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#ColumnaInvitada | El Plan México, un llamado a innovar la educación técnica

En muchos países desarrollados estudiar carreras técnicas es un proyecto de vida valorado, que permite conseguir trabajo decente en un plazo más corto que una carrera universitaria.
vie 03 octubre 2025 11:04 AM
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En México, la educación técnica es poco valorada. Nuestro país ocupa el último lugar en la OCDE por la proporción de jóvenes con carreras de nivel técnico, con un ridículo 2%, muy lejos del 38% de Alemania y 52% de Austria, apunta Rogelio Gómez Hermosillo. (fatihhoca/Getty Images)

La mitad de las personas jóvenes acumula desventajas que crean barreras para ejercer sus derechos al trabajo, a la educación, a la salud y a una vida digna. La pobreza crea muchas de las desventajas desde la cuna: desnutrición crónica que afecta el desarrollo cerebral durante los primeros años de vida, mala calidad educativa con bajos aprendizajes en la infancia y la adolescencia, rezago educativo por no concluir al menos el bachillerato y desempleo o trabajo precario durante la etapa adulta de la juventud.

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Los datos del Inegi que mostraron la reducción de la pobreza también prenden múltiples alarmas. Una de ellas, es el incremento del rezago educativo que sube del 17 al 28% entre jovenes de 18 a 29 años de edad, entre 2016 y 2024. El rezago educativo consiste en carecer de educación media superior – EMS completa (EMS = bachillerato o “preparatoria”).

El abandono escolar más cuantioso sucede en ese nivel. De cada 100 niñas y niños que entran en primaria solo 53 concluyen la EMS, casi la mitad quedan fuera (47 de cada 100), sólo 38 entran a educación superior y 27 la concluyen (Datos SEP 2024).

La EMS es un nivel educativo disperso en múltiples subsistemas con dos grandes vertientes: “general” y “técnica” (EMS-Tec). Esta última, atomizado en decenas de modalidades, que incluyen las “vocacionales” del IPN (CECyT), los bachilleratos agropecuarios e industriales (antes DGTA y DGTI), los Conalep y las múltiples opciones técnicas estatales.

En muchos países desarrollados estudiar carreras técnicas es un proyecto de vida valorado, que permite conseguir trabajo decente en un plazo más corto que una carrera universitaria. Representa una opción de movilidad social para jóvenes de hogares de bajos ingresos.

En cambio, en México, la educación técnica es poco valorada. Nuestro país ocupa el último lugar en la OCDE por la proporción de jóvenes con carreras de nivel técnico, con un ridículo 2%, muy lejos del 38% de Alemania y 52% de Austria.

El Conalep y las otras escuelas de EMS-Tec están menospreciadas, son las últimas opciones buscadas por jóvenes que salen de secundaria. Para enfrentar el rezago educativo y las barreras de acceso al trabajo de millones de jóvenes, urge revalorar la EMS-Tec, por parte de empleadores, padres de familia y los propios jóvenes.

La revalorización de la EMS-Tec solo es posible si posibilita el acceso a empleos formales bien pagados en plazos mas cortos. Para esto, debe estar vinculada con la dinámica económica de cada lugar.

La innovación debe ir a fondo, la EMS-Tec debe dejar de ser una “preparatoria” para la educación superior. Sin dejar de ser bivalente, urge superar el modelo educativo del “bachillerato general”. La EMS-Tec requiere asumir una identidad y propósito propio: formar profesionales técnicos (antes llamadas “carreras cortas” u oficios). Solo así puede superar el enfoque por materias, reorganizar la carga horaria, priorizar el aprendizaje desde la experiencia y con enfoque práctico y aplicado.

El Plan Integral del Sistema Nacional de Bachillerato de la Nueva Escuela Mexicana puede ser la ruta para esta innovación. La educación dual en México es una experiencia valiosa a recuperar, pero no se puede multiplicar a la escala necesaria. Resulta indispensable crear nuevas modalidades más flexibles y acordes a nuestra realidad de “educación dual” que garanticen que quienes estudian EMS-Tec cuenten con una experiencia práctica, relevante y sustantiva, al interior de centros de trabajo en sus áreas de estudio.

Estamos lejos: Menos de la mitad de los estudiantes de EMS-Tec tienen experiencias de prácticas profesionales, pasantías o estancias (Inegi, ENILEMS 2019). Resolver ese absurdo es indispensable para lograr la meta de “100% educación dual” trazada en la Plan México.

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Los efectos benéficos de una EMS-Tec innovada, actualizada, vinculada y revalorada son múltiples:

En la economía contribuiría a aumentar la productividad y atender los requerimientos de personal del “nearshoring” y el crecimiento económico.

En lo social, tendría un gran impacto frente a la desigualdad, pues abre una vía de superación personal a millones de jóvenes sin estudios universitarios.

Paradójicamente, en lo educativo podría llegar a ser una vía más eficaz para que más jóvenes lleguen a cursar estudios superiores u otras especializaciones, pero en una etapa posterior de su vida, como resultado natural de la experiencia laboral.

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Nota del editor: Rogelio Gómez Hermosillo es Presidente Ejecutivo de Acción Ciudadana Frente a la Pobreza. Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente al autor.

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