Anfitriones niegan culpa en gentrificación
Magdalena es economista, consultora en temas económicos y finanzas públicas. Se autodefine como feminista y emprendedora, y su habilidad para la tecnología, la llevó a insertarse fácilmente en la plataforma de hospedaje Airbnb.
Hoy es “superanfitriona”, un distintivo que la plataforma de hospedaje otorga por sus altas calificaciones de huéspedes y por los servicios que ofrece. Magdalena ve su emprendimiento como una forma de autonomía económica.
“Ser mayor no significa dejar de ser productiva. Este negocio me da independencia, me permite sostener lo que construí con mi trabajo, sin depender de nadie”, señala.
Para la anfitriona, su casa no solo es un sitio de hospedaje, también es un punto en el que se recomiendan negocios locales bajo un concepto de desarrollo comunitario y además da trabajo a personal de mantenimiento, limpieza.
“Les digo: este cojín lo puedes conseguir en el mercado de Coyoacán, esa colcha la encuentras aquí, allá, todo circunscrito a mi colonia. Les enseño la ciudad desde lo local”, afirma.
Magdalena rechaza que la gentrificación sea culpa de Airbnb ya que, si bien hay zonas con mayor concentración de habitaciones o casas en la plataforma, existen casos de emprendimiento familiar y sustento de otras más.
Este negocio no nos va a hacer millonarios, es un negocio, en muchos casos de sobrevivencia.
Magdalena García, anfitriona de Airbnb.
Ángel Torres, fundador de “Todos Somos Anfitriones” y del frente “Unidos por la Hospitalidad”, califica como "simplista" la narrativa en la que se responsabiliza a las plataformas de hospedaje por el encarecimiento de las rentas en la capital.
Asegura que según estadísticas de la propia plataforma Airbnb, el 60% de huéspedes en la Ciudad de México son mexicanos y no todos se concentran en las colonias, Roma, Condesa y Polanco, ya que existe un mercado de habitaciones que se adapta a las necesidades de cada viajero.
“Nosotros complementarios a los servicios turísticos, hay habitaciones en la zona de hospitales, cerca de los centros de espectáculos. Hay gente recibiendo personas en Milpa Alta, donde no hay un solo hotel”, explica.
Ángel, quien además es administrador de cuatro inmuebles en la plataforma y da empleo a 10 personas, rechaza que no haya derrama económica por parte de los huéspedes, pues asegura que por cada peso gastado en la habitación, otros cuatro van a los comercios de las inmediaciones.
“En la tiendita, por si te quieres hacer un cereal en tu habitación, en el restaurante cercano para desayunar, en el café, el taxi para trasladarte, en la lavandería, somos un motor económico para la ciudad”, resalta.
En ese sentido, Airbnb destaca que nueve de cada 10 de los anfitriones recomiendan restaurantes y cafés a sus huéspedes, y aproximadamente el 90% lo hace con lugares dentro de su misma colonia.
En 2024, la actividad de Airbnb generó un impacto económico de más de 22,000 millones de pesos en la CDMX e impulsando ingresos para más de 46,000 personas en sectores como alimentos, transporte y comercio de acuerdo con datos de la plataforma.