Kemp ganó la gubernatura de Georgia en 2018 con fuerte apoyo de Donald Trump, pero en 2020 se desmarcó de él ante la presión para que anulara el resultado de la elección presidencial en su estado. Desde entonces, Kemp ha sido de los republicanos más vocales contra las acusaciones de Donald Trump sobre el robo de las elecciones de 2020.
El discurso de Kemp en MockCon, con dedicatoria al partido Republicano, tiene elementos que se reflejan tanto en México como en Estados Unidos, pues enfrentamos los mismos dilemas este 2024. Kemp habló de tres duras verdades:
Primero, “debemos decirle a la gente en qué creemos y qué vamos a hacer para restaurar el Sueño Americano, proteger los intereses de Estados Unidos adentro y al exterior, y asegurar que nuestros mejores días están por delante”.
Es claro que ni Trump ni Biden están planteando una agenda para Estados Unidos. Están viciados en los ataques entre ellos, y en quién es peor, o menos apto mentalmente, o más inadecuado por su edad. Lo mismo en México, ni la 4T ni la oposición tienen un discurso propositivo, todo es enfrentamiento.
Segundo, “enfoquémonos en el futuro, no veamos en el retrovisor hacia elecciones pasadas. Los votantes que decidirán la Presidencia están cansados de oír sobre 2020”.
Demócratas y Republicanos están instalados en el pasado, en general. No están viendo ni la realidad actual ni cómo mejorarla hacia futuro. En México, el Presidente nunca superará 2006; como la oposición no supera 2018. Estamos estancados en un pasado fantasioso, sin visión de país.
Tercero, “debemos nominar a la candidatura que pueda ganar la elección general. Es inaceptable que los Republicanos no hayan podido ganar el voto popular a la Presidencia los últimos 20 años.”
Uno de los principales problemas de la supuesta mejor democracia del mundo es precisamente que no es el voto ciudadano el que elige a su Presidente, sino un obsoleto Colegio Electoral. Así, quien gane el Colegio Electoral gana la Presidencia, aunque pierda el voto ciudadano.
Por otro lado, estamos en una contienda en donde claramente los perfiles de los contendientes más fuertes de ambos partidos son evidentemente inadecuados para gobernar. Ambos lo han demostrado durante sus correspondientes cuatro años de gobierno. ¿Por qué los partidos no nominaron otros personajes menos cuestionados y más atractivos al votante?
En México esto se puede traducir a no entender al electorado y cómo está segmentado. Muchos desprecian el voto popular, argumentando que es “ignorante” o “desinformado”. Como si el voto de clase media fuera muy sofisticado. Y después se preguntan por qué se pierden o ganan elecciones.
Y al ver las candidaturas, y los partidos, es evidente que estamos en la plena mediocridad. Una elección presidencial no debería ser votar en contra de alguien o por simple descarte, sino buscar la mejor opción. Llevamos décadas sin una buena opción, y hoy tenemos a las de mayor medianía.