Lamentablemente, la falta de experiencia y necesidad son condiciones de vulnerabilidad que llevan a las víctimas a caer con tratantes que les mantienen bajo amenaza, en condiciones sanitarias e inhumanas, con trabajos de sol a sol por muy poca paga.
De acuerdo con el “2º Reporte anual. Trata de Personas. Riesgos tras la Pandemia. Enero 2021-Junio 2022”, elaborado por el Consejo Ciudadano en el marco del Día Mundial contra la Trata de Personas que se conmemora el 30 de julio, las ofertas de empleo con fines de explotación laboral se presentaron mayormente en Baja California y Sonora e iban dirigidas a trabajadores de maquilas y cosecha, así como a quienes se dedican a la elaboración de objetos decorativos y venta de alimentos.
En el caso de la mendicidad forzosa, el análisis de los datos de la LNCTP revela que las principales víctimas son las y los niños de entre cuatro y seis años, y quienes los obligan a realizar esta actividad son sus propios familiares. Lo mismo pasa con los matrimonios forzosos: todos son acordados por quienes tendrían que proteger.
La utilización de menores de 18 años en actividades delictivas, sobre todo por parte del crimen organizado, se ha convertido también en una problemática creciente en el contexto de la desaceleración económica provocada por la pandemia.
La velocidad de adaptación de redes delincuenciales a dinámicas que combinan lo virtual con lo presencial obliga a incentivar, con inteligencia y asertividad, una ecología de la seguridad donde autoridades, organismos como el Consejo Ciudadano y la ciudadanía ponen manos a la obra para prevenir y combatir esta forma moderna de esclavitud.
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Notas del editor:
El autor es Presidente del Consejo Ciudadano para la Seguridad y la Justicia de la Ciudad de México ( @elconsejomx ).
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