El censo de población que se levantó en Estados Unidos durante 2020 arrojó datos con múltiples lecturas en términos demográficos y políticos. Hace unos días se actualizaron los referidos a la población hispana, el grupo con mayor crecimiento, que se focaliza en un determinado número de condados de los 3,140 de ese país.
#ColumnaInvitada | Hispanos en EU: motor de crecimiento económico
La Oficina del Censo reporta que en 1990 la comunidad hispana en Estados Unidos fue de 22.6 millones de personas; en 2010 se ubicó en 50.8 millones y en 2020 fue ni más ni menos que de 62.1 millones, un aumento importante del 23% respecto a la década previa, en comparación con otros grupos étnicos que alcanzaron el 4.3% a nivel nacional.
En 2020 los latinos constituyeron el 19% de la población de Estados Unidos. Una década atrás la proporción fue del 16%. Aunque es significativo, en términos políticos persiste el interés por acotar el peso y la influencia de ese sector.
Hace unos años, el entonces presidente Donald Trump instruyó al Departamento de Comercio (encargado de realizar el censo) incluir en el cuestionario una pregunta sobre la ciudadanía de cada persona. En junio de 2019 la Suprema Corte negó al gobierno esa solicitud. Previamente, diversos movimientos por los derechos civiles se lanzaron en contra de esa iniciativa que tenía el propósito de indagar el estatus migratorio de cada residente.
Existía la clara intención de la administración Trump de subestimar a los migrantes, limitar su participación política y acotar su representación en el Congreso estadounidense.
Tres estados gobernados por republicanos se encargaron de invisibilizarlos. Arizona, Florida y Texas, que conforman el denominado Cinturón del Sol que han contado tradicionalmente con una alta tasa de población hispana, dedicaron nulos esfuerzos económicos y de difusión para promover una alta participación en el censo con el propósito de invisibilizarlos, ya que sus resultados se utilizan para determinar y redistribuir los distritos electorales de cada estado para el Congreso.
Un análisis del Centro de estudios Pew Research Center subraya que el crecimiento numérico de la población hispana fue mayor en los condados con una significativa presencia de ese origen, aunque la tasa de crecimiento fue mayor en los condados con poblaciones hispanas más pequeñas.
El número de hispanos aumentó significativamente en el condado de Houston (363,000), Miami (233,000) y Phoenix (222,000), mientras que las tasas de crecimiento fueron más altas en condados ubicados en estados con poblaciones hispanas más pequeñas (Dakota del Norte, Georgia y Louisiana). En los condados de McKenzie y Williams en Dakota del Norte la tasa de crecimiento hispana fue de 1000% y 794%, respectivamente.
El Pew atribuye ese crecimiento exponencial a las fuentes de empleo disponible en esos estados que obliga a un desplazamiento gradual de dicha población. Es decir, los latinos de Estados Unidos se han estado alejando de los estados con poblaciones históricamente grandes. En números absolutos, los condados que siguen teniendo mayor población hispana son Los Ángeles (4.8 millones), Houston (2 millones), Miami (1.8), Chicago (1.4) y Phoenix (1.3).
La significativa presencia de latinos en determinados estados tiene varias razones, una de ellas se asocia a la hospitalidad y reconocimiento que les dispensan los gobiernos locales. Las áreas metropolitanas de Los Ángeles, Chicago, Nueva York y San Diego, gobernadas por demócratas, se han consolidado como ciudades santuario gracias a políticas que prohíben a sus corporaciones policiacas perseguir a personas por su estatus migratorio y limitando la cooperación con autoridades federales de inmigración.
En la consecución de esas políticas y la visibilización del latin power han sido determinantes acciones impulsadas por algunos líderes prominentes, como las del primer alcalde hispano de Los Ángeles, Antonio Villaraigosa o Alexandria Ocasio-Cortez, la mujer más joven en la historia del Congreso o el exsecretario de Vivienda, Julián Castro, y lo mismo debe decirse de la jueza de la Suprema Corte, Sonia Sotomayor propuesta por Obama, o en la actualidad Miguel Cardona, Isabel Guzmán, Xavier Becerra y Alejandro Mayorkas, los dos últimos miembros del gabinete de Biden.
Los aportes económicos, sociales y culturales de la comunidad hispana en Estados Unidos son sobresalientes. El PIB que genera representa el octavo lugar en todo el mundo. Su participación en la fuerza laboral es cada vez más relevante y fundamental para sostener al país; son un motor de crecimiento poblacional que está en camino de contrarrestar el déficit demográfico y las recientes generaciones son trabajadores jóvenes, con mejor educación y mayores ingresos que sus antecesores.
El discurso sobre los latinos debe abandonar la narrativa de Trump y dar un giro hacia sus contribuciones y aportaciones económicas. Siguen abriendo brecha y por eso admiro, admiramos y debemos valorar su tenacidad en la adversidad.
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Nota del editor: la autora es titular de la Unidad de Enlace Legislativo y Relaciones Instituciones de la ASF.
Las opiniones de este artículo son responsabilidad única de la autora.