La relación entre México y Estados Unidos siempre ha sido compleja y multifacética, influenciada por los vaivenes políticos de ambos países. Con la -muy- posible reelección de Donald Trump o la eventual llegada de Kamala Harris a la presidencia de Estados Unidos, surgen diversas incógnitas sobre el futuro de esta relación bilateral.
#ZonaLibre | ¿Trump o Harris?
La relación entre México y Estados Unidos siempre ha sido compleja y multifacética, influenciada por los vaivenes políticos de ambos países. Con la -muy- posible reelección de Donald Trump o la llegada de Kamala Harris a la presidencia de Estados Unidos, surgen diversas incógnitas sobre el futuro de esta relación bilateral.
Ante el deterioro de salud y político del aún presidente Joe Biden, la vice presidenta Kama Harris tomó su lugar como posible candidata demócrata, una decisión que no ha sido apoyada por completo por el ex presidente Barack Obama, pero sí es bien vista por la mayoría de los líderes del partido azul.
Las encuestas aún señalan como amplio favorito a Donald Trump, quien tiene a su favor los estados más importantes para ganar la presidencia, sin embargo la moneda sigue en el aire, esperando el primer debate que deberá realizarse en septiembre.
Quien sea elegido en Estados Unidos debe importarnos muchísimo en nuestro país, pues dependemos demasiado de nuestro vecino y mayor socio comercial.
¿Quién nos conviene que gane?
Trump y su impacto negativo hacia México
Durante su primer mandato, Donald Trump mantuvo una postura sumamente dura hacia México, enfocándose principalmente en la inmigración y el comercio. Su insistencia en la construcción del muro fronterizo y la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), que resultó en el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), marcó su política exterior hacia el vecino del sur. Aunque el T-MEC fue un logro significativo, las tensiones en torno a la inmigración y las amenazas de imponer aranceles generaron un ambiente de incertidumbre, que finalmente beneficiaron a México.
Si Trump regresa a la Casa Blanca, es probable que veamos una intensificación de sus políticas de línea dura y combativa. La cooperación en seguridad podría verse afectada, y temas pendientes como la migración y el narcotráfico seguirían siendo puntos de fricción. Además, su enfoque unilateral podría dificultar acuerdos multilaterales que beneficien a ambos países.
De Trump hemos conocido su inmensa lengua, sin embargo no causó el daño que presupuestó para nuestro país.
Trump representa el conservadurismo puro y lo ha radicalizado, frente a políticas frontalmente liberales de los demócratas, que se han denominado “woke”, que sugiere estar consciente y alerta sobre injusticias sociales, pero se han decantado en polarización social, censura, cancelación y la limitación del debate abierto, promoviendo divisiones profundas en la sociedad norteamericana.
Kamala Harris y una “nueva era”
Aunque impuesta, Kamala Harris representa una continuidad del enfoque más diplomático y multilateral de la administración Biden. Sería la primera mujer presidenta de los Estados Unidos, ¿nos suena familiar?
Como vicepresidenta, Harris ha mostrado interés en abordar las causas fundamentales de la migración, buscando soluciones en los países de origen de los migrantes. Su administración podría priorizar la cooperación en temas de seguridad y desarrollo económico, promoviendo políticas que fomenten el crecimiento sostenible en la región. Aunque México no sea su país favorito.
Los acuerdos pendientes, como la implementación completa del T-MEC, las políticas energéticas y ambientales, y la gestión de la crisis migratoria, podrían beneficiarse de un enfoque más colaborativo. Harris, al ser percibida como una figura más progresista, podría impulsar iniciativas de desarrollo que aborden la desigualdad y la justicia social, lo que podría resonar favorablemente en México.
La relación bilateral no solo se define por los líderes en el poder, sino también por los contextos políticos internos de ambos países.
En México, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador buscaba representar una izquierda que redujera la dependencia económica de Estados Unidos, mientras que allá, un giro hacia la derecha con Trump o un enfoque de centro-izquierda con Harris marcaría el tono de las relaciones, si Claudia Sheinbaum toma partido, pues frente a la polarización no quedará de otra.
Kamala ha sido una férrea adversaria de la política mexicana durante años, más allá de la administración de AMLO. Incluso se parece mucho su discurso con el de Trump, al hablar del narco y cómo combatirlo. Ambos concuerdan con que nuestro país es el culpable de que existan tantísimos drogadictos. Un tema que ninguno de los dos pudo contrarrestar, pues han fracasado en reducir los números de adictos y al contrario cada uno de sus gobiernos los han incrementado.
En fin, es crucial que ambos países encuentren un equilibrio entre cooperación y soberanía, reconociendo que los desafíos compartidos requieren soluciones conjuntas. La gestión de la próxima pandemia, la crisis climática y la estabilidad económica son áreas donde la colaboración es esencial.
La llegada de Trump o Harris a la presidencia de Estados Unidos tendrá implicaciones profundas para México. Mientras que Trump podría exacerbar tensiones y seguir un enfoque unilateral, Harris podría fomentar una mayor colaboración y entendimiento mutuo, según su agenda a favor del progresismo, la cual es una bandera que levanta la virtual presidenta Claudia Sheinbaum.
Pero la clave estará en cómo ambos países manejen sus diferencias políticas y encuentren puntos comunes para avanzar en una agenda que beneficie a sus ciudadanos. Finalmente solo son elecciones y discursos políticos.
Por lo pronto, en México esperamos que el dólar no se vuelva a elevar hasta el cielo y que nuestros paisanos tengan un lugar para descansar, aunque tengan que ir a un país tan conflictivo y racista.
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Nota del editor: Las opiniones de este artículo son responsabilidad única del autor.