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#ColumnaInvitada | El cortejo del dragón en Latinoamérica y el Caribe

El acercamiento de China y su llamado a construir una nueva gobernanza regional resultan muy atractivas y han ganado aceptación entre las élites empresariales y gubernamentales latinoamericanas.
jue 29 mayo 2025 06:00 AM
#ColumnaInvitada | El cortejo del dragón en Latinoamérica y el Caribe
Durante la 4ª Reunión Ministerial del foro China-Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), celebrada en Beijing, el presidente de China, Xi Jinping, se dirigió a todos los gobiernos de la región como sus “pares” en el sur global.

En los últimos 10 años, China ha cortejado económica y políticamente a los países de América Latina y el Caribe con gran éxito, posicionándose como un actor de primer orden, capaz de alterar la estructura hegemónica tradicional, históricamente construida en torno al predominio de Estados Unidos en su mal llamado “patio trasero”.

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La semana pasada, durante la 4ª Reunión Ministerial del foro China-Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), celebrada en Beijing, el presidente de China, Xi Jinping, se dirigió a todos los gobiernos de la región como sus “pares” en el sur global y argumentó que China es un socio confiable, que busca una relación comercial dinámica, basada en el respeto a la soberanía y el beneficio mutuo, dirigida a la construcción de una comunidad de futuro compartido, que es la manera amigable con la que China conceptualiza su visión de un nuevo orden regional.

Pues bien, en el contexto actual, caracterizado por desafìos socioeconómicos y guerra comercial arancelaria alentada por Estados Unidos, el acercamiento de China y su llamado a construir una nueva gobernanza regional resultan muy atractivas y, consecuentemente, han ganado aceptación entre las élites empresariales y gubernamentales latinoamericanas.

China es hoy el segundo socio comercial de la región y ocupamos el segundo lugar en torno a su inversión extranjera directa. Los niveles de comercio pasaron de 12,000 millones de dólares a principios de siglo, a más de 500,000 millones el año pasado; 22 de 33 países se han adherido a su Iniciativa de la Franja y la Ruta, alimentando más de 200 proyectos de financiamiento e inversión en infraestructura naviera, ferroviaria, carretera, minera y otros ámbitos como las energías renovables, la inteligencia artificial o las industrias espaciales.

La reciente construcción del megapuerto de Chancay en Perú, que reduce en 11 días el tiempo de navegación por el Pacífico, el financiamiento y/o refinanciamiento de deuda sin condicionamientos (similares a los impuestos por el Fondo Monetario Internacional), los programas de becas educativas y/o las estrategias de diplomacia cultural, son incentivos muy poderosos que abonan a favor de la diversificación económica con China.

Sin embargo, la presencia de China pudiera estar marcando dos tendencias en la región. Por un lado, los países de América del Sur, para quienes China representa ya su primer socio comercial como sucede con Brasil, Chile, Uruguay y Perú, que se muestran muy decididos a diversificar sus economías y desmarcarse de Estados Unidos.

La presencia de tres mandataros en el Foro China-CELAC, Lula de Brasil, Boric de Chile y Petro de Colombia, evidenció un rumbo ya tomado. Y, al calor de esta dinámica, incluso la Argentina gobernada por Milei, ha aceptado la creación de la “Estación del Espacio Lejano”, una estructura financiada y operada por la Administración Nacional del Espacio de China (CNSA), con implicaciones importantes en materia de seguridad. Se trata de un acercamiento abierto y decidido que, en buena parte, está alimentado por el hecho de que diversos países en la región, poseen minerales como el litio, cobre, hierro y alumnio, que el país asiático necesita para sostener sus industrias tecnológicas.

Por, otro lado, países como México, Bolivia o Ecuador, no parecen estar todavía muy convencidos de las potenciales oportunidades de un acercamiento tan estrecho con China para diversificar sus economías y redefinir su relación comercial. Estados Unidos sigue siendo el primer socio comercial y se teme una suerte de desindustrialización económica, como lo que ya sucede en Centroamérica, con impactos negativos para las industrias locales dada la creciente brecha tecnológica del intercambio comercial.

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Algunos analistas, incluso, han advertido que dentro del repertorio de formas de presión que ha usado el gobienro chino en otros casos está la amenaza de retirar inversiones y préstamos de manera veloz y expedita cuando sus intereses son afectados.

En suma, que el cortejo del dragón en América Latina y el Caribe podría estar fragmentando el consenso forjado en la CELAC para negociar con China como un solo bloque y una sola voz. Preguntas importantes que tendrían que comenzar a discutirse al interior de esta organización que representa a 680 millones de personas es ¿cómo evitar la fragmentación de posiciones dadas las asimetrías y diversidad de intereses? y ¿cómo garantizar que realmente se generen esquemas de cooperación mutuamente beneficiosas y se respeten las reglas entre China y los países miembros de la CELAC? Los discursos y la retórica son seductores y atractivos, pero los intereses y las asimetrías de poder son una realidad en la región.

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Nota del editor: Laura Zamudio González es profesora e investigadora del Departamento de Estudios Internacionales (DEI) de la Universidad Iberoamericana (UIA), actualmente es titular de la Dirección de Formación y Gestión de lo Académico en la UIA. Escríbele a laura.zamudio@ibero.mx Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente a la autora.

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