El que con niños se acuesta, amanece mojado.
Este refrán le cae como anillo al dedo a Samuel García, quien soberbio como es y haciendo un nuevo caprichito, dejó su cargo y no le contestó al Congreso del estado por cuánto tiempo estaba pidiendo la licencia.
Con apenas dos años en el cargo y una mayor trayectoria de influencer que de política, Samuel García, gobernador de Nuevo León, ha dado un salto temerario hacia la contienda presidencial. Pero, ¿quién necesita experiencia cuando se puede hacer campaña mintiendo?
Samuel se la creyó y se está prestando a dividir a la oposición y la mano detrás de él, dicen, habita en Palacio Nacional.
Creo que se le olvidó que si llegó a ser góber, fue porque Clara Luz se desfundó por mentirosa y los morenos hicieron todo para encumbrarlo y ponerle todos los obstáculos al del PRI, Adrián de la Garza, que iba en caballo de hacienda.
Sí, Samuelito prometió enfocarse en gobernar y no abandonar al estado para irse a candidatear, como lo hiciera su predecesor, “El Bronco”.
Deja en claro que las promesas no son lo suyo; y tanto que criticó a Jaime Rodríguez por hacer lo mismo.
“Voy a estar seis años completos, y a mis 39 años de vida, que termine, Dios quiera, con un gran gobierno, ahí ya veremos qué sigue”, aseguró en octubre de 2021 tras haber sido elegido como gobernador.
Ahora, a sus 35 años, dejó en visto la pregunta de uno de los tres poderes de Nuevo León. Sí, el Congreso le preguntó si su licencia era por dos semanas o por seis meses. Y este millennial tuvo a bien no contestarle.
Por lo tanto, el Congreso de mayoría priista hispanista le propinó una sopa de su propio chocolate y le dio licencia por seis meses. Así, Samuel se quedó con las ganas de poner a uno de los suyos, al secretario general de gobierno, como su sustituto, y el Congreso le puso a uno de ellos; sí, al presidente del Tribunal de Justicia del Estado, a José Arturo Salinas.
Es conocido el acercamiento que ha tenido Samuel con el presidente Andrés Manuel López Obrador, por lo que su lanzamiento podría ser tan sólo una estrategia para ir construyendo su propio piso para 2030, pues incluso, con sus sueños de influencer, el regio conoce sus limitaciones para 2024.
No estaría de más sospechar que su incursión podría ser un acuerdo para restar puntos para la abanderada de la oposición, Xóchitl Gálvez, y con ello hacer el caldo gordo a los de Morena.
Sin embargo, al momento, su licencia sólo le da medio boleto para ir por la grande.
Y es que los emecistas no han cerrado la puerta para el excanciller Marcelo Ebrard, quien podría frustrar la fiesta para el regio, quien ha estado demasiado ocupado haciendo malabares entre sus aspiraciones presidenciales y sus responsabilidades como gobernador desde hace dos años.
Su legado es patético, ya que no sólo ha creado discordias con el Poder Legislativo, sino que deja sumido a Nuevo León en una crisis de inseguridad importante, siendo el 2023 uno de los años más violentos del estado.
Cabe recordar que Samuel García, quien suele ser muy activo en las redes sociales, guardó sepulcral silencio cuando miembros del crimen organizado bloquearon la Carretera Nacional y su ánimo se reavivó horas después para celebrar el triunfo de los Tigres en la Final de la Campeones Cup.
Las denuncias contra el gobernador no se limitan sólo a su gestión y sus falacias, sino también han llegado de parte de diputadas neoleonesas que lo acusaron ante el Instituto Nacional Electoral (INE) por violencia política en razón de género.
Cecilia Robledo, del PAN; Perla Villarreal y Lorena de la Garza, del PRI, revelaron hace unos días haber sido víctimas de amenazas, extorsión, chantaje y presión de funcionarios y enviados del mandatario estatal para que dejen sus cargos o se alineen en el Congreso, con el objetivo de romper la mayoría calificada de la oposición.
Parece que la manipulación y el chantaje es lo del regio, pues incluso las cifras contradicen a Samuel, quien previo a solicitar licencia difundió comparativos engañosos para asegurar que con su mandato hubo una reducción de la violencia en Nuevo León, cuando el promedio de víctimas mensuales en sus primeros dos años es de 105, contra los 76 del último año del “Bronco”.
Habría que recordarle también al gobernador sus palabras de hace exactamente dos años, cuando dijo que, aunque respetaba las ambiciones personales de Jaime Rodríguez, éstas no “podían estar por encima de las ambiciones del estado” y, más aún, sin los resultados prometidos para el que hoy llama irónicamente “el nuevo Nuevo León”.
No cabe duda que salió más cabrito que bonito.
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