El primer año de gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum debe evaluarse como el séptimo del proyecto político de la llamada Cuarta Transformación. No se trata de demeritar el trabajo de la primera mujer en la historia en la Presidencia, sino de destacar las exigencias hacia un movimiento que se propuso cambiar al país a profundidad a partir de su llegada al poder en 2018.
#Opidemia | Sexenio binomial

Para bien o para mal, la presidenta heredó un entramado político, institucional y jurídico sobre el cual tendrá que construir soluciones para las problemáticas que también le fueron legadas. Se ha beneficiado de un amplio respaldo, producto de la actuación de su antecesor, Andrés Manuel López Obrador, pero también recibe situaciones irresueltas, como la violencia a lo largo y ancho del territorio nacional.
Lee más
Una pregunta recurrente es si Sheinbaum logrará desmarcarse del líder carismático y fundador del proyecto político; si podrá imponer su propio sello en el sexenio que le toca gobernar. La pregunta es, en realidad, incorrecta. No hay visos de que ella deseé marcar esa diferencia.
“Damos continuidad y avanzamos sustentados en la gran hazaña del presidente López Obrador, que no solo separó el poder político del poder económico sino que, con un nuevo proyecto de justicia social, sacó de la pobreza a más de 13.5 millones de personas”, dijo en su mensaje con motivo de su primer informe de gobierno. El líder fundador sigue presente, sin estarlo físicamente, ni siquiera como callado invitado en el referido acto político.
Lo que tenemos es un sexenio binomial, un gobierno en el que el objetivo principal es dar continuidad a las acciones que marcó López Obrador. Las directrices están claramente establecidas, comenzando por ingentes cantidades destinadas a los programas sociales tratando de atender a sectores en otros momentos olvidados, pero con una natural desatención, a cambio, a otros rubros.
El tema de los baches, por ejemplo, comienza a ser preocupante. El 81.7% de la población de 18 años o más, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana del Inegi, manifiesta que estos socavones en las calles y avenidas son el problema más importante en su ciudad. ¿En qué medida deberían destinarse más recursos para la infraestructura carretera en vez de para las obras ferroviarias que anunció la presidenta?
Otro tema que también debe valorarse es el de los recursos distribuidos a los municipios. Ciertamente se ven beneficiados en tanto que sus habitantes son parte de algunos de los programas sociales federales, pero qué tanto este reparto ha reducido otros mecanismos de acceso a recursos como las participaciones federales. Los datos apuntan a que los municipios siguen siendo un eslabón demasiado débil en el sistema federal mexicano, especialmente aquellos con poblaciones inferiores a los 100 mil habitantes.
Se equivocan quienes consideran que la presidenta Sheinbaum ya ha logrado imponer su propio sello, apenas en su primer año de gobierno; es algo que aún está por verse. Dependerá de lo que está por venir, para comenzar de las reformas pendientes ampliamente anunciadas por López Obrador, como la electoral.
También de que logre distanciarse con mayor claridad en materia de seguridad, con menos abrazos y más uso de la capacidad de fuego del Estado (balazos), así como de que logre la implementación exitosa de procesos complejos (no basta con la reforma legal) como el de la digitalización del gobierno, un asunto que AMLO realmente nunca contempló.
A nivel internacional sigue la tibieza, sin mucho interés por protagonizar ni siquiera a nivel latinoamericano; salvo el control de las recurrentes amenazas de Donald Trump y de algunos rozones con Perú por la defensa del expresidente Pedro Castillo, la política exterior sigue siendo la misma que en los tiempos del primer sexenio de la 4T.
Por lo que respecta a Morena, el partido con el que se institucionaliza el movimiento, enfrentará un gran desafío rumbo a las elecciones intermedias de 2027. La presidenta, militante con licencia, tendrá que demostrar que es el pegamento que puede unir a la diversidad de grupos que se friccionan ya en busca de las candidaturas. La disminución de rupturas como condición indispensable para que el proyecto se sostenga al menos por un sexenio más.
El de la presidenta Sheinbaum es un sexenio de encadenamiento, de tal continuidad con el de López Obrador que los resultados deben medirse como el séptimo año del proyecto de la 4T, más que como el primero de un nuevo proyecto.
____
Nota del editor: Javier Rosiles Salas ( @Javier_Rosiles ) es politólogo. Doctor en Procesos Políticos. Profesor e investigador en la UCEMICH. Especialista en partidos políticos, elecciones y política gubernamental. Las opiniones de este artículo son responsabilidad única del autor.