En noviembre del 2012, 2,300 consejeros formaron el primer Consejo Nacional de Morena. Un momento histórico para la construcción del partido que lidera la presidencia de la República, la mayor cantidad de gubernaturas, Congresos locales y el Congreso de la Unión. Además, es un franco favorito para ganar nuevamente la silla presidencial en 2024, cualquiera que sea la candidata o el candidato.
Un golpe de realidad
A partir de que López Obrador llegó al poder, en el 2018, la situación ideológica ha cambiado drásticamente. Quizá no en los decretos que están inscritos en su plataforma o declaración de principios, pero sí en el día a día, pues la auto proclamada “cuarta transformación” ha abandonado la intención de convertir al país en socialista para mostrarse en el centro del espectro político y así gobernar de forma pragmática; una forma de responder a problemas inmediatos de manera más acorde a “sus datos”.
El movimiento busca que las reacciones sean funcionales para su misión como organización: seguir ganando elecciones, en todo el territorio nacional, para afianzar su régimen.
Ante la inmensa cantidad de políticos de corriente conservadora, provenientes del PRI y PAN, que se han sumado a la corriente obradorista, el presidente de regeneración nacional responde seguido que Morena es plural, pues se consagra en sus principios que: “Morena es un espacio abierto, plural e incluyente, en el que participamos personas de todas las clases sociales y de diversas corrientes de pensamiento, religiones y culturas”.
Sería interminable detallar cada una de la polémicas y contradicciones en la que ha caído la 4T, desde su formación como un pequeño partido de oposición, pero que hoy gobierna al 46% de los mexicanos (58 millones de personas).
Pero ante la constante violencia por parte de los grupos del crimen organizado y la tardada, inoficiosa e inoperante acción del gobierno federal, el Ejecutivo ha tenido que hacer un cambio de 360 grados para cambiar drásticamente de estrategia. La idea es darle no más, sino todo el poder al Ejército para que puedan enfrentar a los salvajes narcoterroristas que tienen sumido al país en el caos.
Para esto el presidente enviará el 1 de septiembre la iniciativa preferente para la adscripción de la Guardia Nacional a la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena).
López Obrador fue efusivo en declarar: “Es la iniciativa que voy a enviar el 1 de septiembre y que hay oposición de los conservadores que no quieren aprobar nada, ni esto, ni algo todavía de mayor beneficio para el pueblo”.
Esta próxima reforma va completamente en contra de los principios de “pacifismo” que AMLO prometía en 2010, cuando se oponía tajantemente a que el Ejército estuviera en las calles.
Cambio drástico
En 2012, tanto Mario Delgado y Citlalli Hernández (actual secretaria general de Morena) hacían campaña en redes sociales con la insignia: “No a la militarización”. Hoy sus argumentos son claramente opuestos y dicen apoyar totalmente a su líder.
El pasado 29 de agosto, uno de los líderes morales de la izquierda en México, Cuauhtémoc Cárdenas, fue invitado a la plenaria de la bancada del Grupo Plural del Senado. Ahí el excandidato a la presidencia fue severamente crítico al señalar que López Obrador no es de izquierda, pues no observa que haya una verdadera defensa de la soberanía nacional ni una estrategia efectiva de combate a la desigualdad.