Las tensiones se agudizaron desde la presidencia de Donald Trump, quien fustigó al régimen comunista y se obsesionó con la red social TikTok al considerarla un sistema de espionaje, por lo que prohibió su descarga junto a WeChat, un popular servicio de mensajería multifuncional (a la que Elon Musk aspira que se asimile “X”). Estados Unidos sostenía que, al instalarse en los dispositivos, ambas aplicaciones hacían una recopilación maliciosa de datos personales para trasladarlos al gobierno chino, que a su vez podría usar esos datos para influir en la opinión pública.
Aunque la orden ejecutiva fue derogada en 2021, se restringió el uso de TikTok en dispositivos gubernamentales, una medida que replicó el conjunto de la Unión Europea, Reino Unido y Canadá. La India, una potencia en desarrollo de software sí ordenó la prohibición total de la descarga y uso de la red social, lo mismo que Pakistán y la rígida Afganistán. No se ha demostrado que la privacidad y la seguridad de la aplicación sean vulnerables; la firma ByteDance propietaria de la plataforma ha asegurado una y otra vez que no comparte datos y que se gestiona sin intervención de ninguna entidad o gobierno.
Las reservas y temores de la autoridad estadounidense han recalado en nuestro país. En abril de 2022, el Embajador Ken Salazar transmitió su preocupación al entonces canciller Marcelo Ebrard por la contratación por parte del gobierno mexicano de sistemas de escaneo y detección que se instalarían en puntos de revisión fronteriza. Los equipos de rayos X son fabricados por la firma Nuctech que, según el Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos, mantiene una cercana relación con el gobierno del país asiático, porque fue dirigida por un hijo del expresidente chino Hu Jintao. Queda por saber si los temores eran fundados o respondían a que no se adquirieron equipos de tecnología estadounidense.
La plataforma de ciberseguridad Mandiant, filial de Google, denunció en junio un masivo ataque cibernético contra agencias gubernamentales de 16 países, cuyo blanco era información sensible para el régimen chino. Un nuevo episodio se vivió a principios de agosto cuando dos miembros de la Marina estadunidense fueron detenidos bajo la acusación de transmitir información militar de carácter sensible a la República Popular China, según el Departamento de Justicia. Los marinos de apenas 22 y 26 años llegaron a facilitar fotografías de instalaciones navales y revelar secretos militares.
Como se ve, el ciberespacio se ha convertido en un feroz campo de batalla con el reclutamiento de hackers y analistas de inteligencia, que son parte de las tropas informáticas. Desde 2015 los gobiernos de Estados Unidos y China han celebrado encuentros para acercar posiciones y establecer líneas rojas sobre prácticas de espionaje, y aunque se han comprometido a no robar secretos comerciales, la desconfianza se profundiza entre las partes.