“Lo anterior refleja que, dentro de los 10 países con más fallecimientos a causa de la covid-19 en el mundo, las niñas y los niños de México han sido los más afectados en cuanto a la pérdida de cuidadores primarios y secundarios”, explica la autora Carla Angélica Gómez.
Desde el gobierno federal, la iniciativa que surgió para atender a los menores con algún grado de orfandad por la pandemia fue un convenio entre la Coordinación Nacional de Becas Benito Juárez y el Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (SNDIF) para otorgarles becas de 800 pesos mensuales.
Pero no basta con un apoyo económico, explica la psicóloga particular Pilar Martínez. La pérdida de los cuidadores principales, el impacto a la salud mental, el cierre de escuelas, entre otros aspectos, han marcado al mundo y, en particular, a las niñas, niños y adolescentes. Estas infancias vivieron a muy temprana edad un duelo importante y deben enfrentar el reto de encontrar resiliencia para seguir. Requieren apoyo socioemocional y, por ahora, en las escuelas y servicios de salud públicos es una tarea pendiente.
“Aunque digan lo contrario, los más jóvenes y pequeños quedarán marcados por la pandemia y nuestro deber es acompañarles”, subraya.
Las redes familiares
El uniforme blanco sobre la cama. Esa es la imagen más presente en los recuerdos que Karla tiene sobre su madre, una enfermera de Michoacán que murió en mayo de 2020, tras contagiarse de covid-19. Cuando se alistaba para ir al hospital, la enfermera y madre de 48 años colocaba el uniforme en la cama mientras se bañaba.
Karla, a quien su familia pidió modificar el nombre, quedó en orfandad a los 16 años. Su tía Isabel y su abuela materna, desde entonces, se hacen cargo de su cuidado.
“Estaba hecha pedazos", comparte Isabel, de 45 años. Ella también es enfermera, pero abandonó la profesión después de la muerte de su hermana, porque su familia temía un nuevo contagio y otra pérdida.