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El populismo se alimentó y creció de sus críticos

La polarización que hoy vivimos en la región no empezó con populistas como López Obrador.
lun 08 mayo 2023 06:00 AM
América Latina, un semillero para la economía digital
Amenaza para América Latina. A falta de clases políticas maduras, empresariados conscientes y líderes sociales reales, el péndulo se puede mover pronto al populismo de derecha, que puede ser mucho más riesgoso que lo que vivimos actualmente, apunta Don Porfirio Salinas.

El populismo es una realidad cada vez más presente y evidente en toda América Latina, y en el mundo. Lo que pareciera no ser tan evidente es que los críticos del populismo lo alimentaron, lo consolidaron, y hoy lo siguen fortaleciendo. Revertir este daño será muy complicado.

En América Latina, los primeros 15 años de este siglo XXI, ante una naciente pero incipiente tendencia, representantes de derechas y del conservadurismo levantaron alertas y sonaron alarmas ante una posible oleada de populismo.

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Mandatarios y políticos de todo el continente, alimentados por opinadores radicales y financiados por algunos empresarios completamente ajenos a la realidad de nuestros países, emprendieron una campaña de crítica, señalamiento y ataque por temor a perder espacios de influencia y poder.

Así, fondearon campañas agresivas y fallidas, como la supuesta serie "los populismos", que resultó un ardid fracasado comunicacional; y personajes tan estridentes como la entonces "paladina" Gloria Álvarez, que ávida de reflectores aceptó gustosa.

Desde México, principalmente durante los gobiernos conservadores de Fox y Calderón, e incluso con Peña que criticó al populismo solo para ser corregido por Obama; hasta Guatemala, Colombia, Chile y muchos otros países, se trató de satanizar a lo que algunos concebían como populismo.

Era tanto el temor de este tipo de políticos, opinadores y empresarios después de la experiencia chavista, que ante la llegada al poder de personajes como Evo, Lula o Bachelet, desde la víscera movieron todo lo posible para desprestigiarlos.

Característico de las desatinadas estrategias que acostumbran estos personajes conservadores, no entendieron que lo único que lograban era fortalecer en la población abierta un resentimiento animado por la crítica intestina a líderes sociales que se sentían mucho más cercanos a la ciudadanía.

Al mismo tiempo iban profundizando un ambiente de polarización social que, lejos de beneficiarlos a ellos, consolidaba la presencia de estos actores populistas como salvadores y mesías.

Es clave entender esto, la polarización que hoy vivimos en la región no empezó con populistas como López Obrador. Ellos solo la explotaron hábilmente, pero fue posible por esta guerra conservadora de clases.

Creyendo que iban ganando la batalla, nunca se dieron cuenta, por no querer entender a la sociedad y sus condiciones de vida tan lejanas a los privilegios que ellos peleaban mantener, que la ola que tanto temían iba creciendo firmemente, en buena medida gracias a ellos.

Y menos se dieron cuenta, cegados por su ignorancia política y sus prejuicios contra cualquier cosa que pueda llamarse izquierda, que la oleada populista los rebasó por la derecha, permeando en sectores radicales conservadores, en ocasiones mucho más peligrosos que los que ellos temían.

Los últimos 8 a 10 años han sido la culminación de ese gran error, con gobiernos populistas de "izquierda" en los principales países del continente: México, Colombia, Chile, Argentina y Brasil. Y populismos fallidos pero demoledores de derecha como Bolsonaro.

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Lo peligroso es que los problemas de fondo siguen sin atenderse, y los críticos del populismo, incapaces de comprenderlos, detonaron un nivel de encono que difícilmente cederá, bien alimentado por los pseudo líderes populistas que encontraron en esa realidad su caldo de cultivo.

Hoy esos políticos, opinadores y empresarios que tanto alimentaron la llama, siguen sin entender lo que ha pasado y por qué fallaron tanto, manteniendo la misma estrategia de encono en la que ganan los populistas, por ser mucho más hábiles y la tener legitimidad social que los primeros no tienen.

Con la agravante de que Estados Unidos, la principal economía del continente, entró en esa misma dinámica y hoy hay una amenaza latente y cada día más probable del regreso al poder de un populista radical de derecha que tanto daño hizo sus primeros cuatro años, o alguien similar e incluso peor.

Amenaza igual para América Latina, donde a falta de clases políticas maduras, empresariados conscientes y líderes sociales reales, el péndulo se puede mover pronto al populismo de derecha que puede ser mucho más riesgoso que lo que vivimos actualmente.

Pero, ¿dónde está la sociedad en este entorno fatal? Los políticos no van a cambiar solos. La sociedad debe entender que la ausencia de organización y la total falta de comprensión e interés en su país, son los orígenes de estos males. Los vacíos siempre se llenan.

Aprendamos la lección de estos más de 20 años, y empecemos a ser sensibles a las problemáticas sociales que han alimentado los populismos. Atendamos estos problemas que vemos tan lejanos, porque son la fuente de los problemas de los cuales hoy tanto nos quejamos.

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Nota del editor: Las opiniones de este artículo son responsabilidad única del autor.

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