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Oposición, hay que voltear a ver a Nuevo León

La campaña de Samuel García le quitó el foco a la política nacional. Se salió de los lugares comunes que hemos visto en casi todas las demás campañas de oposición para renovar gubernaturas desde 2018.
mié 31 mayo 2023 06:01 AM
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Samuel García, gobernador de Nuevo León.

No admiro a Samuel García ni a Mariana Rodríguez. No son la clase de políticos que me agradan. Los considero frívolos y me parece que el oficio político se ha devaluado en los últimos años gracias a esa manía de gobernar en tiempo real, grabando la toma de decisiones importantes en videos en vivo y trivializando la alta política con memes y frases pegajosas.

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Con todo, creo que la clase política de este país tiene mucho que aprenderles. En 2021, ganaron una elección a la gubernatura que su partido tenía muy cuesta arriba. Todo parecía indicar que Morena y el PRI se disputaban el primer lugar, pero con trabajo, paciencia y sagacidad, Movimiento Ciudadano los rebasó y obtuvo un triunfo claro.

Muchos piensan que la clave de esta victoria fue un factor coyuntural: la revelación del escándalo de la candidata morenista, Clara Luz Flores, quien fue grabada entrevistando al impresentable líder de la secta NXIVM, Keith Raniere. El aspirante del PRI, Adrián de la Garza, fue quien difundió este video, pero Samuel García fue quien terminó por capitalizarlo políticamente.

Sin embargo, ésa es sólo parte de la historia. En mi opinión, este escándalo y la capacidad del candidato emecista de aprovecharlo a su favor fueron factores importantes para su victoria, pero la verdadera clave fue una campaña fresca, novedosa, atractiva para los jóvenes y completamente centrada en lo local.

Recuerdo que en la Ciudad de México nos burlábamos de Samuel García, como si fuera una caricatura y como si tan sólo fuera un niñito rico buscando la gubernatura. También nos burlábamos de Mariana Rodríguez, al considerarla, prácticamente, la “esposa trofeo” del entonces senador neoleonés. Qué terrible costumbre tenemos los capitalinos de analizar toda la política con ojos nacionales y olvidarnos de las realidades locales.

Lo que para nosotros era gracioso, para los jóvenes regiomontanos resultaba atractivo. Esa especie de power couple, que muestra al mundo cómo se levanta desde la madrugada a hacer ejercicio para luego iniciar una ardua jornada laboral, tanto en el escritorio como arremangándose en el territorio, es muy aspiracional para amplios sectores de la sociedad neoleonesa.

Además, la campaña de Samuel García también le quitó el foco a la política nacional. Se salió de esos lugares comunes que hemos visto en casi todas las demás campañas de oposición para renovar gubernaturas desde 2018 hasta hoy: nada de “evitemos que el autoritarismo de Morena llegue a Nuevo León” o “si quieres salvar la democracia, no votes por Morena”.

Por un lado, la campaña de Samuel García encasilló a Morena, al PRI y al PAN en una misma etiqueta: “la vieja política”. Así, para “sacar a la vieja política de Nuevo León”, sólo quedaba votar por MC. Por otro lado, se centró en temas de interés local, como atraer inversión extranjera al estado, proporcionar apoyos al empresariado local, mejoras en el transporte público y la policía, un pacto fiscal más justo para Nuevo León, entre otros. Ninguno de estos temas nos llama la atención en la capital, pero eran asuntos de interés para los electores de su estado.

Incluso, en una famosa entrevista en El País realizada en junio de 2021, Samuel García declaró que “es mejor poner los temas polarizantes entre corchetes”. Y, en efecto, como gobernador ha proyectado la imagen de un político que construye alianzas —con funcionarios federales, con empresarios nacionales y extranjeros, con otros gobernadores mexicanos y estadounidenses— a favor de su estado, con la salvedad de lo que ocurre a nivel estatal, en donde ha protagonizado enfrentamientos importantes con los diputados locales del PAN y el PRI.

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La gestión de García como gobernador presenta resultados ambivalentes hasta el momento y el joven político aún tiene un largo trecho por recorrer, pues apenas está en su segundo año de gobierno. Si bien durante la crisis del agua del año pasado Samuel sacó a relucir su inexperiencia política, en este momento es uno de los gobernadores mejor calificados del país (el segundo, según C&A Research, con 65% de aprobación).

En buena medida, su alto índice de aprobación responde a que, como gobernador, también ha priorizado los asuntos locales sobre la política nacional: tan empantanada entre la polarización, la falta de ideas, los viejos pleitos de la clase política y la obsesión con la elección presidencial de 2024.

Recordemos que en 2024 se disputarán nueve gubernaturas, cientos de ayuntamientos y diputaciones locales, y consideremos que los problemas y las necesidades locales también son cruciales en las elecciones de diputados federales y senadores.

Hasta ahora, los partidos de oposición están obsesionados solamente con la elección presidencial y atascados en la narrativa de “frenar al autoritarismo” o “salvar la democracia”. Para tornarse competitivas, las oposiciones harían bien en voltear a ver a Nuevo León para darse cuenta de lo importantes que son las realidades locales en una elección. Si las oposiciones no logran competir en la arena nacional, quizá les convendría construir desde el ámbito local.

Agradezco profundamente a Hugo Garciamarín, Josué Jijón y Alexa Lara. Esta columna es fruto de las conversaciones que sostuvimos.

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Nota del editor: Jacques Coste (@jacquescoste94) es internacionalista, historiador, consultor político y autor del libro Derechos humanos y política en México: La reforma constitucional de 2011 en perspectiva histórica (Instituto Mora y Tirant lo Blanch, 2022).

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