La organización económica reporta que en 2021 los tres países con más horas promedio de trabajo son latinoamericanos: México (2,128 horas al año), Costa Rica (2,073) y Chile (1,916); en contraparte, los países con menos horas promedio de trabajo son Alemania (1,349 horas al año) y Dinamarca (1,363). Los germanos laboran 779 horas menos que lo que trabajamos aquí.
Muchas horas trabajadas, sin embargo, no necesariamente se reflejan en mayor productividad laboral como ocurre con nuestro país. Esta se mide a través de dos variables, la producción total (PIB) y el tiempo de trabajo (horas hombre). Las cifras de la OCDE muestran que los países en los que una hora de trabajo contribuye más al PIB son Irlanda, Noruega, Francia y Estados Unidos y en el otro extremo se encuentran México y Chile.
Al mismo tiempo, considera que la productividad implica trabajar de forma más inteligente no en trabajar más intensamente, lo cual se refleja en la capacidad de producir más mejorando la organización de los factores de producción, debido a nuevas ideas e innovaciones tecnológicas.
En los países que presentan más altos niveles de productividad laboral se ha observado una mayor transferencia de tecnología hacia las micro y pequeñas empresas, participación de mujeres en la economía, incentivos a la capacitación y educación de calidad, gasto en ciencia y tecnología, participación de las pymes, formalidad laboral y competitividad de los mercados.
Antes de poner en marcha acciones dirigidas a fomentar la productividad, deben generarse las condiciones necesarias para la recuperación del empleo perdido durante la crisis sanitaria.
En 2020 se perdieron 114 millones de puestos de trabajo en todo el mundo. La mejoría ha sido lenta aunque venturosamente consistente: Estados Unidos ha recuperado por completo los 22 millones de empleos que llegaron a perderse en los primeros meses de la pandemia, aunque ello no vaya en sintonía con el crecimiento económico. En julio la tasa de desempleo de Estados Unidos se ubicó en un 3.5% su nivel más bajo en 50 años.
En el caso de México el comportamiento es similar: al segundo trimestre la tasa de desocupación fue del 3.2% (4.2% un año antes) pero con un incremento del empleo informal. Los hombres desocupados sumaron 1.2 millones; por su parte las mujeres desocupadas fueron 767,000.
En cuanto a crecimiento económico en el vecino país, durante el segundo trimestre de 2022 el PIB real disminuyó 0.6% a tasa anual. Aquí en cambio avanzó 1.9% en términos reales en el mismo periodo.
En Estados Unidos hay un mejor desempeño del mercado laboral, pero una ralentización de su economía; en México, las dos variables presentan una condición favorable hasta ahora.
Es bien sabido que la productividad es clave para el crecimiento económico y la competitividad. Para lograrlo hay que sortear varios escollos en la actual coyuntura; salvo algunos sectores como el automotriz o la industria agroalimentaria, en las últimas dos décadas no han soplado vientos favorables para el sector productivo del país.