De acuerdo con el semáforo económico de México Cómo Vamos , al tercer trimestre de 2022 se tiene un crecimiento de 4.3.% y se han generado más de un millón de empleos al mes de noviembre del mismo año, los cuales nos llevan por buen camino para atender el déficit generado por la pandemia, aunque aún hay que impulsar a los estados que no logran recuperarse.
Además, a inicios de diciembre, en la Comisión Nacional de Salarios Mínimos (Conasami) se acordó aumentar el salario mínimo general de manera importante, pasando de 172.87 pesos a 207.44 pesos para 2023, lo que nos encamina más hacia una Nueva Cultura Salarial, que ponga al centro a las personas, buscando alcanzar la línea de bienestar familiar.
Sin embargo, la inflación ha sido uno de los principales retos de la economía mexicana (y para el entorno global) en este año. Rumbo al cierre de 2022 se ubica en 7.80, impactando directamente la canasta básica, los insumos y productos, y aunque la cifra es alta, gracias al acuerdo de unidad entre Gobierno y sector empresarial se ha evitado que la inflación esté en doble dígito.
Otro factor complicado ha sido la incertidumbre debido a las Consultas en el marco del T-MEC solicitadas por los gobiernos de Estados Unidos y Canadá que siguen sin resolverse y probablemente impliquen llegar a un panel, instancia que implicaría mayor incertidumbre para las inversiones, la posible imposición de aranceles y alto riesgo para nuestra competitividad.
El T-MEC es un instrumento muy importante para impulsar el crecimiento de la que, ahora, es la región más competitiva del mundo, por ello necesitamos abrirnos al diálogo y fortalecer nuestras relaciones comerciales, en lugar de debilitarlas.
En el presupuesto público tenemos otra área de oportunidad, pues aunque la inversión publica se incrementa para 2023, se ubica en 3.8% del PIB, sin alcanzar la meta de 5% que permitiría detonar un crecimiento sostenido, además de que debería estar diversificada en sectores y regiones.