de un joven o familia, dirigido a quienes tengan ingresos por entre uno y dos salarios mínimos, esto es un alquiler de entre 2,500 y 5,000 pesos al mes.

Como jefa de Gobierno de la CDMX retomó y amplió el programa al anunciar que serán Plaza Tlaxcoaque, en la colonia Centro; en la colonia Buenos Aires, Cuauhtémoc; en Tacuba, Miguel Hidalgo, y en El Rosario, en la alcaldía Azcapotzalco.

No obstante, Brugada amplió quiénes serán beneficiarios, pues además de jóvenes se dirigirá a personas vulnerables como madres solteras, adultos de la tercera edad, personas que hayan sido desalojadas, entre otras.

CDMX busca regular gentrificación

La jefa de Gobierno, Clara Brugada, presentó 14 medidas para atender el problema de la gentrificación en la Ciudad de México, que incluyen hacer cumplir la restricción de no incrementar el precio de renta de una vivienda por encima de la inflación del año anterior, así como la creación de una ‘Defensoría de derechos de los inquilinos’, una iniciativa de ‘Ley de rentas justas, razonables y asequibles’ y dar prioridad a la construcción de vivienda pública.

González Loyde ve una prioridad desde el gobierno encabezado por Brugada para atender la necesidad de vivienda en la capital, lo que falta es la capacidad para aplicar estas medidas, como ha sucedido con la regulación de Airbnb que en la ley tiene un tope del 50% de noches al año para su ocupación, pero actualmente no se aplica.

“Estamos hablando de Airbnb que tiene una oferta de 26,000 inmuebles (cuartos y viviendas completas) en la Ciudad de México. Imagínate si lo colocamos en la vivienda en alquiler en una ciudad que además forma parte de una metrópoli, en donde ni siquiera tenemos certeza de quiénes son los propietarios de la vivienda”, apunta la especialista.

La meta de la jefa de Gobierno es realizar 200,000 acciones de vivienda durante su sexenio, sin embargo, solo 30,000 serán vivienda nueva, en los que se incluyen los proyectos del programa ‘Vivienda Pública para Renta’ –con 20,000 viviendas– dirigidas en especial para grupos vulnerables o afectados por la gentrificación, como jóvenes, adultos mayores, madres solteras, familias sin casa propia y personas que han sido desalojadas.

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