El 17 de octubre es el Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza. Permite actualizar el compromiso de México adoptado en la ONU con el Objetivo 1 “Fin de la Pobreza” de la Agenda 2030 y enfatiza la urgencia de aplicar acciones efectivas para un México libre de pobreza.
#ColumnaInvitada | ¿Fin de la pobreza?

Aún con la reciente reducción anunciada por el Inegi estamos lejos de lograr la meta de la Agenda 2030, pues no se reduce la pobreza a la mitad en 14 estados y para varios grupos de población como indígenas, niñas y niños, jóvenes.
La erradicación de la pobreza a menos de 2% estaría aún más lejos. A nivel nacional tomaría 56 años (en 2081) y también más de 50 años para grupos de población y para 15 de los 32 estados.
Eso, si se mantiene la “velocidad” lograda entre 2016 y 2024, que es la mayor que hemos tenido. Sin embargo, esa “velocidad” está amenazada por varios flancos, en la economía y en las políticas públicas.
Tomar en serio la erradicación de la pobreza traza un horizonte deseable que es viable. Proyecta una sociedad donde nadie viva con privación por carecer de ingreso suficiente o de acceso a los servicios y condiciones para ejercer sus derechos sociales: a la salud, a la educación, al trabajo, a la alimentación, a la vivienda digna, al medio ambiente sano, a la no discriminación.
La medición de la pobreza desde la creación de Coneval a la fecha ha sido muy relevante para nutrir la deliberación pública, pero como métrica única puede producir confusiones y desvíos.
Por un lado, se presta al triunfalismo, por ejemplo, con la reciente reducción de la pobreza. Siendo buena noticia, la medición presentada por INEGI también presenta condiciones y situaciones inaceptables, especialmente las que derivan de políticas públicas. Por ejemplo, el incremento al doble de la carencia por acceso a servicios de salud o la exclusión del 60% de las personas en pobreza extrema que no reciben programas gubernamentales de transferencias monetarias, pese a que su presupuesto se ha cuadruplicado desde 2018.
Por otro lado, hay confusión sobre qué se mide. Pretender que quienes salen de la pobreza son “clase media” o ya viven dignamente y con las condiciones necesarias para su bienestar es una ilusión errónea que desconoce que esta métrica refiere a mínimos. Superar la “línea de pobreza” es pasar solo a un siguiente nivel de sobrevivencia que combinado con las carencias sociales crea vulnerabilidades que incluso pueden revertirse.
La pobreza no se puede idealizar o minimizar. Anima recibir el impulso del nuevo Papa León XIV, que en su reciente exhortación apostólica Dilexit Te alerta sobre prejuicios ideológicos que pretenden justificar, minimizar o peor aún, culpar a las personas pobres por su situación (DT, 13-15).
Para este 17 de octubre, Acción Ciudadana Frente a la Pobreza presentó el reporte especial “ Erradicar la pobreza. Rutas para un México libre de pobreza en un país vivible ” donde analiza cuántos años requerimos para reducir la pobreza a la mitad, y para erradicarla (menos del 2%) a nivel nacional, por estados y para grupos de población.
El reporte propone 10 rutas para redoblar el paso de lo que funciona, corregir el rumbo de lo que no funciona y acelerar el paso para “no dejar a nadie atrás”, como establece el principio de la Agenda 2030.
Para las 10 rutas se explicita el problema a enfrentar, se presenta el horizonte de la ruta con una “palanca” que detone el cambio y se enlistan tres acciones viables y efectivas para avanzar en el contexto actual.
Las rutas parten de tres estrategias indispensables para zonas y personas en pobreza: I. Construir alternativas económicas sostenibles. II. Invertir en instituciones que garanticen derechos. III. Transitar a un modelo económico sustentable para el planeta.
Con este “mapa de rutas”, desde la sociedad civil nos proponemos en las próximas semanas: (i) presentar con más detalle y sustento cada una de las 10 rutas; (ii) dialogar y construir acuerdos y redes colaborativas con otras organizaciones sociales, civiles, académicas y demás actores que puedan adoptar, enriquecer y presionar por hacerlas realidad; y (iii) buscar interlocución con autoridades gubernamentales que estén abiertas al diálogo con la sociedad. Tenemos la convicción que este objetivo común puede ser factor de unidad más allá de ideologías o colores partidistas.
Soñemos y actuemos con un México libre de pobreza en un planeta vivible.
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Nota del editor: Rogelio Gómez Hermosillo es Presidente Ejecutivo de Acción Ciudadana Frente a la Pobreza. Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente al autor.