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El declive de la oposición en México y el futuro incierto de su democracia

Hoy no existe una coalición política relevante, ni dentro del movimiento oficialista ni en la oposición, que desafié la intervención estatal en la economía y la creación de políticas públicas.
mié 17 julio 2024 06:00 AM
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Imagen ilustrativa. Los dirigentes Marko Cortés (PAN); Jesús Zambrano (PRD) y Alejandro Moreno (PRI) durante una conferencia en abril pasado de Xóchitl Gálvez, excandidata a la Presidencia de la República.

Tras su contundente victoria, Claudia Sheinbaum Pardo se convertirá en la primera presidenta de Norteamérica el 1 de octubre. Esta elección, la más grande en la historia de México, no fue una lucha de valores ideológicos –característica esencial de cualquier democracia pujante–, sino más un referéndum sobre la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO). Si bien las inquietudes sobre México acercándose a la autocracia suelen ser exageradas, las raíces profundas y la aparente aceptación del autoritarismo creciente en el país evaden explicaciones simples.

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Para el futuro democrático de nuestro país, es crucial analizar cómo la coalición gobernante liderada por el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) mantiene una cohesión visible a pesar de su notable heterogeneidad política y un gobierno mediocre. Los analistas políticos a menudo se enfocan demasiado en cómo Sheinbaum podría diferir de AMLO, lo que puede llevar a una percepción distorsionada del panorama político actual. Por otra parte, el amplio apoyo a la auto proclamada "Cuarta Transformación" de Morena se entiende mejor a través de las insuficiencias de la oposición.

La candidatura de Xóchitl Gálvez, una vez vista como una fuerte competidora, se derrumbó, dejando a la oposición casi irreconocible. En contraste, a pesar de una campaña marcada por tácticas evasivas y autodestructivas, Movimiento Ciudadano (MC) logró consolidarse como una tercera opción en la política mexicana. Ahora bien, AMLO ha manipulado hábilmente el discurso político, desde revivir la práctica del dedazo hasta usar ilegalmente sus conferencias "Mañaneras" como plataformas de influencia. Esto solidificó su control sobre la agenda electoral, desplazando el centro de gravedad político hacia la izquierda.

Los debates sobre cuán libre o injusto fue este proceso electoral continuarán por mucho tiempo. La "política de la magia" de AMLO, término propuesto por el politólogo Adam Przeworski, ya ha empañado la credibilidad internacional de México, agravada por los embates al Instituto Nacional Electoral (INE) durante su mandato. A pesar de ello, tal vez la mayor amenaza a nuestra democracia es la falta de competencia entre los partidos políticos tradicionales, particularmente el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y el Partido Acción Nacional (PAN), y dentro del propio Morena.

La candidatura de Marcelo Ebrard para la nominación presidencial de Morena, restringida desde arriba, es especialmente ilustrativa. A pesar de su polémico enfrentamiento con Sheinbaum durante la campaña, el excanciller sigue alineado y ahora es aclamado como el nuevo secretario de Economía.

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Esta elección marcó la primera vez desde 1940 que el PRI no presentó un candidato presidencial de formación partidista. En cambio, su desacreditado liderazgo apoyó a Gálvez, quien hasta hace poco era una feroz opositora del PRI. Cabe destacar que la acelerada debacle del PRI bajo la dirección de Alejandro Moreno podría llevar a su inminente cooptación, recreando un partido que ya no tiene ningún valor significativo. Su liderazgo se percibe ampliamente como un desastre grotesco.

Además, el resultado de este proceso electoral revela una tendencia rara vez mencionada: todos los candidatos presidenciales forjaron su visión política desde la centro-izquierda. Al igual que a mediados del siglo XX, hoy no existe una coalición política relevante, ni dentro del movimiento oficialista ni en la oposición, que desafié la intervención estatal en la economía y la creación de políticas públicas. A pesar de un proceso electoral plagado de irregularidades, la oposición no logró desviar la narrativa del dominio de AMLO, incapaz de ofrecer una alternativa viable a Morena.

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En este contexto, parece que los contrapesos más relevantes surgirán del propio Morena, acentuados por los grandes problemas y oportunidades que enfrenta nuestro país. Similar a como ocurría en el pasado, después de grandes crisis económicas, las corrientes divergentes al interior del oficialismo se escindirán en diferentes facciones. La democracia en México persistirá mientras sus ciudadanos mantengan la capacidad de remover a los políticos del cargo. Sin embargo, el abstencionismo que resonó en todo el país destaca la limitada muestra de pluralismo político. A pesar de la desilusión del electorado, el triunfo de Sheinbaum, como expresó recientemente Luis Carlos Ugalde, "representa la mayor victoria de un candidato presidencial en la historia de México." Este abrumador apoyo establece firmemente su mandato popular y democrático.

La victoria de Sheinbaum encapsula la profunda frustración con la transición democrática en México, que no ha cumplido sus promesas. A pesar de la formidable centralización de Morena, es un error comparar este movimiento con el PRI hegemónico. En comparación con otros modelos autocráticos alrededor del mundo, la durabilidad del régimen oficialista sigue siendo frágil y de convicciones rígidas pero amorfas. Morena funciona como un movimiento atrapalotodo, beneficiándose de la disolución de los partidos tradicionales y una oposición carente de visión y estrategia. La pregunta clave es: ¿podrá la joven democracia Mexicana resistir las presiones de un poder hipercentralizado o sucumbirá a un autoritarismo resurgente?

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Nota del editor:

Gerardo Penchyna Cárdenas es investigador y analista político. Actualmente, es fellow no residente del Instituto Verde de la Universidad de Guyana, donde se enfoca en los impactos del auge petrolero en dicho país y el marco de la transición energética en las Américas. Anteriormente, ha colaborado como pasante en el Instituto México del Wilson Center, el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS), en el Consejo de las Américas (AS|COA) y en la consultora de riesgo Albright Stonebridge Group (ASG). Penchyna tiene una maestría en Estudios Latinoamericanos de la Escuela Walsh de Servicio Exterior de la Universidad de Georgetown y cuenta con una licenciatura en Ciencia Política de la Universidad de Rice. (Síguelo en X como: @gpenchynac )

Esta es una traducción, hecha por el mismo autor, de un artículo publicado con el Instituto México del Centro de Investigación Woodrow Wilson Center el 15 Julio 2024; se publica en Expansión con autorización del autor.

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