El padrón actual de votantes supera los 93 millones. Sin embargo, la baja participación le cuesta demasiado dinero al país. Cada voto realizado en 2021 fue de casi 300 pesos.
Desde que llegó al poder, el presidente López Obrador ha sido un férreo crítico del Instituto Nacional Electoral. Prácticamente lo ha acusado de ser el culpable de que nuestras elecciones sean tan costosas, denunciando un mal manejo presupuestal y una excesiva carga de prerrogativas a los partidos políticos.
La tensión entre el gobierno federal y el INE ha ido creciendo fuertemente, lo que ha provocado que el instituto busque explicar a los ciudadanos de forma detallada en qué gasta cada peso. Defiende que ha ahorrado dinero al gastar menos en oficinas centrales y que una parte esencial de ese gasto ha ido a las oficinas distritales. Y los rubros que han crecido son los de fiscalización, actualización del padrón electoral, vinculación con los organismos públicos locales electorales (OPLEs) y organización de procesos electorales locales.
Esto se debe a que las reformas electorales que han sucedido después de cada elección federal han adicionado nuevas tareas al INE; en particular, asumir la organización de las elecciones locales. Pero incluso con estos incrementos, el gasto electoral está concentrado en la actualización del padrón electoral y la expedición de credenciales de elector, que representa más del 30% de su presupuesto anual.
Conozcamos el nuevo debate nacional, pues estará centrado en la reforma electoral que ha enviado AMLO a la Cámara de Diputados. El presidente busca implantar varios puntos y modificar la estructura electoral vigente, entre ellos:
- Eliminar el financiamiento público ordinario a los partidos políticos.
- Desaparecer al Instituto Nacional Electoral (INE) y crear, en su lugar, el Instituto Nacional de Elecciones y Consultas (INEC), como único órgano nacional encargado de organizar elecciones.
- Elección, mediante voto popular, de consejeros y magistrados electorales.
- Disminuir -drásticamente- el financiamiento público a los partidos políticos y eliminar las 200 diputaciones federales y 32 senadurías plurinominales o de representación proporcional.
La propuesta de López Obrador supone que dividirá fuertemente el debate en la Cámara de Diputados, pues prácticamente cada partido político -aliados al presidente y de oposición- tiene iniciativas totalmente contrarias, que van desde dar más presupuesto al INE e implementar el voto electrónico, hasta implementar la segunda vuelta electoral, entre muchas otras.