Tercer regalo: las pensiones del bienestar
Las dos cámaras del Congreso también aprobaron la creación del Fondo de Pensiones para el Bienestar con cuyos recursos se busca dar un “complemento” a los montos de retiro de algunos trabajadores.
Los beneficiarios serán empleados del sector privado que comenzaron a cotizar en el IMSS a partir del 1 de julio de 1997 –cuando entró en vigor el ahorro en cuentas individuales gestionadas por Administradoras de Fondos para el Retiro (Afores)- y a los del sector público que cotizan en el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) desde abril de 2007.
Los trabajadores recibirán sólo un complemento en caso de que sus pensiones sean bajas y para que tengan un monto mensual de 16,777 pesos, o al menos así se anunció, pues no se incluyeron cifras. Además, se estableció que “se procurará” dar ese beneficio y sólo si logran pensionarse y el Fondo tiene recursos suficientes.
Este Fondo concentrará recursos de diversas fuentes, pero sobre todo pensiones y fondos de vivienda que no hayan sido reclamados por trabajadores del sector privado de 70 años o más y del público de 75 años.
Esta reforma tampoco fue una iniciativa del presidente López Obrador, quien el 5 de febrero presentó 20 propuesta s, una de ellas, para cambiar la Constitución en materia de pensiones, aunque no contemplaba esa transferencia de ahorros de los trabajadores para capitalizar al nuevo Fondo pensionario.
La propuesta fue hecha el 4 de abril por los diputados Ignacio Mier e Ivonne Cisneros, de Morena. El tema más polémico, la toma de dinero de los trabajadores, no fue materia de consulta o de debate en los foros de parlamento abierto que abordaron las iniciativas presidenciales –de las que ninguna prosperó- pues ese elemento no estaba en la propuesta original.
El lunes 22 de abril la Cámara de Diputados y este jueves 25 el Senado, avalaron el paquete de seis reformas y la derogación de una séptima para dar marco legal a este Fondo, enmiendas que deberán promulgarse para su entrada en vigor.
Se contempla capitalizar ese Fondo con recursos futuros, por ejemplo, la venta de terrenos de Fonatur o las ganancias del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles o del Tren Maya, para los que, ya concluidos, se dedican recursos del presupuesto para subsidiar su operación.
Por eso, los recursos más seguros que nutrirán ese fondo no son públicos sino privados, pues han sido aportados por trabajadores.
Estos serán los ahorros para subcuentas de retiro, cesantía en edad avanzada y vejez que hoy tienen las Afores y el Infonavit y que los trabajadores del sector privado no reclamaron a los 70 años, así como lo que los empleados públicos aportaron para su retiro en PENSIONISSSTE y para vivienda en FOVISSSTE pero no han solicitado o no soliciten al llegar a los 75 años.
De acuerdo a información oficial tan sólo esos ahorros de los trabajadores permitirán una bolsa inicial de 40,000 millones de pesos, a administrarse por el Fondo de Pensiones del Bienestar que será un ente paraestatal administrado por el Comité Técnico y en el que el Banco de México será fiduciario.
La reforma obliga a las Afores, al Infonavit, a PENSIONISSSTE, FOVISSSTE o “las administradoras donde estén” a transferir esos fondos no reclamados de los de 70 y 75 años sin que haya resolución judicial y la transferencia será automática al cumplirse la edad señalada.