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#ApuntesElectorales | David contra Goliat. Inequidad rumbo a 2024

Todos los días el presidente interfiere en los procesos electorales, ya sea promoviendo a sus correligionarios o atacando a los opositores.
mar 18 julio 2023 06:00 AM
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Si en 2021 el reclamo fue el excesivo gasto que se hizo anticipadamente en la promoción de quien terminó siendo presidente, para 2024 eso será insignificante comparado con lo que se terminará invirtiendo desde el oficialismo, señala Arturo Espinosa Silis.

Las reformas electorales de 2007 y 2014 emparejaron la cancha para que todas las fuerzas políticas y los contendientes tengan condiciones de competencia iguales y posibilidades reales de triunfo.

En 2007 se estableció un modelo de comunicación política que por un lado permitía a todos los partidos políticos igual acceso a radio y televisión e impedía que quienes tuvieran un cargo público se beneficiaran de él para promoverse o usar los recursos a su alcance con finalidad electoral. En la reforma de 2014 se establecieron reglas para fiscalizar los recursos que se usan con fines electorales, de manera que no existieran ventajas indebidas ante el excesivo gasto de algunos aspirantes. La construcción de estas reglas electorales buscó equidad en la contienda.

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Quienes exigieron estas reglas en su momento hoy son los principales infractores de las mismas. Desde hace varios años hemos visto cómo el púlpito matutino se ha convertido en el epicentro del activismo electoral. Todos los días el presidente interfiere en los procesos electorales, ya sea promoviendo a sus correligionarios o atacando a los opositores. En lo que va de 2023, la Comisión de Quejas y Denuncias ha emitido cinco medidas cautelares en las que le pide abstenerse de intervenir en procesos electorales y ordena retirar de las grabaciones fragmentos en donde él viola flagrantemente la ley.

La principal contendiente a coordinar la cuarta transformación acumula de 2021 a la fecha casi 200 denuncias, y en casi una cuarta parte de ellas se ha determinado que ha vulnerado las leyes electorales de alguna forma, ya sea por la intervención en procesos electorales locales, por la violación a la veda electoral en la revocación de mandato o por la comisión de actos anticipados. Sumados todos los aspirantes de Morena acumulan más de 700 quejas.

Es claro que la legalidad de la elección les tiene sin cuidado. Con solo recorrer el país o abrir unos momentos las redes sociales se advierte el dispendio que existe en publicidad que busca promover aspiraciones. Los medios oficiales y los no oficiales están volcados en promover figuras de cara a las elecciones venideras, espectaculares, bardas, y el transporte público están llenos de propaganda política. Si en 2021 el reclamo fue el excesivo gasto que se hizo anticipadamente en la promoción de quien terminó siendo presidente, para 2024 eso será insignificante comparado con lo que se terminará invirtiendo desde el oficialismo para ganar la elección. El abuso en el uso de recursos públicos es evidente.

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Contra todo esto la oposición poco ha podido hacer, los recursos con los que cuenta son infinitamente inferiores, las plataformas de uno y de otro no tienen punto de comparación. Las cientos de quejas que han presentado no parecen preocupar, mucho menos detener al aparato electoral oficial; al final de cuentas desatienden cualquier determinación que intente hacerles cumplir la ley, por el contrario, se victimizan por el simple llamado al orden y apego a los límites constitucionales.

Estamos en una contienda entre David y Goliat, donde la inequidad es evidente y la autoridad electoral poco ha hecho y poco podrá hacer por nivelar la cancha.

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Nota del editor: Las opiniones de este artículo son responsabilidad única del autor.

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