A partir de entonces, se comenzó a formar un modelo dual de atención educativa y de salud. En lo que se refiere a la educación, en el nivel básico (primaria y secundaria), esta fue prácticamente monopolizada por el Estado, aunque siempre hubo opciones educativas no gubernamentales, para quienes quisieran o pudieran educar a sus hijos e hijas en escuelas privadas.
Es en el nivel pre-universitario y universitario donde la acción de los particulares ha encontrado un mejor acomodo en México. En cuanto a calidad, el cosmos de universidades y escuelas privadas se puede dividir en tres categorías: 1) las de alta calidad, incluso a nivel competitivo global, 2) las de mediana calidad y 3) las que no cumplen con los estándares mínimos para el aprendizaje.
Del lado de las universidades públicas, la taxonomía es similar: existen colegios de élite junto con universidades de masas como la UNAM, donde hay islas de extraordinario rendimiento académico. El Presidente, López Obrador, ha agregado otra dimensión: universidades sólo de nombre, donde no hay prácticamente ningún criterio de calidad y la evaluación es inexistente.
Ante esta realidad, lo primero que hay que buscar es elevar el nivel académico, tanto de las instituciones públicas como las privadas. Para ello, se necesitan al menos dos cosas: primero, una reconsideración del paradigma educativo mexicano y, segundo, el incremento dramático de la inversión en educación.
El objetivo debería ser elevar el nivel académico a todo lo ancho y largo del sistema educativo, tanto en escuelas privadas como públicas.
Un camino a explorar consistiría en crear un sistema de financiamiento a estudiantes de ambos sistemas (público y privado) para que ellos elijan la institución educativa donde mejor les convenga estudiar. En este sentido, existen varias experiencias. Un ejemplo de ello sería establecer un sistema de "vouchers", como se ha puesto en práctica en algunos Estados de la Unión Americana, que han probado tener éxito ya que los estudiantes que recurren a los mismos en el nivel básico (primaria y secundaria) y pre-universitario, tienen una mayor probabilidad de acceder a una universidad. La idea es otorgar ayuda financiera a alumnos que quieran estudiar en escuelas privadas de buena calidad, desde la primaria hasta el nivel post-universitario.