El aumento en los ingresos por trabajo redujo la pobreza. Para mantener la reducción y avanzar se requiere desarrollo económico inclusivo, un modelo que garantice la mejora de los salarios junto con el aumento de la productividad. La iniciativa por ingreso digno traza una ruta en esa dirección.
#ColumnaInvitada | Salario Digno. Se puede ganar más por pagar mejor

La iniciativa por el salario digno surge de grupos y liderazgos empresariales en diversos puntos del país: México Digno en Chihuahua, Coincydes en Jalisco, Alianza para la Prosperidad en Guanajuato, Empresa Contigo en Nuevo León, Empresas e Ingreso Digno en la CDMX abrieron la brecha.
Con el impulso de Coparmex, las diversas iniciativas se articularon y crearon el Colectivo Vida Digna, donde también participan el Centro de Empresas Concientes, del Tec de Monterrey, la Fundación del Empresariado Mexicano – Fundemex, Canacintra, el Centro Mexicano para la Filantopía – CEMEFI y Acción Ciudadana Frente a la Pobreza.
El propósito del Colectivo es impulsar la adopción del ingreso digno como una decisión libre y voluntaria de las empresas. La finalidad es que toda persona que trabaje en la iniciativa privada pueda vivir dignamente.
La iniciativa mexicana forma parte de una tendencia internacional creciente. El Colectivo ya forma parte de la Red Global por Salario Vital ( Global Living Wage Network ) donde confluyen iniciativas similares en Reino Unido, EEUU, Canadá, Nueva Zelanda Sudáfrica, India, Filipinas y varios países más.
El movimiento está creciendo a nivel global: La OIT de la ONU ha logrado un acuerdo sobre “salario vital” , en febrero de 2024. El Pacto Global (Global Compact) que promueve la Agenda 2030, ha acordado 5 áreas de acción para avanzar más rápido ( Forward Faster ), una de ellas es el salario digno.
En México y a nivel internacional, todo parte del reconocimiento de cuánto se necesita para vivir dignamente. Mediante un proceso riguroso, transparente y participativo se define una “canasta digna” de bienes y servicios indispensables para una familia. El costo de esa “canasta digna” se divide entre los perceptores de ingreso del hogar para establecer el salario digno.
En México, para 2025 el Colectivo Vida Digna estimó una canasta de 26,800 pesos y por tanto el monto de referencia del salario digno en 13,400 al mes, libres, como remuneración mínima. El monto se actualiza anualmente para mantener su valor. En el futuro es posible que cada ciudad o región calibre mejor las necesidades y costos. Por ahora, el monto de referencia nacional refleja adecuadamente la meta a lograr.
La adopción del ingreso digno es una decisión voluntaria y libre de cada empresa. Alcanzar la meta es un proceso gradual que avanza con base en la capacidad de cada empresa. No puede ser impuesto como obligación legal o por decreto, el salario digno es diferente y va más allá del salario mínimo que sí es una obligación legal.
En principio es una decisión de responsabilidad social empresarial. La iniciativa no surgió -y sus pioneros y “champions” no la promueven así- como una estrategia de negocio, sino como un acto de justicia, pero resultó que también produce un beneficio para las empresas, además del efecto en la calidad de vida de las familias.
Las empresas que han adoptado el ingreso digno reportan que logra un retorno de la inversión, pues reduce la rotación de personal y las vacantes sin ocupar; permite atraer mejor talento y mejora el ambiente laboral.
Al ser una decisión empresarial, basada en planes de productividad que sostienen la mejora de las remuneraciones, el salario digno puede contribuir a enfrentar de raíz dos graves problemas macroeconómicos estructurales: la “informalidad” al hacer más atractivo el trabajo formal y la productividad estancada, al incentivarla y ampliar el mercado interno.
La economía mexicana enfrenta múltiples retos. Aunque suene contraintuitivo, hay fundamento suficiente para afirmar que pagar mejor a quienes menos ganan tiene efectos positivos no solo en pobreza y desigualdad, sino también en cada empresa y en la economía en su conjunto.
Los datos muestran que muchas empresas grandes y medianas pueden adoptar ya el ingreso digno sin afectar su rentabilidad. Las empresas globales ya lo adoptaron en sus países de origen no pueden ser omisas en el nuestro. Las “empresas socialmente responsables” están moralmente obligadas a iniciar por “su metro cuadrado”: su nómina.
El salario digno es lo justo y resulta, además, un buen negocio. Se puede ganar más por pagar mejor.
____
Nota del editor: Rogelio Gómez Hermosillo es Presidente Ejecutivo de Acción Ciudadana Frente a la Pobreza. Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente al autor.