En la mesa inaugural del Expansión Summit de septiembre pasado ( https://bit.ly/3Xk68F3 ), Ricardo Monreal sostuvo, a propósito del proceso electoral del 2024, “téngalo por seguro, vamos a estar en la boleta”. Gonzalo Soto le preguntó “¿en cuál boleta?”. Monreal se sonrojó, entre divertido y contrariado, advirtiendo el repertorio de alternativas que la precisión de Soto desdoblaba. Sonriendo, respondió que “en la boleta final, donde vas a poder votar”. Mariel Ibarra insistió, “¿en la boleta presidencial o en otra boleta?”. En el auditorio se oyeron carcajadas, los tres integrantes del panel rieron y Monreal aprovechó para salir al paso con un par de bromas. Al final remató, sin resolver la duda, “bueno, es que hay que ponerle humor. Si uno mantiene el escepticismo o hace caso de la crítica o el cuestionamiento en la política, le puede dar un infarto. Mejor hay que tener calma y buen humor frente a lo que viene”.
La apuesta de Monreal
Fue un momento memorable, no solo por la diestra esgrima que desplegaron el político y los periodistas sino por la capacidad que mostró Monreal. Por un lado, para admitir con gracia la ambigüedad de su posición como disidente con ambiciones; y, por el otro, para contrastar su disposición dialogante con la actitud sectaria de López Obrador y su “corcholata” Sheinbaum. Y es que el senador actúa como si no necesitara la aprobación del presidente ni mimetizarse con él para ser candidato de Morena. La suya es una aspiración instalada en uno de los flancos más vulnerables del lopezobradorismo, tener “la arrogancia de sentirse libre”. Haciendo de la necesidad virtud, Monreal busca reivindicar el valor de la autonomía al interior un movimiento cada vez más entregado no a la lealtad sino a la abyección.
No sabemos bajo las siglas de qué partido ni por qué cargo competirá el todavía senador, pero este fin de semana supimos al menos con qué tema intentará proyectarse hacia el 2024: la reconciliación. En un evento en la Arena México ( https://bit.ly/3ExRbHc ), Monreal se presentó como un “luchador técnico” que quiere “jugar limpio” y “ganar a la buena”. Condenó la polarización como un “veneno” que “genera desconfianza entre nosotros, incluso en nuestras relaciones más cercanas”. Y advirtió que “destruir a un país, con división, descalificación, no tarda más que un instante, un abrir y cerrar de ojos. Sin embargo, reconstruir y reconciliar es más lento y requiere paciencia”.
En ningún momento dijo que se va de Morena, mas su discurso no sonó –en la forma ni en el fondo– como el de alguien que se vea representando al oficialismo. Fue, más bien, el discurso de un hombre de partido que no se asume obligado a plegarse ante el presidente, que habita la contradicción de ser un morenista que discrepa cada vez más abiertamente con el autoritarismo de López Obrador. Sonó, en todo caso, como la voz de un opositor que está dando la batalla desde dentro aunque sabe que ya tiene un pie afuera. ¿Otro gallo cantaría si fuera el beneficiario del favor presidencial? Muy probablemente, pero no es el caso.
Su mensaje tiene, a grandes rasgos, dos destinatarios. Unos son los abandonados, los maltratados, los traicionados, en fin, los decepcionados por uno u otro motivo que ya no están dispuestos a seguir tragándose los sapos que les sirven a diario López Obrador y su desgobierno. Los otros son las oposiciones, urgidas tanto de liderazgos inclusivos que puedan aglutinarlas, como de una escisión en las filas del lopezobradorismo que les ayude a volverse más competitivas. La reconciliación monrealista les viene “como anillo al dedo” a unos y otros.
Hace año y medio escribí en este mismo espacio que Monreal se estaba perfilando para convertirse en el López Obrador de López Obrador ( https://bit.ly/3OojHzk ). Hoy lo reitera y sigue avanzando en ese sentido. No es evidente, en este momento, por dónde pasa la ruta que puede llevarlo de la coordinación de la bancada de Morena en el Senado a una candidatura relevante y competitiva. Está claro, sin embargo, cómo va a jugar y cuál es su apuesta.
__________________
Nota del editor:
Las opiniones de este artículo son responsabilidad única del autor.