A mediados del siglo XVIII nació un talento musical cuyas composiciones fueron a parar en la corte imperial de Viena: Mozart, Marie Anne Mozart. Anne se desarrolló artísticamente acompañada por su hermano menor, Wolfgang Amadeus; esto, hasta que ella cumplió 18 años y su padre consideró que era momento de que se dedicara a las labores del hogar. Las composiciones de Anne fueron parte del repertorio de su hermano, quien los interpretó durante sus conciertos.
A inicios del siglo XX, Mileva Marić se constituyó como alumna e investigadora destacada sobre el efecto fotoeléctrico de Phillip Lenard, base de la Teoría de la Relatividad. En 1903 Mileva se casó con Albert Einstein, a quien se le atribuye los logros de la gran teoría física. No obstante, en la década de los 80 se cuestionó fuertemente si los méritos eran exclusivamente del famoso científico; esto, tras revelar 43 cartas en las que Mileva hablaba con su esposo sobre la Teoría de la Relatividad en términos de "nuestro" trabajo.
Otro episodio lo encontramos en la década de los 50's, cuando Rosalind Franklin se encontraba desarrollando la estructura del ADN. Wilkins, un compañero de la universidad que conocía su trabajo, decidió invitar a Watson y Crick a escuchar la exposición de resultados de Franklin. En los meses consecuentes, sin el consentimiento de Rosalind, Wilkins les dio acceso a las imágenes que ella había obtenido de la estructura del ADN, dado que ellos llevaban más de un año sin lograrlo. Antes de que ella pudiera publicar sus resultados, Watson y Crick los publicaron con sus propias conclusiones. En 1962, Watson, Crick y Wilkins fueron acreedores del Premio Nobel de fisiología por la anterior hazaña.
En la misma lógica, se sabe que si bien Walter Keane se convirtió a finales de los años 60´s en uno de los artistas más famosos en Estados Unidos por sus retratos de niños, mujeres y animales de ojos grandes y tristes; lo cierto es que Margaret, su ex esposa, demostró en una audiencia dentro de juicio de autoría, que ella era quien podía replicar técnica y figuras y no así el supuesto autor de los cuadros.
La historia se repitió una y otra vez, y fue así como algunas mujeres extraordinarias como Lise Meitner, Chief-Shiung Wu, Katherine Johnson, Ada Lovelace, Jocelyn Bell Burner, Émilie du Châtelet, Harriet Taylor Mill, Hedy Lamarr no recibieron el crédito que merecían en vida. La mayoría de ellas, hasta la fecha, siguen a la sombra.
Estas injusticias demuestran no ser casos de excepción, sino que constituyen una forma de violencia sistemática. Ser ignorada, olvidada o no reconocida constituye una forma de violencia sutil pero perversa que termina por silenciar, minimizar y borrar de la historia figuras tan merecedoras de reconocimiento. Las mujeres como género nos hemos visto afectadas de ello, pero no puedo dejar de pensar en cómo la humanidad se ha visto mermada por esta visión machista.
Si los ejemplos ahora relatados son historias de logros ocultos, imaginemos todas las cosas, hallazgos, inventos y creaciones de las que nos hemos perdido por no dar una cancha igual y oportunidades parejas a las personas, con independencia de su raza, de su género, de su estatus.
A través de la historia, los movimientos feministas han alcanzado logros que nos benefician a todas y que ahora damos por sentado: la posibilidad de acceder a estudios superiores; de trabajar y de llegar a puestos de alta responsabilidad; de emanciparse económicamente de los padres y, después, esposos; de votar y ser votadas; de liberarse física y profesionalmente de los límites del hogar; y de acceder a premios y galardones que antes únicamente estaban reservados para los hombres.
Naturalmente, la mayoría de estos grandes logros colectivos nos anuncian a cada mujer "¡tú también puedes lograrlo!". Pero, si bien en la superficie la igualdad de género se anuncia como una realidad, lo cierto es que la estructura social en la que se cimienta esta promesa, en muchos aspectos nunca fue trastocada. Así son todos los movimientos sociales, primero se lucha por cambiar lo visible, lo evidente; después salen a la luz las particularidades invisibles que, de manera muy sútil, sostenían y, a la fecha, abogan por la continuación del status quo.