Tras los comicios, Morena pasará de gobernar 11 de las 16 alcaldías —según los resultados de 2018— a tener el control de solamente siete, mientras que la alianza Va por la CDMX (PAN-PRI-PRD) ganó las otras nueve y aún pelea los resultados en Xochimilco, donde la diferencia entre los punteros fue apenas superior a 1% y los aliancistas prevén ir a tribunales.
Así, los alcaldes de oposición tendrán una mayor representación y podrán ejercer una mayor presión respecto de temas como la asignación de presupuesto y la seguridad.
En el Congreso, el panorama es similar. Morena ganó 19 de las 33 diputaciones de mayoría relativa y la oposición se quedó con 14, cuando hace tres años el partido fundado por el presidente Andrés Manuel López Obrador y que postuló a Sheinbaum obtuvo 31 curules.
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Ante este cambio en la representación de los partidos en la ciudad, Sheinbaum enfrentará una mayor presión desde el bloque PAN-PRI-PRD, lo que podría provocar cambios en la ruta de su administración, señala Gustavo López Montiel, académico de la Escuela de Ciencias Sociales y Gobierno del Tec de Monterrey.
"Su estrategia de gobierno tendrá que cambiar necesariamente porque, además, los actores políticos que entraron, diputadas y diputados, alcaldes y alcaldesas, son figuras con peso político, lo cual al final de cuentas le hará replantearse su estrategia de negociación", dice en entrevista.
La jefa de gobierno puede optar por una posición más conciliatoria; de alguna manera le conviene porque, al final de cuentas, necesita cerrar frentes que tiene abiertos después de la elección y negociar con ellos de manera anticipada".