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Modelo 'Colibrí' se replicará en CDMX para atender consumo de drogas

Los Centros Colibrí, que operan en Iztapalapa y llegarán a toda la capital, atienden las adicciones sin enfoque prohibicionista y buscando que las personas sean responsables de su consumo.
sáb 18 enero 2025 11:45 PM
centros colibrí de Iztapalapa se replicarán en la CDMX para atención de adicciones
La premisa de los Centros Colibrí es no criminalizar, estigmatizar ni castigar; se ofrecen servicios especializados a usuarios de sustancias psicoactivas, así como a sus familias.

“Marihuano”, “drogadicto”, “vicioso”, son algunas de las etiquetas con las cuales Axel Cruz, terapeuta en el Centro Colibrí de la Utopía Meyehualco, en Iztapalapa, batalla por desterrar en las sesiones de terapia con personas consumidoras de sustancias y sus familias.

Este es uno de los 13 Centros Colibrí que funcionan dentro de las Utopías de Iztapalapa, cuyo modelo basado en la reducción de daños, el enfoque integral y la toma de responsabilidad del consumidor, se extenderá a toda la Ciudad de México para hacer frente a las adicciones.

“Nos permite sensibilizar a la gente sobre un tema donde hay mucho tabú todavía y eso también hace un tejido social más fuerte donde no estamos peleados unos con otros. Las familias se pueden unir y no ver a la persona como un problema, sino a la situación que está pasando como el verdadero problema”, explica el terapeuta en entrevista con Expansión Política.

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La expansión del modelo de los Centros Colibrí forma parte del proyecto anunciado por la jefa de Gobierno, Clara Brugada, de instalar un total de 100 "Unidades de Transformación y Organización para la Inclusión y la Armonía Social".

Axel Cruz explica que el abordaje para el tratamiento es diferente a otros centros de atención, pues no se centra en sancionar o eliminar por completo el consumo, sino en hacer responsable a la persona sobre su consumo de sustancias.

Muchas personas no quieren dejar de consumir y no lo ven como problemático, realmente no todo uso es abuso ni todo uso es un problema. Hay que ayudar a la gente a que sea responsables dentro de su consumo".
Axel Cruz, terapeuta del Centro Colibrí en Utopía Meyehualco

Adolescentes canalizados por sus escuelas después de ser descubiertos consumiendo algún tipo de sustancia, madres y padres preocupados por encontrar pastillas "extrañas" o hierba (mariguana) en el cuarto de su hijo o hija, jóvenes preocupados porque su consumo pueda llevar a una adicción, son algunos de los casos que llegan al salón donde Axel da sesiones de terapia y charlas de sensibilización.

“Hay que trabajar en quitar el estigma, luego en saber cuándo no es problemático y cuándo sí lo es. Al hacer esa evaluación las personas comienzan a tomar decisiones para asumir la responsabilidad de lo que están haciendo”, cuenta el joven.

Asimismo, se dan talleres para gestionar emociones, resolver problemas y establecer límites, a fin de ayudar a las personas a mejorar sus relaciones y buscar otras formas de resolver situaciones difíciles.

“En un punto cuando las personas ven que no es necesario consumir para afrontar un problema reducen su consumo o incluso llegan a decir: ‘ya no quiero consumir’, pero eso se le deja a su toma de decisiones”, señala Axel.

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En la Ciudad de México, el 10.6% de las personas de 12 a 65 años ha consumido drogas alguna vez en su vida, según la Encuesta Nacional de Consumo de Drogas, Alcohol y Tabaco (ENCODAT), sin embargo, es difícil conocer la incidencia actual pues dicho estudio no se actualiza desde 2017 por falta de presupuesto.

El enfoque de reducción de daños es "revolucionario" en México después de la violencia y criminalización de personas consumidoras de sustancias durante la llamada guerra contra el narco emprendida durante el periodo de Felipe Calderón, considera Amaya Ordorika, directora general del Instituto para la Atención y Prevención de las Adicciones (IAPA) de la Ciudad de México.

“Se abandonó significativamente la estrategia de salud, ponía el énfasis en la estrategia de seguridad y generaba una narrativa donde toda persona que se relacionara con una planta o sustancia psicoactiva se volvía una amenaza para nuestra sociedad, un enemigo público a erradicar", señala.

“En cambio, esta visión reconoce que todas y todos somos ciudadanas y ciudadanos sujetos de derechos y que nuestro consumo de sustancias psicoactivas no nos hace menos merecedores”, agrega la funcionaria.

Ordorika trabajó en la concepción de los Centros Colibrí en la alcaldía Iztapalapa, entonces desde la sociedad civil como integrante de ReverdeSer Colectivo.

Es el cambio de viraje total: pasamos de mirar a las personas que consumen sustancias psicoactivas como enemigos públicos a mirarlas como ciudadanas y ciudadanos que son, están más cerca de lo que uno cree: son nuestros vecinos, amigos, familiares".
Amaya Ordorika, directora del Instituto para la Atención y Prevención de las Adicciones CDMX

De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas, sólo el 15% de las personas usuarias de sustancias psicoactivas a nivel mundial durante los últimos 10 años generaron un uso problemático de las mismas, mientras el otro 85% no desarrollaron dependencia, refiere la directora del IAPA.

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“(Los Centros Colibrí) son una propuesta muy innovadora para México, pero que está basada en la evidencia científica más actualizada a nivel internacional para la atención al consumo de sustancias psicoactivas que pone en el centro a la persona usuaria y no a la sustancia. Nos abre la puerta a otras intervenciones que nos permiten prevenir consumos problemáticos y adicciones y también daños irremediables a la salud", subraya la especialista.

“El modelo de los Centros Colibrí se va a seguir ampliando para que pueda llegar a más personas y más personas puedan tener acceso a este servicio público”, afirma la directora del IAPA.

El enfoque de reducción de daños y riesgos es opuesto a las políticas prohibicionistas que se han abordado en México y en el mundo durante décadas, destaca Aldo Contró, presidente de la organización Centro de Libertad Responsable (CE Libre).

“Dan mucho mejores resultados según la evidencia que tenemos y son políticas y estrategias que respetan los derechos humanos de las personas en distintos sentidos y uno de ellos es el derecho humano a la libre determinación”, indica.

Para Contró, los Centros Colibrí serán una buena estrategia para hacer frente al consumo problemático de sustancias en la capital, no obstante, advierte, sus resultados dependerán de la cobertura y los alcances de sus programas.

“Me parece que tienen un enfoque correcto los Centros Colibrí que se van a abrir en la Ciudad de México, pero precisamente porque tienen un enfoque correcto, contrario al que ha habido generalmente y sigue habiendo en el Gobierno federal, tienen que ampliarse tanto sus alcances tanto sus programas", enfatiza.

“Estos van a ser limitados siempre que los programas se queden reducidos a los de los Centros Colibrí”, considera el activista.

El representante de CE Libre plantea además la realización de análisis de sustancias, como ya se hace en festivales y eventos masivos. Por ejemplo, en Colombia las personas de forma voluntaria pueden dar una muestra de la sustancia para conocer de qué está compuesta realmente.

“Una dosis de cocaína puede tener 10% de cocaína y 90% de otras sustancias que son mucho más dañinas y más peligrosas para la salud”, observa Contró.

También plantea la adecuación de espacios de consumo seguro, por ejemplo en el uso de marihuana y derivados de cannabis.

Atención a la diversidad sexual y de género

Los Centros Colibrí también tienen un área dedicada a apoyar a personas LGBTQ+, así como sus familias.

Luis Javier Soriano, encargado de este espacio en la Utopía Meyehualco, cuenta que si bien las familias más tradicionales aún tienen dificultad en aceptar la orientación sexual de los más jóvenes, el mayor conflicto se da en los casos donde la persona se identifica con un género distinto al asignado al nacer.

“La problemática más grande para ellos (padres y madres) es: ‘mi hija se identifica como niño’ o ‘mi hijo se identifica como niña’, la identidad de género, ahí hay una mayor resistencia", alerta.

“Las personas es normal que vengan con enojo, tristeza, primero hay que dar la contención; después sensibilizar. Si tu hija o hijo que está en la primaria o secundaria en la escuela sufre violencia porque se identifica como como niña o niño, llega a su casa donde debería tener una red de apoyo y no la tiene porque hay rechazo ¿entonces cómo se siente? No hay lugar seguro”.

Desde este Centro Colibrí, Luis trabaja en sesiones individuales y con familias para que se puedan conocer y aceptar las diferentes identidades de género y orientaciones sexuales, además de facilitar la información y el acceso a métodos anticonceptivos.

Otros servicios del centro son pruebas gratuitas y confidenciales para la detección de VIH, sífilis y hepatitis; en casos positivos se canaliza a la persona a la Clínica Condesa para recibir atención especializada.

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