Sin duda, las aburridas precampañas de los morenistas se han visto desplazados por la contienda que tiene el Ejecutivo con la senadora.
Hace apenas unas pocas semanas, en este mismo espacio, reflexionamos sobre la posibilidad real que tendría Xóchitl . No era una broma. No se trataba de un personaje más. Tampoco de una candidatura improvisada.
Lo de Gálvez iba en serio y lo comprobó. Los números que revelan su crecimiento en las encuestas son impactantes. ¿Quién imaginaría que un opositor llegaría a levantar casi 20 puntos en un mes? Ella pudo. Venció una primera batalla.
Apenas el pasado martes, el periódico El Financiero colocaba a Xóchitl muy por encima de sus rivales del Frente Amplio por México. Con 22 puntos rebasa a Santiago Creel (16%) y a Enrique de la Madrid (12%), el par de güeros que se han sentido discriminados por su color de piel y ojos.
El “momentum” de Gálvez parece no desvanecerse, ni tener techo suficiente para menguar. Esto lo muestra la ola de voluntades que se han sumado para entregar su firma, con la finalidad de llegar a los 150,000 apoyos legales que requieren las candidaturas opositoras para prosperar rumbo a la definición en noviembre próximo.
Un ataque feroz
Como mencionamos, el presidente es su gran promotor. Muchos politólogos de ambos lados del espectro político, se han preguntado ¿por qué la obsesión de AMLO contra Xóchitl?
Ante esto existen varias teorías. Desde el búnker de la oposición se insiste en que el tabasqueño “tiene miedo” y “ve muy fuerte a Gálvez”. En el lado izquierdista, buscan justificar la evidente persecución como una estrategia del experimentado presidente para incidir en que la oposición elija a Xóchitl y, de esa manera, tener “una rival fácil de vencer”.
La realidad es que las menciones han escalado hasta tintes violentos, al grado de amenazas públicas desde el poder máximo del país, para buscar destruir la imagen política de la novedosa rival más fuerte.
La exhibición de los contratos y ganancias de la empresa que Xóchitl fundó han excedido la línea del respeto y ponen en una zona de vulnerabilidad muy peligrosa a la familia de la precandidata.
El hecho de que el INE interviniera para prohibir a López Obrador que mencione a su ahora enemiga, demuestra que éste ha caído en un ataque desmedido. Lo que tanto criticó en 2006 cuando Vicente Fox quería verlo en prisión.
En aquel tiempo, Fox fue el que sin querer levantó como la espuma la efervescencia por AMLO, en un momento donde la oposición –tanto PRI, como PRD- no tenían ningún rostro que pudiera enfrentarse al panismo. Fueron los constantes ataques del expresidente guanajuatense los que levantaron la imagen de Andrés Manuel, al grado de empatar la elección contra Felipe Calderón, en el “fraude electoral” que tanto conmemoran los morenistas.
¿Le ayuda AMLO a Gálvez? La respuesta podría estar en las encuestas.
Desde que el presidente criticó que Xóchitl se transporte en bicicleta y que haya vendido tamales en su juventud, las alarmas se prendieron. Casi el 60% de los encuestados por el financiero –entre seguidores y opositores-, consideran que fueron “malas” y “muy malas” las exclamaciones. Ganó otra batalla.