El momento con mayor registro de alcance e interacciones en redes sociales fue durante el mensaje de la presidenta del Instituto Nacional Electoral, Guadalupe Taddei, cuando dio a conocer la tasa de participación electoral que fue de menos del 13%. La plataforma de monitoreo Brand 24 registró un desplome de las interacciones sobre la Elección del Poder Judicial justo unas horas después de este anuncio. No es trivial que el único dato relevante, y ampliamente conocido por las audiencias digitales, fuera la magnitud del abstencionismo: es una señal del bajo interés por la ciudadanía alrededor de esta elección judicial.
Las audiencias digitales promovieron modestamente los comicios el día de la elección, pero el interés se disipó tan rápido como se emitieron los porcentajes de participación ciudadana, de acuerdo con la plataforma Brand 24. La información sobre los candidatos ya era heterogénea durante las campañas electorales, y los resultados sobre todos los seleccionados al Poder Judicial apenas se conocen porque tienen débil alcance en plataformas digitales. Salimos a votar sin contexto suficiente, y sin saber si el voto de los ciudadanos tendría algún efecto en la vida real: una simulación con consecuencias peligrosas para la impartición de justicia.
Los esfuerzos de muchos aspirantes al Poder Judicial por mantenerse vigentes en redes sociales, pagando un costo alto con su prestigio profesional, fueron en vano. Las críticas alrededor de las estrategias de los candidatos son fútiles, y posiblemente carentes de análisis profundo, porque los señalamientos calificativos son los problemas menores que actualmente enfrentan las audiencias. Los detractores y voces expertas en temas de democracia tenían un punto válido sobre este proceso: la opacidad en la presentación de los resultados después del día de los comicios.
Si las elecciones del poder judicial tuvieron menos alance de lo esperado, sin campañas de los aspirantes ni contenidos emitidos por las cuentas oficiales de las instituciones, era esperado que el interés de las audiencias se desplomara tan pronto concluyeran los comicios. Este escenario es riesgoso porque la ciudadanía no se entera de primera mano quiénes son los nuevos integrantes del Poder Judicial, situación contradictoria para un estado democrático que debería estar consciente de la identidad de sus representantes. Los votantes salieron a emitir su decisión con poca información, y el resultado de estas elecciones es igual de opaco. No hace sentido que la ciudadanía salga a votar sin saber a quiénes van a elegir, y menos que no se enteren quiénes ganaron porque la comunicación oficial de los resultados no es eficiente.