“Yo aquí quisiera hacer una reflexión con Beatriz, muy importante. Yo sí creo que el carisma no es suficiente, pero hoy sí tenemos mujeres carismáticas: su servidora, además de valiente, es inteligente, es entrona”, explicó Galvéz después de la contundente aseveración de Paredes: “los liderazgos carismáticos le salen muy caros al país”.
La burbuja mediática que le ha permitido a Gálvez un incremento en las preferencias rumbo a la elección presidencial de 2024 en las encuestas se ha sostenido en frases chispeantes, recurrentes enfrentamientos con el presidente Andrés Manuel López Obrador y amagos de denuncias. Esto no basta para mantenerse competitiva en una liza electoral que, en los hechos, durará un año. Los motes de “Señora X”, “La Innombrable”, no son suficientes, se requiere de mayor contenido, de una narrativa mucho más consistente.
El primer foro era un espacio adecuado para que Gálvez se destacara de entre los demás candidatos, pero no lo logró. Hasta Enrique de la Madrid articuló un mejor discurso que cerró con un contundente “dos virus han atacado a México: el Covid y la 4T. Contra el virus de la 4T, el Frente. ¡Vacúnense!”.
Si acaso logró superar a un predecible Santiago Creel, quien ha optado por la victimización como estrategia: “Llevamos cinco años y el presidente no se ha dignado a dialogar”, cerró. Ya días antes había cometido un lapsus, un equívoco, según él mismo declaró, tras denunciar que había sido víctima de “discriminación inversa” por su color de ojos y de piel por parte del presidente de la República.
Gálvez y su equipo han sido incapaces de innovar en las propuestas, de hacer planteamientos atractivos y audaces en el fondo. Al final del foro, en su mensaje de despedida, se metió en un brete al montarse, ni más ni menos, que en el propio eslogan de Morena, el partido que se presenta como la esperanza de México.
“Yo estoy convencida que el país está peor que nunca, que los de la 4T echaron a la basura todo lo que los mexicanos y la confienza que les dieron (sic). Han destruido todo, bueno, casi todo, porque lo único que no han podido destruir es la esperanza, porque la esperanza ya no les pertenece.