El mentado Control del Consejo Nacional Electoral (CNE)
Uno de los pilares de la desconfianza en el proceso electoral venezolano es el control del Consejo Nacional Electoral (CNE) por parte del gobierno. Desde 2004, las designaciones de los rectores del CNE han sido realizadas por la Asamblea Nacional, dominada en su mayoría por el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV). Esta situación ha generado la percepción de que el CNE no es un organismo autónomo e imparcial, sino una extensión del partido gobernante. La falta de independencia del CNE es un factor crucial que alimenta las sospechas de fraude, ya que se percibe que las reglas del juego electoral están diseñadas para favorecer al oficialismo.
Y hablemos sobre las irregularidades en el Registro Electoral. Pues las irregularidades en el registro de votantes son otro aspecto que alimenta las críticas. Se han reportado casos de inclusión de personas fallecidas en el registro electoral y la movilización de votantes a distritos controlados por el PSUV. Además, la negativa a actualizar el registro electoral y permitir la inscripción de nuevos votantes en áreas opositoras socava la integridad del proceso electoral. Estas prácticas no solo distorsionan el verdadero sentir del electorado, sino que también impiden una representación justa y equitativa de la voluntad popular.
Manipulación de los resultados
La manipulación de los resultados es una acusación recurrente en las elecciones venezolanas. Un caso destacado es la denuncia de Smartmatic, la empresa proveedora de tecnología electoral, que afirmó que los resultados de la elección de la Asamblea Constituyente de 2017 fueron manipulados, inflando la participación en al menos un millón de votos. Este tipo de denuncias debilitan la confianza en los resultados oficiales y refuerzan la percepción de que las elecciones están amañadas para mantener al partido en el poder.
Intimidación y Represión
La intimidación y represión de votantes y opositores es otra práctica documentada que afecta la percepción de legitimidad del proceso electoral. Se han reportado casos de violencia, detenciones arbitrarias y coacción para apoyar al PSUV durante las elecciones. Además, la restricción del acceso a medios de comunicación independientes limita la capacidad de la oposición para hacer campaña y denunciar irregularidades, creando un entorno electoral desfavorable para cualquier contrincante del gobierno.
Otra situación es la observación Internacional limitada pues pareciera que a pocos les interesa lo que sus cede en un país tan importante como lo es Venezuela.
La limitación del acceso de observadores internacionales ha sido un punto crítico. En algunas elecciones, observadores de organizaciones reconocidas, como la Organización de Estados Americanos (OEA) y la Unión Europea (UE), han sido excluidos, y en su lugar se han invitado a observadores de países aliados, lo que ha generado dudas sobre la objetividad de las evaluaciones electorales. La presencia de observadores imparciales es crucial para garantizar la transparencia y credibilidad del proceso electoral, y su ausencia alimenta las sospechas de fraude.
La posibilidad de fraude electoral es real
Considerando todos estos factores, hay razones sólidas para concluir que existe la posibilidad de fraude electoral en Venezuela. La falta de independencia del CNE, las irregularidades en el registro electoral, las denuncias de manipulación de resultados, la intimidación a votantes y opositores, y las restricciones a la observación internacional crean un entorno en el que las elecciones pueden ser fácilmente manipuladas para favorecer al partido en el poder. Estos elementos socavan la confianza en la democracia venezolana y cuestionan la legitimidad de sus procesos electorales.