Según crónicas periodísticas, hubo tres hilos conductores en las distintas intervenciones:
1) la idea de que una ola de gobiernos socialistas inunda el continente americano y es necesario que la derecha se una para frenarla;
2) una férrea defensa de la vida desde la concepción, la familia tradicional y los valores del cristianismo, y
3) el convencimiento de que la mayoría de partidos de derecha son blandengues y no representan al conservadurismo, por lo que es necesario que endurezcan sus posiciones. En suma, los integrantes de la CPAC coinciden en que estamos frente a una crisis moral, política y social: en una palabra, civilizatoria.
El fundador de la asociación Viva México, Eduardo Verástegui, fungió como anfitrión del evento. En su discurso declaró: “Nosotros somos la verdadera derecha. Y aunque hay quienes dicen que también lo son, en realidad son lobos disfrazados de ovejas. Los conservadores somos la verdadera derecha, y nunca vamos a negociar con quienes no defiendan a la familia y la vida antes de la concepción. (…) De nosotros, para allá, todo está a la izquierda”.
Si bien sus alcances son limitados, la función de la CPAC es articular a las derechas radicales de todo el mundo en torno a las mismas agendas, las mismas preocupaciones y las mismas ideas. Sería un error sobredimensionar el poder de este foro para cohesionar a las derechas, pero sería una equivocación igualmente grave pensar que la reunión en México fue un evento insignificante.
Desde una perspectiva internacional, la reunión fue importante porque mostró el nivel de la crisis civilizatoria que las derechas duras perciben. Ven a una sociedad cada vez más decadente, corrompida y desviada de los valores cristianos. Piensan que su libertad religiosa está bajo asedio. Consideran que el comunismo ha encontrado una vía para capturar a las instituciones democráticas y hacerse del poder. Creen que hay muy pocos políticos listos para enfrentar esta realidad. Se sienten indefensos.
En resumen, la CPAC demostró el grado de radicalización que están alcanzando distintas manifestaciones del conservadurismo. Como se ha visto en distintos momentos históricos, cuando una corriente política o un movimiento social percibe niveles tan altos de decadencia social y asume que está frente a una amenaza existencial, entonces se decide a tomar acciones extremas para combatir los peligros reales o inventados y, así, restablecer el orden. El trumpismo en Estados Unidos y el bolsonarismo en Brasil, con sus respectivas negativas a reconocer los resultados electorales, son ejemplos ilustrativos.
En el ámbito interno, la CPAC tampoco fue un evento trivial. De acuerdo con crónicas periodísticas, se observó fuerte presencia de elementos de distintas corrientes de la Iglesia Católica en el evento y hubo una misa de inauguración.