¿Qué son los cuidados? En algún momento de nuestras vidas, todas las personas necesitamos de apoyo y cuidados, especialmente niñas y niños, personas adultas mayores y personas con enfermedades crónico-degenerativas, además de personas con limitaciones físicas o mentales permanentes que requieren de la ayuda de otras personas.
Desafortunadamente ha habido una asignación asimétrica de esta carga de trabajo sobre nosotras las mujeres, que resulta en un incremento de las tareas domésticas no remuneradas. La sobrecarga de estas tareas muchas veces hace incompatible la rutina con empleos formales orillando a las mujeres a desempeñarse en la informalidad. Las labores domésticas y los cuidados se empalman y hacen difícil la disponibilidad de contar con tiempo para buscar un empleo.
El trabajo doméstico no remunerado es fundamental en la economía nacional. De acuerdo con el Inegi, durante 2020 el Trabajo no Remunerado de los Hogares (trabajo doméstico y de cuidados en el hogar) fue equivalente al 27.6% del PIB nacional (6.4 billones de pesos).
En su comparación por sexo, en el trabajo doméstico no remunerado para el propio hogar, las mujeres reportamos 30.8 horas promedio a la semana mientras que los hombres registraron 11.6 horas.
Esta situación está generando crisis social y frenando el desarrollo. Los cuidados podrían aligerarse y redistribuirse si los propios integrantes de la familia, las empresas, el Estado y la sociedad, estuvieran sensibilizados y participaran de forma activa y responsable, y si se les proveyera de infraestructura y servicios públicos. Se estima que en México el número de hogares tutelados por mujeres alcanza el 25% que, en su mayoría, no tienen ninguna posibilidad de generar ingresos permanentes.
Debido al confinamiento durante la pandemia, fuimos las mujeres quienes contribuimos al sostenimiento de la economía por la sobrecarga de actividades y labores que implicó atender y cuidar a todas y todos los integrantes de la familia; fuimos las más afectadas por la pérdida de empleo tanto en el sector formal como informal y en áreas de uso intensivo de mano de obra femenina.
La incorporación de las mujeres al mercado laboral en igualdad de oportunidades generaría círculos virtuosos: los hogares que ellas encabecen contarían con ingresos adicionales que mejorarían la economía familiar y se reduciría gradualmente la brecha salarial. Aunado a ello, el empoderamiento económico contribuye a la disminución de la violencia de género económica.
Es cierto que implementar y regular una política de cuidados es una obligación del Estado, pero eso sólo será posible si se cuenta con la concientización y la participación del sector privado para alcanzar ese propósito como un aliado estratégico.
La corresponsabilidad social involucra a cuatro actores principales: el Estado, el mercado laboral, la comunidad y las familias, que en conjunto deben garantizar la reproducción y la provisión de bienes y servicios a la sociedad, en particular, los relacionados con el derecho de las personas de satisfacer las necesidades de atención y cuidados de quienes integran los hogares.