A través del diagnóstico realizado en conjunto por las Fuerzas Armadas Mexicanas y el Comando Norte de los Estados Unidos, se expone abiertamente que el Ejército Mexicano carece de “funciones y responsabilidades codificadas” para realizar tareas en grupo.
Dicho informe señala que ambos Ejércitos se tienen desconfianza, pues no consideran que la información que se comparten sea segura o correcta. Los estadounidenses señalan que es urgente una capacitación profesional, a fin de poder homologar capacidades.
Esta información trascendida llega en un momento muy complicado, pues los dos países siguen en la negociación del T-MEC, una versión actualizada del Tratado de Libre Comercio de Norteamérica (TLCAN), implementado en 1994 y que cambió las economías de los tres países con la eliminación de los aranceles a las exportaciones.
Pero las consultas para llegar a buen puerto siguen trabadas y el mismo embajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar, ya señaló que “de no resolverse –las controversias- en ese nivel avanzarían a un panel de expertos”, lo cual podría retrasar todo el proyecto, que lleva años sin concretarse al 100%.
Para algunos expertos económicos, Estados Unidos tiene desconfianza de las tajantes reformas que el presidente López Obrador quiere implementar antes de dejar su gobierno. No serían cambios mínimos, el gobierno de Joe Biden parece sorprendido de los movimientos que hace su homólogo en temas como materia eléctrica, petrolera, en el manejo del litio y la fuerte intención de darle mucho más poder al Ejército.
AMLO ha insistido en varias ocasiones que defenderá la soberanía del país frente a nuestro vecino del norte, de que somos el socio comercial más importante. En la rueda de prensa mañanera del pasado martes, el Ejecutivo refirió el artículo 89 de la Constitución, que “es producto de una larga histórica de buenas relaciones, de agresiones a nuestro territorio, de humillaciones, de sangre, de martillo, de los daños causados por la guerra”.
Dicha actitud, acompañada de un panorama internacional adverso con una desaceleración mundial de los mercados, inflación generalizada, tasas de interés en niveles de inéditos, una pandemia que se rehúsa a terminar y una guerra entre Rusia y Ucrania, tiene efectos en todas las economías del mundo, donde México y Estados Unidos simplemente no llegan a un acuerdo energético, y hacen cada día más tensas las negociaciones.
Ante esta situación, es interesante la renuncia de Luz María de la Mora, quien estaba encargada justamente de las consultas del T-MEC por la política energética. Ahora, sin Tatiana Clouthier, y de De la Mora, se acaba un ala moderada dentro de las negociaciones entre países, pues es bien entendido que la nueva secretaria de economía, Raquel Buenrostro, buscará respaldar fielmente la corriente ideóloga de López Obrador, aunque esto pudiera retrasar acuerdos o mantener el mal humor de Estados Unidos y Canadá a la negación del gobierno de la llamada 4T por dar un paso atrás a las polémicas reformas.